Degustación de haggis (primera parte)
Todo aquel que tiene un conocimiento básico de Escocia sabe que el kilt es una prenda tradicional escocesa y el haggis es el plato estrella, aunque no el único. Ahora bien, el turismo en este país no ha dejado de incrementar desde que Braveheart supuso la mejor estrategia de márketing del país: gente de todas partes del mundo empezó a visitar Escocia creyendo que verían los mismos paisajes que los de la película; no obstante, desconocían que Braveheart se grabó en Irlanda. Sea como fuere, Escocia empezó a ser un destino popular del Reino Unido. De hecho, el turismo se convirtió en uno de sus principales sectores, por lo que las opciones que ahora hay allí para todo turista que se atreva a explorar el país son infinitas. Lo mismo sucede con el haggis. ¿Acaso los españoles no tenemos la tortilla y la paella por todos lados y, más aún, por las zonas turísticas? Los escoceses han hecho lo mismo con el haggis: podrás encontrarlo allá donde vayas. Eso sí, con probarlo una vez no bastará, ya que la calidad del haggis varía drásticamente de una punta de una calle a otra, de una ciudad a otra, o de un pueblo a otro. Por eso, en esta sección, dividida en dos partes, os hablaré de los dos establecimientos que más me gustaron para comer haggis y los dos que menos me gustaron durante mi viaje a Escocia con cinco amigos de la universidad.
LOS MEJORES PLATOS DE HAGGIS QUE PROBÉ
EL BAR ARCADE (EDIMBURGO)
Este bar con una facha de color entre amarillo y verde pistacho, situado en la calle Cockburn de Edimburgo, puede que no destaque en un primer momento más que por su color. De hecho, mis compañeros y yo habíamos pasado varias veces por ahí y no se nos había ocurrido entrar. No obstante, un día que vagábamos por el casco antiguo de la ciudad buscando un lugar para desayunar, pasamos por Arcade. Me acerqué para ver si había algo que pudiera gustarnos y he de decir que di en la diana. Lo primero que nos gustó del lugar fue la carta expuesta en una de las ventanas del local. Para desayunar, tenían el típico desayuno escocés servido en una sartén, huevos benedictinos, huevos florentinos, huevos Ben Navis, huevos “Royale” y el típico bollo de Glasgow relleno de patata, salmón ahumado o beicon y patatas. No obstante, si vas en otro momento del día, verás que también hay entrantes, platos principales, menús de mediodía, postres, tés, whisky, etc. En la carta también ponía que si se va en grupos de seis, cobran un 12,5% más por el servicio, así que si vais justos de dinero y sois muchos, tenedlo en cuenta. Asimismo, cuando entréis, veréis que se trata de un sitio muy acogedor: tiene unas mesas amplias, sillones con mesas redondas, una chimenea pequeña y encantadora y un servicio muy amable.
Aquí probé el mejor haggis de todos los que probé. Y no es de extrañar, ya que en el exterior ponía “Arcade: ¡el mejor haggis de Edimburgo!”. No sé si era mera propaganda, pero desde luego, yo no lo probé mejor. Cuando volví a casa, estuve mirando lugares por Internet para comer el mejor haggis y apenas salía Arcade. Si esto significa que hacen el haggis aún mejor en otros sitios, creo que debería coger un vuelo ya mismo. Nosotros seis solo probamos dos de los platos propuestos: el desayuno escocés y los huevos Ben Navis, todos con haggis. Todos, excepto un compañero, optamos por la segunda opción. Que no os sorprenda, el desayuno era pesadísimo: llevaba beicon, salchicha, tiras de patata frita, champiñones, alubias haggis, morcilla negra (el típico “black pudding”), huevos y tomate con tostadas. Decir que este plato era una bomba para el estómago es quedarse corto. La sartén en la que lo sirvieron todo era bastante grande y algo peligrosa: muchos de nosotros pensamos que alguien iba a golpear el mango sin querer y todo el desayuno iba a salir volando. Por lo tanto, llevad cuidado si vais con gente torpe, nunca se sabe qué puede pasar. En cuanto al sabor del desayuno, solo he de decir una cosa: IMPRESIONANTE. El haggis de Arcade está delicioso, te lo comas como te lo comas. Si quieres un verdadero desayuno escocés (solo si tienes un estómago de hierro por la mañana), guarda unas nueve libras y dirígete a Arcade. Siempre puedes rebajar el desayuno después dándote un paseo por la Royal Mile (“Milla Real” en español).
En cuanto a mi elección personal, yo opté por los huevos Ben Navis, ya que por mucho que me gustara el haggis, no soy de esas personas que tienen un estómago bastante fuerte por la mañana. No obstante, ¿cómo no iba a pedir haggis aunque fuera en menor cantidad? Estos huevos (hechos de una forma que jamás había visto) me los sirvieron encima de unas tostadas cubiertas de haggis con salsa holandesa por encima. Creo que en mi vida he tenido una reacción tan notoria a la hora de comer. Simplemente aluciné. De hecho, intenté degustar cada trozo como si fuera el último porque intuía que no lo iba a probar así en otros sitios. A día de hoy, después de tantos meses, puedo decir que fue el mejor desayuno de mi vida y, aunque os parezca curioso, a menudo pienso en él. Después de vivir tanto tiempo en un país en el que el desayuno típico es un café con una mísera tostada con tomate, me da un poco de reparo presumir de la gastronomía de española. Además, allí probé un espectacular chocolate caliente (sí, sé que no pega con el haggis pero no iba a perder la oportunidad) con nubes de azúcar que me sirvieron con una cuchara de lo más rara. No hay nada mejor que una bebida así antes de patearte la fría Edimburgo por la mañana.
Si queréis saber más sobre este establecimiento, pinchad aquí.
THE FORTH INN (ABERFOYLE)
De camino al lago Katrine, hicimos una pequeña parada en un encantador pueblo llamado Aberfoyle, un lugar que destaca por la naturaleza que le rodea, la tranquilidad y la simplicidad de su arquitectura. De hecho, hay poco que hacer que no sea relajarse y admirar la belleza de los alrededores. No obstante, tiene algunos establecimientos que te llamarán la atención: un local de lana escocesa (The Scottish Wool Centre), una estación de ferrocarril antigua, una cafetería (Liz McGregor’s Coffe Shop) y, finalmente, lo más relevante para esta entrada: The Forth Inn.
Este establecimiento, como Arcade, puede llamarte poco la atención desde el exterior. De hecho, nosotros no habríamos entrado sino fuera porque nuestro conductor de autobús nos dijo que servían unos bocadillos de haggis magníficos (o “haggis panini” como los escoceseslos llaman). Una vez que entramos, descubrimos un sitio muy acogedor y con poca luz lleno de gente del pueblo. El lugar era bastante simple, pero teniendo en cuenta nuestro presupuesto, no queríamos nada más. Nos bastaba con comer algo decente para seguir con nuestro tour por los Trossachs. Según leí después, también ofrecían alojamiento y desayuno, pero nosotros no lo sabíamos pues comimos rapidísimo y no nos dedicamos a explorar.
Lo cierto es que comer con prisas fue un error, aunque no teníamos elección, ya que la carta estaba muy bien. Allí servían desde salmón ahumado, pan tostado con queso de cabra y costillas de cerdo a hamburguesas de haggis, nachos, pastel de carne, ensalada con pasta, bocadillos de haggis, salmón o pollo; sopas, diversas tartas, etc. Si pasáis por Aberfoyle y queréis comer barato: ¡id a The Forth Inn! La comida no solo estaba exquisita, sino que además los camareros fueron muy amables, serviciales y educados. De hecho, como teníamos que irnos rápidamente, les preguntamos si era posible llevarnos la comida y automáticamente el servicio se puso manos a la obra para servirnos rápidamente y ponerlo en las cajas para llevar.
En Aberfoyle comí, posiblemente, el tercer mejor haggis de los cuatro que probé que Escocia. Como insistía en disfrutar de dicha comida tanto como pudiera antes de volver a España, me pedí un bocadillo de haggis y ¡dios mío! Creo que fue uno de los mejores bocadillos que había probado en mucho tiempo. El pan, a pesar de no ser rústico o algo excesivamente elaborado, estaba muy bueno y dejaba que el haggis destacara por completo. Curiosamente, cuando ingieres cierta cantidad de haggis, te puedes sentir pesado o el sabor te puede parecer muy fuerte, pero con este bocadillo no fue así. El haggis estaba excelente. Eso sí, si comes poco, lleva cuidado, ya que el bocadillo es enorme. De hecho, diría que medía un palmo y medio y, además, el servicio fue muy generoso con la cantidad de haggis. He de admitir que esta no fue la forma más tradicional de comer haggis, pero volvería a hacerlo sin dudarlo. Quizá vuelva al lago Katrine y aproveche para comer de nuevo en The Forth Inn. Eso sí, si voy, intentaré que sea sin prisas, ya que no pude hacer fotos a los bocadillos de haggis.
Si queréis saber más sobre establecimiento, pinchad aquí.
En conclusión, los dos establecimientos que más me gustaron para comer haggis fueron Arcade y The Forth Inn, el primero en Edimburgo y el segundo en Aberfoyle. He de admitir que, aunque yo diga que estos fueron los que más me gustaron, soy consciente de que probé muy pocos teniendo en cuenta la extensión de Escocia. Quizá, para aquellos verdaderos expertos en el haggis, mis preferencias sean ridículas, pero ¿cuánto haggis puedo probar en una semana? No mucho sino quiero parecer el famosísimo personaje escocés de Austin Powers (si no sabéis quién es, pinchad aquí). Si alguien conoce un establecimiento con un haggis impresionante, por favor, no dudéis en dejarlo en los comentarios. Algún día haré una ruta del haggis y, quién sabe, quizá lo documente aquí.
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