¿Ir con pareja o sin pareja en Erasmus? 4º part
Siguiendo el tema de los últimos post, sobre si ir o no con pareja en Erasmus, he de comenzar con la frase con la que acabé el último post: cuando te entran dudas sobre tu pareja estando de Erasmus, la racionalidad hay que apartarla a un lado y dejar que comande el corazón. Deja que hable por ti, él te dirá que debes hacer.
¿Qué significa esa frase? Significa que calcular pros y contras, o bien analizar distintos puntos de vista, a estas alturas, deja de tener sentido; pues no tienes ese tiempo estando de Erasmus, como para ponerte a ello. Todo lo que debes saber ya te lo dijo el beso y los días que tuviste con tu pareja y por lo tanto es eso mismo, y no otra serie de asuntos, los que tienes que tener en cuenta. Si eres sincero con tu pareja llegado a este punto del encuentro, todos lo agradeceréis.
Pero oye Antonio, se pasan los meses, todo va perfecto; he visto a mi pareja en Navidades y la verdad es que nos ha sentado genial. Además hemos cambiado un par de matices que nos molestaban el uno al otro y sinceramente creo que terminaremos el año juntos. Pues cuidado amigo, ya que no hay que descuidarse, y sí en cambio, hay que seguir luchando durante todo el año. Y es que lo que a muchos les pasa llegados a este punto es el relajarse demasiado, y por ello, empiezan a descuidar a sus parejas, ya que parece que todo se va a pasar de un momento a otro y te piensas que por consecuencia, ya no hace falta dedicarle el mismo tiempo que antaño.
Hay una fórmula matemática en la que algún científico intenta demostrar que el amor no es para siempre, y es que para no poner símbolos abstractos, sólo diré que la clave de esa fórmula se encontraba en una constante, que era el esfuerzo. Y claro, mientras mantengas el esfuerzo como constante que es, por la pareja, todo irá perfecto, pero con el paso del tiempo, esto que a simple vista, parece coser y cantar, ya no lo es, y cada día se torna más y más complicado hacerlo. A todos nos gusta lo difícil, el reto, y una vez que conseguimos a la pareja que queríamos, podemos llegar a aburrirnos de ella, y aunque aburrirnos de nuestra pareja parezca exagerado, sí puede ser cierto, que conforme pase el tiempo, nos constará más y más aquellos detalles que antes salían sin darnos cuenta.
Y es que en realidad esfuerzo como tal no es (o no debería ser mejor dicho), pues un esfuerzo significa que nos cuesta, y hacer cosas por la persona que amamos, no debería costar nada; debería salir de manera totalmente natural, por lo que el problema en sí no termina siendo tan grave como parece. Tranquilidad, no debes currártelo cada día, cada vez que veas a tu pareja, y prepararle la mejor comida que probó nunca. Simplemente lo que nos quiere decir este famoso científico ("James Murray"), no es otra cosa que tengamos cuidado con las relajaciones y el dejarse llevar, porque en una relación si uno no la va alimentando poco a poco, al final se va erosionando.
La cosa está en que el año no es eterno, y al final entre que os veis, llegan los examenes y por fin el Verano, pues todo habrá acabado y ahora ya sólo quedaría la esperada fase 3.
Fase 3: Etapa post-Erasmus.
No todo ha acabado aquí, habéis aguantado un año duro, a muchos kilómetros de distancia el uno del otro, echándoos de menos en muchos momentos; y a pesar de esta maravillosa noticia (el cual no todo el mundo consigue llevarse); ahora llega una menos buena y es que no todo ha acabado aquí; ya que toca lidiar con la vuelta al país de origen y el acostumbrarse de nuevo a tratar mucho más a la otra persona.
Hay que darse cuenta, de que llevas 10 meses fuera, en los que has visto muy pocas veces a tu pareja, y que a pesar de los viajes, sabías perfectamente el día de vuelta a la realidad que no era otra, que el saber que tu compañero está bastante lejos de ti en su día a día. ¿Y qué me quieres decir con esto? Pues quiero decir, que uno se ha acostumbrado a algo, y ahora se lo quitan; y toca volverse a acostumbrar a otra cosa nueva, y eso siempre cuesta.
Da igual que sea mejor o peor la situación de ahora, el problema está en que los cambios nos cuestan y el retornar a un estadío anterior de nuestras vidas, pues también. Hay gente que me dice: "Antonio, no tienes razón, porque si el cambio es a mejor, no pasas esa racha rara en la que echas de menos lo anterior". Sí y no; porque os digo una cosa, a quién no le ha pasado que ha tenido que cambiar el móvil porque ya tocaba y te regalan uno por cambiarte de compañía; escoges uno muchas veces mejor que el que tenías, con su pantalla táctil, cámara de bastantes megapíxeles, android, etc; pero llegan los primeros días y piensas "ufff, como echo de menos mi otro móvil". Era más grande, tenía menos funciones, pero es que ya te lo conocías a la perfección; y ahora otra vez pasas esa época en la que te quejas por lo poco que dura su batería, te quejas porque tarda más en iniciarse, te quejas porque los mensajes con teclado táctil son más difíciles de hacer. Te quejas por todo, y eso que tienes mayor número de facilidades ahora, pero claro, es que no te has acostumbrado aun. Deja que pasen unas semanas, o quizás meses, y entonces a ver quién cambia uno de esos galaxy por un nokia con su serpiente mítica (sé que alguno saldrá con que lo cambiaba, pero no llegarían al 5%).
Una vez leí en el periódico, que el tiempo para acostumbrarnos a un nuevo hogar era el de 9 meses. Que mal calculada que está la Erasmus que dura para los que se vayan el año entero, justo justo 10. Tiempo suficiente para no sólo cogerle cariño a la ciudad, sino acostumbrarte a ella. Y el ver ese sitio como un hogar, no hace más que causarte problemas más tarde cuando te vuelves de allí. Porque, sí bueno, en España puede hacer mejor tiempo, mejor comida, mejor agua y mejores lo que quieras, pero siempre encontrarás otra cosa por pequeña que sea, por la que digas: "Pues, esto en España no lo hay, y lo echo de menos de allí".
Sabiendo esto, no es de extrañar que la vuelta cueste tanto a la gente que se va de beca Erasmus, y que alguno que otro incluso pues se quede allí por tiempo indefinido. Más de un caso conozco, y tiene su sentido.
Transladando esto al tema de la pareja, la clave está en que si bien se llega con ilusión, al poco tiempo se empieza uno a replantear que ese no es su sitio; y aunque de primeras podía echar de menos el país de vuelta, sus amigos, su pareja, etc; rápidamente y sin darse cuenta, cree que todo aquello era una farsa, y que no se siente cómodo tal y como va a ir su "nueva vida". Tus amigos te empiezan a hacer menos gracia, casi no aguantas a tu pareja, y ni hablar de tus padres; que no te alzen la voz un poco, porque si no se llevan una discusión, la mayor parte de las veces, estúpida.
Pero la buena noticia, es que este periodo de confusión y rechazo a lo nuevo dura según los expertos unas 3-4 semanas y que tras ello, se vuelve a ser como antes y a ver las cosas como las veías antaño. Si se pasa ese periodo aun conservando la pareja, se atisbará un futuro prometedor, que aunque nunca se sabe hasta dónde se puede llagar, por ahora, no ve fecha de acabarse.
La clave de esas semanas es ser paciente. Comprender que tu pareja acaba de llegar y se tiene que hacer con todo de nuevo. Quizás te hable mal a veces o te trate mal, pero ahí tienes que tener un poco de ojo, y esperar a que las cosas se calmen, porque no tiene mucho sentido que tras un año de aguante, se eche todo a la borda por unos días malos, que crearán discusiones estúpidas. Espera (¿más? ¡Sí!), y verás los resultados, pudiendo disfrutar de tu pareja.
¿Moraleja de la historia?
Lucha por lo que quieres porque nadie lo hará por ti. Demuestra lo que vales en cada cosa que hagas, pues en cada cosa que hagas muestras algo de ti, porque aunque no olvides, debes perdonar, y es que queda aun mucho que vivir, ¡mucho! pero..... sabes qué? Que el primer paso para ser feliz es respetarte a ti mismo y hacer que te respeten, sin respeto no hay nada; no hay confianza, no hay sinceridad y todo lo bueno acaba, pues desde el momento en el que ni tú mismo te respetas, lanzas al exterior un lazo para que los otros tampoco lo hagan y al final sufres principalmente tú, pero también los que te rodean y quieren. Por eso por mucho que quieras a una persona y por muy bien que te encuentras con ella, siempre hay que hacerse valer, como humanos que somos, porque todos somos dignos y todos merecemos una oportunidad; pero para ello, comienza por ti mismo, acéptate, quiérete y luego lucha por mejorar.
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