Día 7: explorando Amstelveen y los alrededores
Miércoles. Tercer día de la semana. Hoy tenía clase de nuevo, en concreto "Internet Governance". No tenía ni idea de dónde me estaba metiendo cuando escogí esta asignatura; no es que fuera un salto a ciegas, es que me empeñé en utilizar pértiga y todo. Pero la cuestión es que me llamó tanto la atención (no deja de ser un título exótico para un clásico estudiante de Derecho de una clásica Facultad de Derecho española), que no pude resistirme a curiosear...6 ECTS de curiosidad, ni más ni menos.
Y lo más triste es que me siento decepcionado. No es una asignatura complicada; aunque, claro, una asignatuta sin contenido, difícilmente puede ser complicada. Resulta que es un área tan nueva que no existen normas que estudiar o criticar, sólo problemas aún sin resolver que originan endless debates. Pues en eso consiste la asignatura en sí: en discutir cualquier principio en el que los estudiosos del tema se hayan puesto mínimamente de acuerdo. Y yo que había escogido esta asignatura para ver si me quedaban algunas cosas claras (sí, además de para curiosear) respecto a esa 4ª dimensión que es para mí Internet y la tecnología en general...
Sin embargo, aun y todo, lo que más me chocó de la asignatura no fue (la falta de) el contenido, sino la clase en sí. Seremos como unas 50 personas (nuevamente, 80% holandeses), y ningún español, por supuesto. La cuestión es que me recuerda al instituto, y no tendría que hacerlo: no es sólo que estemos en la universidad, es que estamos en una universidad holandesa ("!Que Holanda es serio, chicos!", como diría un antiguo profesor que ahora me viene a la mente). La gente habla sin para y pasan de la profesora, ésta tiene QUE LLAMAR LA ATENCIÓN A LOS ALUMNOS e incluso parar la clase a veces... Aunque tampoco es que la profesora sea como para ponerle un estatua en la plaza del Ayuntamiento (¿Dam?), pues tendrá como apenas 6 años más que yo. Con esto no quiero decir que por temas de edad no debería ser nuestra profesora, sino que ésta en concreto (ni zorra de cómo se llama) se ve que es buena en lo suyo..., lo que pasa es que Internet Governance no es lo suyo. En sus propias palabras. Tiene mucha mano izquierda y, precisamente porque es joven, tiene de su lado la baza de ser enrollada y tal, pero esto como mucho puede durar un par de semanas... Cosa que parece que ella misma ha comprendido también, porque en las últimas tres sesiones hemos tenido charlas por parte de una eurodiputada, de la representante de una ONG y de otro profesor invitado. No es que quiera ser (más) malo, pero han sido 14.000 veces más interesantes que sus clases. ¿Quizás si añade un piscolabis como incentivo podremos tener más clases productivas?
Una vez destrozada su yugular (¡Nicole!, me acabo de acordar de su nombre), quería añadir que la clase también se comporta como en una versión universitaria del Txikipark. Cualquier chorrada que se les ocurre, la sueltan. Es lo malo de que las clases sean tan (sólo) interactivas. Cualquier comentario que no viene al caso es atendido, reflexionado y discutido con la profesora... quien parece que se ha dejado los filtros en casa (junto con la tesis relacionada con Internet). En serio, a veces tengo que taparme la cara con las manos de la vergüenza ajena que paso. De hecho, estoy pensando seriamente en comentar en la próxima clase el fascinante hecho de que si pone un huevo entre dos ordenadores, acaba friéndose: estoy seguro de que iniciaré un debate acalorado.
Bueno, por suerte hacía un tiempo fantástico aquel día. No lo digo de coña: no sólo NO LLOVÍA, sino que hasta me puse pantalones cortos, que para algo los traje... aunque ahora ocupen un espacio desproporcionado en el diminuto armario DUWO se molestó en agenciarme. Y nada mejor que aprovechar el radiante sol de septiembre que pasarme la tarde en el Ayuntamiento.
En el Ayuntamiento de Amstelveen, porque resulta que no vivo en Ámsterdam, sino en un municipio limítrofe. De hecho, creo que los barbudos señores de la RAE (sí, he dedicado tiempo a imaginar que los sabios de la lengua castellana llevan todos barba) se fijaron en Amstelveen para redactar la definción de "límitrofe". Es todo una continuación de urbanizaciones desde el centro de la ciudad, pero justo cuando pasas un pintoresco puencillo de madera sobre el canal de turno, sorpresa ¡cartel de "Bienvenidos a Amstelveen"!. Bueno, imagino que pone eso. Que no me importaría ni lo más mínimo porque es también un pueblo precioso, si no fuera porque el Ayuntamiento (y el centro de la ciudad en general) se encuentran EN EL EXTREMO OPUESTO del campus de Uilenstede. Bueeeeeeeeeeno, seamos razonables, a unos 10 minutos en bicicleta. Pero son 10 minutos que mi culo no tendría que soportar.
Pues nada, a pesar de haberme apuntado con claridad la ruta en un post-it, me perdí de todas formas. Y, al final, un simpático matrimonio en bicicleta (pues no es lo mismo que un simpático matrimonio de caminantes) me acompañó hasta la misma puerta del edificio. No es que no se lo agradezca, pero, cuando me pierdo (porque me ocurre con frecuencia, sí) y me "salvan" de esta manera, nunca entiendo cómo es que hay personas que no tenían otra cosa que hacer más que llevarme a mí a mi destino. O quizás es que me lo creo mucho. O que tiene mejor corazón que yo. O ambas cosas, es lo más probable.
Y aún así, encontré la manera de perderme en la propia plaza del Ayuntamiento. ¿Cómo voy a saber yo que un edificio gris, triste y de lo más corriente era el principal edificio del pueblo? Al menos en Bilbao tenemos un poco de categoría: un enorme palacio de principios del siglo XIX al borde de la ría (¡que somos de Bilbao!). Y manda narices que le pregunté a una señora sentada en la plaza EXACTAMENTE DELANTE del Ayuntamiento a ver dónde quedaba y me dijo que no tenía ni idea de cómo podía llegar hasta allí desde donde estábamos. Obviamente, me estaba vacilando con algún retorcido sentido del humor holandés. ¡Si hasta ponía "Gemeente Amstelveen en un gigantesco cartel! Claro que por entonces yo no sabía lo que significaba.
Al menos hice los trámites muy rápidamente y me quedo el resto de la tarde libre para pasear por el GIGANTESCO parque al oeste de Amstelveen. Ya he ido en dos o tres ocasiones y sólo he explorado aún como una décima parte. Aunque, ¿qué se puede esperar de un parque que llama a su laguna interior "Mar de Amsterdam" y que tiene otro "pequeño" estanque donde se celebran competiciones de remo? Por alguna razón recibe el nombre de "BOSQUE de Amsterdam. Tengo miedo de que si un día me propongo recorrerlo de cabo a rabo termine en Bélgica.
Cuando iba de camino al "parque", me encontré con Giulia, mi compañera de piso italiana y, ni corto ni perezoso, me junté con ella cual parásito y ahí nos tumbamos los dos con sus amigas a disfrutar del sol... y de los apuntes. Es curioso cómo recuerdo aquella primera tarde con ella, hablando prudentemente de las clases porque era el único tema que podíamos compartir, y cómo ahora nos vacilamos mutuamente sin parar. Todo es diplomacia y cuidado en los primeros días, y esa vez casi nos cuesta la salud. Tan poco nos conocíamos por entonces, que ninguno quiso ser el primero en obligar a los demás a retirarnos del parque, a pesar de que el sol hacía rato que se estaba escondiendo y hacía un frío respetable.
Creo que aquella fue mi primera ocasión real para socializarme en todo lo que llevaba en Amsterdam. Bueno, la primera en la que no había alcohol por medio.
- Metedura de pata del día: cuando estés criticando a alguien en voz alta, asegúrate de que nadie a tu alrededor entienda tu idioma.
- Moraleja del día: aunque el sol sólo salga un momento, viste de corto. Es increíble el positivismo que te puede llegar a dar una cosa tan simple como llevar pantalones cortos.
- God bless: los biciclistas ociosos.
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