Just do it....
"Just do it" es una expresión que hemos escuchado o leído seguro en alguna ocasión y que viene a significar un "sólo hazlo", en el cual se anima a la gente a que actúe, a que deje de lado esa actitud pasota y de conformismo, por la cual no crecemos en ningún caso como personas. No progresaríamos sin actitud y ganas de mejorar y las cosas serían muy diferentes si en vez de movernos y luchar por lo que queremos, nos sentáramos delante de la televisión, a fumar y tomarnos un café, mientras impasibles observamos que todo pasa ante nuestros ojos, sin entrar en el "juego".
Pero es que con esta expresión no vengo a promocionar a Nike por supuesto que no, por mucho que la marca la haya usado en diversos anuncios, y que en palabras del creador de esta empresa, dice que viene a describir a Nike por completo. No vengo a comentar esto, sino que vengo a comentar algo mucho más importante que ver cómo corredores no paran de entrenar cada día para llegar más lejos, para batir los records del Mundo en cada campeonato, o para demostrar que la velocidad es completamente entrenable y mejorable.
Voy mucho más allá de lo que podemos recordar, y es que este artículo hablará de una experiencia que pude vivir junto con tres compañeros más hace exactamente un día, en la ciudad de Wrocław. Y es que decidimos viajar a esta ciudad desde la nuestra Łódź, por motivos culturales y para ver a una de las ciudades dicen más bonitas de Polonia. Pero es que lejos de contar mi viaje, que ya llegará ese momento, he tenido que parar en los demás temas del blog, para contar esta historia que todavía mientras escribo esto hace que se me pongan los pelos de punta.
Porque creo que es mucho más importante para crecer en todos los sentidos hablar de este tipo de historias (me encanta hacerme el interesante creando una introducción amplia para crear misterio), y no simplemente de lo que hago en mi día a día o del gimnasio al que voy (que por cierto no voy); pues he tenido la suerte de viajar a esta hasta hace poco desconocida ciudad, con tres personas que no sólo hablan y viven para divertirse, sino que tienen mucho más que mostrar y de qué aprender, y es por ello que gran parte de las conversaciones que hemos tenido en estos últimos dos días y medio han sido sobre el cómo vemos al Mundo y qué podríamos hacer para mejorarlo. No sólo desde el punto de vista político, sino también desde el económico y sobre todo partiendo de una conclusión en la que todos estabamos de acuerdo que era la de que el problema que teníamos actualmente era la falta de valores en la sociedad.
Podíamos discutir sobre qué sistema era más o menos justo como son el Comunista y el Liberal en diversos aspectos, pero lo que teníamos claro era que hacían falta unos valores fundamentales que tuvieramos todos, para que cualquier sistema pudiera funcionar. Da igual si tuvieramos un gobierno demoocrático o una dictadura del proletariado, pues sin esos principios, todo se iría a pique.
Los principios de los que hablábamos eran el del respeto y la tolerancia que llevarían a que la libertad pueda ser ejercida en todo su esplendor y no alocadamente; lo que nos permitiría tener un verdadero estado en el que todas las personas fuéramos iguales ante la ley. Sin respeto a las normas y a las personas, y sin esa tolerancia que hace que sea lo diferente que sea una persona, podamos tratarla como se merece; todo estaría perdido.
Pero es que el protagonista de esta historia nos enseñó a mi parecer algo mucho más importante, y era la actitud que define la frase "just do it". La compañera del viaje era fiel defensora de que no todos pueden llegar a tener un trabajo digno o una vivienda digna y de que si partes como muchas personas en el Mundo, desde el punto más bajo que es estar en la calle sin casa, es practicamente imposible llegar a algo en la vida. Yo defendía que con actitud todo se puede, que una idea te abre las puertas al éxito y que si quieres, puedes. Porque las cosas pueden estar muy mal actualmente, pero tenemos los medios para poder cambiarlas: un cuerpo y un cerebro; y con ello podemos mover montañas si queremos. Nadie puede parar el pensamiento de uno, y en esa intimidad interior de cada uno, podemos llegar a inventar o crear cosas fascinantes. Sólo hace falta observar a nuestro alrdedor y diciéndonos a nosotros mismos "yo puedo", pensar hasta llegar a alguna solución para salir de donde estemos. Porque claro que hay problemas imposibles de superar, como pueden ser el hecho de no tener visión, o no tener piernas; lo cual te hace tener un hándicap en contra en la sociedad, muy grande; pero es que también pensamos muchas veces que es imposible salir de ahí aun estando en plenas condiciones mentales y físicas.
Estabamos comiendo en un comedor de la ciudad de Wrocław, cuando casi terminando se sienta un hombre de unos cincuenta años de edad a nuestro lado. Nos miraba todo el tiempo mientras comíamos como esperando el momento de intervenir, pero nosotros seguíamos a nuestra comida. Llegó un momento en el que se sacó unas bolsas de su chaquetón y empezó a sacar lo que llevaba dentro. Decir también, que tenía un aspecto desaliñado, barba enorme, no olía demasiado bien y claramente por su ropa y sus manos muy negras, vivía en la calle. Era lo que comúnmente conocemos como un vagabundo, pero él era especial.
Se sacó nada más y nada menos que unas veinte medallas, ante nuestra mirada atónita sin saber muy bien qué estaba pasando. Fue entonces cuando comenzó a enseñarle a uno de mis compañeros de viaje las medallas en cuestión y le fue explicando primero mirándolo a él y después a los cuatro que estabamos allí, el origen de ellas. Corría maratones, pero no sólo los corría, sino que los ganaba. Llegó a tener una medalla de correr en diez días, diez maratones, cosa que muy pocos en el Mundo podrían hacerlo, y eso que él como decía, vivía en la calle, era vagabundo y tenía unos cincuenta años de edad.
Estábamos perplejos y al principio la verdad es que no nos creíamos la historia. Claro que era raro también que haya podido robar tantas y tantas medallas, por lo que simplemente estábamos confusos. Fue cuando empezó a contarnos algo de su historia y verdades como puños, que si cada uno se pusiera a investigar, llegaría a las mismas conclusiones que él. Verdades que pocas personas conocemos, quizás por ignorancia o simplemente porque los medios de comunicación no quieren que las sepamos. Pero antes de meterme en esas verdades sorprendentes que quisiera compartir con vosotros, debo contar un poco de su vida.
De primeras decir que este vagabundo conocía al menos cuatro idiomas, y es que no sólo era polaco y por supuesto hablaba el idioma natal, sino que además nos hablaba en inglés, había estado siete años en Alemania trabajando y encima cuando no recordaba alguna palabra complicada en inglés, pues nos la decía en francés, que dominaba sin contemplaciones. Todo eso nos decía que no era un hombre cualquiera, y que era un hombre culto y preparado. Algo le debió ocurrir para haber llegado hasta ahí, es la duda que nos saltó a todos, en aquel momento.
Pues empieza contando que Polonia y la ciudad en cuestión Wrocław, cuando él era joven y aun estaba el partido comunista al poder, no hacía más que tratar mal a los que con sus cualidades y actitudes eran algo importante en el país y en el plano internacional. Trabajaba en una empresa de cine y música y cuenta cómo un día estando en su trabajo (tenía un alto cargo), debido a que sus ideales no estaban con los del partido comunista, vinieron dos enormes polacos y le tiraron por la ventana desde un cuarto piso. Ni él sabe como sobrevivió y no le pasó nada, sólo unos rasguños, pero que le abrió la mente para saber que tenía que irse de ese país. No tenía libertad de expresión ni de acción, y es que a los mejores de cada campo en el país, los trataban fatal y a alguno incluso los metían en la cárcel; por lo que no podía seguir por mucho más tiempo allí.
Fue entonces cuando no con pocos problemas emigró a Alemania, donde las cosas una vez superada la segunda guerra mundial y bien entrado el siglo, pues parecía estaba mejor, al menos en el lado no comunista. Y fue cuando trabajando para una compañía de música durante siete años, siguió culturizándose y mirando a su alrededor si todo lo que veía era cierto o no. Observaba que los medios de comunicación sólo exponían las noticias que les convenía, ocultando otras tantas que nadie se enteraría que existe, de no ser por investigación propia y fue allí en Alemania cuando comenzó a darse cuenta de lo que se había convertido Polonia. Era un país sin libertad, un país en el que si no creías lo que decía el partido en el poder y no hacías lo que te mandaban, o bien acababas en la cárcel o bien muerto. Pero claro, la gente que no ha visto más cosas pues no se termina de dar cuenta de este estado de no libertad y si de propaganda.
Continuará..... pues la historia aun le queda mucho por contar y no quiero un mega-artículo enorme e interminable.
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Comentarios (6 comentarios)
Alberto García hace 11 años
es la persona mas grande que he conocido....the boss
Anthony Power hace 11 años
Sin ninguna duda, inolvidable
Ilona Shkvarska hace 11 años
lo llevaré acabo just do it
Anthony Power hace 11 años
Es una gran actitud
Marti Iriondo Martinez hace 11 años
grandes consejos...
Anthony Power hace 11 años
Gracias Marti