El Mundo al Revés sin Fran Perea

Estamos equivocados. Tanto los estudiantes Erasmus, como los Séneca, como los Internacionales como los autóctonos. Todos. Nos equivocamos en todo. No vemos que en realidad...
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Las madres no llevan al parque a sus hijos para que jueguen. Lo que realmente ocurre es que los niños llevan a sus madres al parque, para que hablen y despotriquen a gusto. Mientras, para no aburrirse, las esperan jugando.
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Las personas no sacan a sus perros de paseo. Son estos los que, para romper la monotonía de sus amos, les ofrecen la excusa perfecta por la que salir a la calle a dar una vuelta.
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Los mosquitos no nos impiden dormir. Somos nosotros los que les impedimos (Pregunta simpulso: ¿si es impiden por qué no es impidimos?) dormir a ellos.
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Nosotros no leemos libros. Los libros nos leen a nosotros y toman notas sobre cada uno.
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No vemos la TV. La TV nos ve a nosotros y nos vacía la mente para poder llenarla de imágenes, cada cual más innecesaria y absurda que la interior.
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Los políticos no hablan (por tanto no mienten). Escuchan al pueblo, que les dice lo que tienen que hacer.
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La moda no influye. Los guays ya no siguen la moda, ahora la moda les sigue a ellos. Mundo en blanco, ¿qué harían? ¿qué pasaría si el rebaño fuera el que tuviera que guiar al pastor?
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Los alumnos suspenden a los profesores, que enfadados les insultan vía nick-msn.
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Los niños del Tercer Mundo se ríen de los capitalistas porque se mueren de hambre, mientras ellos comen a la carta todos los días.
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La lluvia cae hacia arriba, las balas van hacia atrás, los golpes son implosivos (autodestructivos), y las bombas al explotar sueltan humo de colores, los insultos son traducidos por un ente mágico que los transforma automáticamente en bonitas palabras de amor, las palabras de amor son directamente hechizos, y las miradas no pueden matar, pero sí enamorar.
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Los sueños pueden hacerse realidad pulsando un botón, y la realidad puede hacerse sueño de la misma manera.
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El mal mayor es ahora mal menor y el mal menor es bien, y el bien no existe porque pasa a ser lo normal, y lo malo siquiera es bueno ahora.
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Y volvemos a sentir cada día la emoción que sentíamos en el colegio cuando era viernes y a última hora teníamos educación física (gimnasia)...
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Y ante los problemas sólo se nos ocurre decir... Hakuna Matata...
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Suerte y salud.

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