Cómo aprovechar las vacaciones de Navidad durante tu erasmus

Publicado por flag-es Elisa A.C — hace 6 años

Blog: Dá a día
Etiquetas: General

 

Si sólo dispones de a penas veinte días de vacaciones para pasar las Navidades en casa con los tuyos antes de volver a tu ciudad de destino erasmus, como era mi caso,es importante repartir bien el tiempo para hacer todo lo que has estado echando de menos durante tus primeros meses como erasmus fuera de casa.

A la mayoría, entre fiesta y fiesta, o no os habrá dado tiempo de echar de menos muchas cosas; pero ña verdad es que yo soy muy casera y echaba de menos cosas tan simples como estar sentada en el sofá de mi casa viendo una película con mi madre o pasar el fin de semana en nuestra casa del campo con mis padres viendo cómo mi padre planta en el huerto. También echaba de menos salir con mis amigos y tenía que repartirme entre los de Sevilla de la universidad y mis amigos de siempre en Huelva.

Además, tampoco iba a estar esos veinte días sin ver a mi novio, así que tenía muchas cosas que hacer.

Lo ideal es hacer ua lista con todos los planes pendientes porque entre una cosa y otra te acbas quedando en casa apalancado y no haces nada.

Yo llegué el día 19 de diciembre y ese mimso día ya tenía planeado un almuerzo familiar en Sevilla y por la tarde una cita con el dentista, que necesitaba una limpieza. De esta forma ya me ahorraba tener que volver a Sevilla y podía disfrutar de mi estancia en Huelva en casita jejeje.

El problema, como ya conté en su día, fue que mi vuelo llegó con muchísimo retraso, tanto que ya era más la hora de la cena que del almuerzo. Como consecuencia, también perdí la cita con el dentista, claro. Así que tenía que plantear de nuevo qué día volvía a Sevilla para una nueva cita. Os preguntarés por qué no voy al dentista en Huelva; pués es simple, es que el dentista familiar de toda la vida está en Sevilla y nos hace muy buenos precios. Sobre todo en estos tiempos de crisis es importante tener en cuenta cualquier tipo de descuento en lo que sea.

Así que eso, el primer día básicamente no se puede contar porque llegamos muy tarde. Aun así aproveché para ver a mi tía, mi prima y mis abuelos y nos quedamso un rato en casa de mis abuelos picando algo porque, claro, tampoco habíamos almorzado en condiciones en el aeropuerto.

Ya tenía planeado ir a la cena de Navidad con mis amigos de la universidad en Sevilla dos días después.

Podría haberme quedado allí el día 19 y así me hubiese ahorrado tener que ir de Huelva a Sevilla el mismo día 21, pero tampoco tenía nada que hacer allí; sin embargo en Huelva tenía muchos planes pendientes con mi madre, como terminar algunas compras de Navidad, envolver regalitos y, básicamente, pasar tiempo juntas que era lo que más echaba de menos.

Además, mi hermano había venido con mi madre a buscarnos en coche, así que lo mejor era irnos para Huelva. También estaba deseando ver a mi padre, que el pobre se quedó esperando que fuésemos a recogerlo al Corte Inglés a la salida, pero como habíamos llegado tan tarde nos fuimos directos para casa.

El día 20, tal y como yo quería, lo pasé con mi madre de compras para arriba y para abajo y por la tarde en casita viendo películas con palomitas y paquettios de matutano, que tanto había echado de menos.

El día 21 no tenía que irme a Sevilla hasta por la tarde, así que seguimos con compras navideñas toda la mañana. A última hora decidí irme en autobús, en lugar de en coche, así que mi hermano me dejó en la estación y me fui a Sevilla. La noche pasó estupenda con mis amigos, a los que hacía mucho tiempo que no veía, ya que no era sólo los meses que había estado fuera de erasmus, sino también los meses de verano que cada uno había estado en un sitio diferente y siempre se pierde más el contacto.

Con eso ya había cumplido uno de los objetivos de mi lista: volvler a ver a mis amigos de la universidad en Sevilla.

Con todo lo que tenía que hacer en esos veinte días, lo más probable era que no volviese a verlos, así que nos despedimos, no sin antes invitarlos a todos a hacerme una visita durante el resto de mi estancia erasmus jeje.

Al día sigueinte me hubiese gustado irme más temprano para Huelva, porque la verdad es que no había dormido mucho con esa intención. Tenía decidido no perder el tiempo durmiendo durante estas vacaciones, con todo lo que tenía que hacer.

Pero mi tía quería que nos fuésemos en tren, y con los poco horarios que hay tuvimos que esperar hasta las cinco y media de la tarde. Mientras llegamos a casa y no, ya eran las siete de la tarde. Así que fue un día bastante desperdiciado.

Al día siguiente vinieron mis abuelos porque la Noche Buena ya estaba cerca, y pensábamso pasarla todos juntos en nuestra casa del campo, que también pensaban venir mis tíso de Portugal con mis sobrinos pequeñitos.

Que mis abuelos pasasen esos días en Huelva me ahorró tener que dar otro viaje a Sevilla para ir a verlos; así podía disfrutar de ellos mientras seguía en mi casa para poder hacer el resto de cosas.

El día 24 por la mañana nos fuimos al campo para ir preparando las cosas, así que esa mañana no pude hacer nada más.

La noche de Noche Buena ya la conté, así que me salto esta parte. Pero nos lo pasamso muy ben y pude disfrutar un montón de mis dos sobrinitos pequeños, así que una cosa más que tenía que hacer durante las vacaciones ya la tenía hecha. Mi novio también estuvo conmigo, así que también fueron un par de días que pudimos disfrutar juntos.

La idea era volver el día 25 por la tarde a Huelva, pero mi padre decidió que nso quedásemos en el campo, así que mi tía con msi abuelos decidieron que ellos también se quedaban, en lugar de volver a Sevilla. Lo que parecía que iba a ser una tarde aburrida en el campo, acabó siendo una tarde súper divertida jugando a las cartas todos juntos, algo que hacía años que no hacíamos. Mi abuela decía que teníamso que ayudarla, que ella no se acordaba de cómo se jugaba a esas cosas, y resultó que nos acabó ganando a todos jajaja.

Entre cartas y copitas de ponche y licores típicos navideños fue pasando la tarde hasta la hora de irnos a dormir.

Mi padre trabajaba al día siguiente, así que nos levantamos a las seis de la mañana para volver a Huelva. Yo me quedé dormida en el sofá en cuanto llegamos porque estaba muerta de sueño jajaja

Ese día tenía pensado quedar con mis amigos de Huelva por la tarde, pero resultó que uno se había ido a La Coruña y el otro tenía problemas para quedar por un familiar enfermo, así que solo me quedaba una de mis mejores amigas para quedar. La verdad es que es a la que tenía más ganas de ver, y siendo dos era más fácil ponernos de acuerdo para quedar un día u otro. Al final decidimos quedar al día siguiente porque ella tenía que ir al gimnasio. Así que esa tarde la aproveché para quedarme en casa calentita con la copa puesta. Algunos lo llamaréis brasero, calentador…me refiero a este aparato redondo y calentito que se pone bajo la mesa camilla y que por alguna razón sólo existe en nuestra tierra. Lo echaba tanto de menos estando en Francia muerta de frío jajaja. Porque por mucho que caliente un sistema de calefacción, ya sea radiador o cualquier otra cosa, ninguno te deja los pies calentitos, y yo en invierno es lo que siempre tengo frío, así que estaba encantada pasando las tardes sentada en el sfá de mi casa con los pies calentitos jejeje.

Por fin conseguí ver la última película de la saga crepúsculo en español con mi madre. Pensaba que no me había gustado demasiado por haberla visto en el cine en francés y después en casa en inglés, pero la verdad es que la última es la película más mala de toda la saga. Pero bueno, mi madre todavía no la había visto y yo quería verla en español para ver si me enteraba mejor de algunas cosas, así que la vimos en casita, que conseguí descargármela en muy buena calidad, teniendo en cuenta que todavía estaba en el cine.

Al día siguiente quedé con mi amiga y aproveché para comprar el regalo de reyes de mi madre, que como no me había separado de ella no había podido ir todavía,y encargarle a mi hermano un regalo es un mundo para él jajaja, así que esperé al momento en que pudiese ir yo a comprarlo.

Pasamos una tarde muy buena poniéndonos al día de todo, después de esos meses sin vernos. Volvimos a casa para cenar y yo muy satisfecha por haber hecho una cosa más de mi lista de cosas pendientes por hacer. Después de eso, así en general, sólo me quedaba ver a una amiga de Sevilla, que no es de la universidad y no la había podido ver todavía, pero por lo demás ya había visto a todo el mundo que tenía pendiente.

Los días fueron pasando y me dediqué a disfrutar, sobre todo, de mi familia y de estar en casa, que sabía que sería lo que más iba a echar de menos al volver a Francia.

Mi madre y yo salimos casi todos los días a pasear o a comprar cosillas que hacían falta, como por ejemplo unas botas para lluvia y nieve que me ha comprado en el Decatlon para traérmelas a Francia y que son estupendas.

Cuando me di cuenta ya era fin de año y realmente sentía que el tiempo se me había pasado volando y sin hacer nada útil, aunque ahora em doy cuenta de que si lo aproveché bien.

La cena de Noche Vieja la pasamos solo mis abuelos, mis padres, mi tía, mi hermano y yo. Mis tíos se quedaron en Portugal porque venía más familia de mi tía política, mi novio se quedó en Albufeira también porque tenía que solucionar algunas cosas y mi prima se fue de viaje a Bolonia con su novio, que se lo habían regalado los padres del novio. Así que nos quedamos sólo unos pocos para la cena y mi hermano y yo salimos después, cada uno a acelebrarlo con sus amigos, como todos los años. Lo malo de este año es que llovía muchísimo, así que tuvimos que cambiar los planes y beber en unos soportales antes de ir a una discoteca de Huelva, donde parece que está la juerga este año; La Rebotica y Antiqua. No son muy grandes, pero la música está bien y el ambiente también. Como mis amigos no estaban muy disponibles para salir este año, salimos con los compañeros de clase de mi amiga, con la que había quedado el día anterior. Y la verdad es que me lo pasé realmente bien. Aunque volvimos sobre las nueve de la mañana, a la una yo estaba ya despierta. Además de que no conseguía dormir más, quería aprovechar el día, ya que era el único día de ms vacaciones que mi padre no iba a trabajar, además del día seis de enero, que es fiesta, claro.

Así que me levanté dispuesta a disfrutar de mi padre. Vimos el video de las bodas de plata de mis padres del pasado septiembre y el montaje con las fotos, que yo no lo había visto y la verdad es que estaba muy bonito. El video lo había hecho una compañera de mi padre y el montaje de las fotos mi tío, que es fotógrafo. Algunso se emocionaron mientras veíamos el video y las imágenes jejeje, es que estab todo muy emotivo y muy bonito.

Yo lo que no hice fue almorzar, porque con tanta resaca que tenía estaba un poco mareada todavía y tenía más fatiga que hambre; pero los acompañé a la mesa, para no perderme el primer almuerzo del año jeje.

Mis abuelos y mi tía se fueron esa misma tarde de vuelta a Sevilla, porque mi prima llegaba de Bolonia al día sigueinte y querían estar allí para recogerla del aeropuerto. Mientras tanto, mi padre se fue a dormir la siesta y mi hermano seguía durmiendo, así que mi padre y yo nos pusimos una película tranquilita, que mi cabeza no estaba en condiciones de pensar mucho jejeje, así que vimos el gato con botas, que es graciosa y ya la habíamos visto jeje.

Cuando mi padre se despertó se fueron a dar una vuelta y mi hermano y yo nos quedamso en casa. Daba gusto estar en casa como si fuese el típico domingo, había echado mucho de menos ese tipo de situaciones cotidianas en casa jeje.

Ya sólo me quedaban cinco días de estar en casa. Cuando me di cuenta no había hecho ninguna de las cosas importantes que me corrían prisa antes de volver a Francia, como ir al dentista, comprarme lentillas, ir a la peluquería, que tenía el pelo quemadísimo de los productos malos que uso aquí…

Así que al día siguiente me levanté temprano y pedí cita con el dentista; en Huelva, claro, porque ya era mucho lio irme a Sevilla. Por suerte, mi madre acababa de contratar un seguro familiar nuevo y nos cubre una limpieza gratuita al año, así que no tuve ni que pagar nada jeje. Me dieron cita para ese mismo día, así que conseguí solucionar un problema rápido. Esa misma tarde em fui al centro a encargar las lentillas, que no me llegarían hasta el día siguiente, pero fue otro problema que tampoco tardé mucho en solucionar. El día tres por la tarde, al volver de la óptica pedí cita para la peluquería, que también me dieron para el día siguiente por la mañana tempranito, así que otro problema menos. La verdad es que tuve suerte con todo esto, porque lo dejé todo para el final y todo me acabó saliendo bien.

El día cuatro, hablando con mi amiga para ir a ver la cabalgata juntas como todos los años, me contó que se había resbalado en su casa y se había hecho un enguince en el pie y que no estaba en condiciones para salir de casa. Yo había quedado esa misma tarde con uno de mis mejores amigos del instituto, así que en lugar de salir a tomar algo en la calle, decidimos ir a casa de mi amiga, que también es amiga de él, y así nos veíamos todos y le hacíamos compañía de camino.

La tarde fue estupenda, y ahí ya nos despedimos porque el día seis por la tarde yo volvía para Sevilla y al día sigueinte ya eran los Reyes, así que no iba a tener tiempo de volver a su casa a visitarla. Aproveché paa ver a otra amiga más que estaba en su casa pasando el fin de semana jeje, así que por lo menos había conseguido ver a casi todo el mundo, menos a mi amiga de Sevilla, que entre una cosa y otra no me había quedado tiempo para ir otra vez a Sevilla.

El día cinco volvieron mis abuelos y mi tía por la mañana para comer todos juntos. Por la tarde fui a recoger a mi novio a al estación de autobús, que venía de Albufeira, y fuimos todos a ver la cabalgata en frente del Hipercor, donde la vemos todos los años.

Mi prima llegó más tarde en tren, que fuimos a recogerla. Y mis tíos con mis sobrinos pequeñitos llegaron sobre la una de la mañana, después de ver la cabalgata de Sevilla, que es mucho más bonita, claro.

En mi casa, desde que éramos niños siempre lo hemos hecho de la sigueinte manera. Los niños nos íbamos a dormir y cuando mi padre volvía de preparar las rebajas en el Corte Inglés, sobre las dos de la mañana, nos despertaban y nos decían que ya habían llegado Los Reyes y ahí ya nos encontrábamos todos los regalos bajo el árbol. Y con los años, aunque hemos crecido, lo seguimos haciendo igual, aunque no nos vamos a dormir, claro. Pero lo ponemos todo bajo el árbol de Navidad y cuando llega mi padre a las dos de la mañana lo abrimso todo.

Como este año estaban mis sobrinos, no quisieron despertarlos porque estaban muy dormiditos. Pero abrimos los regalos todos los adultos y ellos abrieron los suyos por la mañana jeje. Cuando todo el mundo tuvo sus regalos abiertos y después de comernos un cachito de rosco de reyes porque a esa hora siempre entra algo de hambre, nos fuimos todos a dormir. Eran las tres y media de la mañana y mis sobrinos a las ocho y media ya estaban en planta haciendo ruido con sus juguetes, así que dormimos más bien poco, pero bueno. El día pasó muy rápido con toda la familia reunida, comimos, bebimos y sobre las seis de la tarde se acabó. Llegó el momento de las despedidas de nuevo porque me iba de vuelta a Sevilla para coger el avión al día siguiente. Encima esta vez tenía que despedirme de todo el mundo porque me iba sola en avión, cosa que tampoco había hecho nunca y estaba un poquitín asustada.

Pensé que esta vez conseguiría no llorar porque ya era la segunda vez y me había acostumbrado a estar en Amiens sin mi familia, pero no. No pude evitarlo y me puse a llorar al despedirme de mi madre otra vez. La noche en Sevilla pasó lenta, como todas las noches antes de coger un vuelo, no puedo evitarlo pero no me gusta volar.

Me levanté tempranito el día siete y mi prima y mi abuelo me llevaron al aeropuerto. Mi vuelo fue más o menos tranquilo, salvo por el aterrizaje, que fue lleno de turbulencias. Pero en fin, mi avión llegó bien. Cogí mi pedazo de maleta y mi maletita de mano, que pesaban unos 25 kilos entre las dos, y me fui a buscar el autobús que me llevaría a Amiens de nuevo. Ya en el autobús empecé a ver  mucha gente conocida; ya estaba claro que había vuelto. Al llegar a Amiens me cogí un taxi para poder llegar a casa porque no conseguía tirar de la maleta yo sola. No podía ser muy caro porque en coche mi casa está muy cerca de la Gare du Nord, así que debía ser carrera mínima. Cuando el taxista me dijo que eran siete euros fue el moemnto exacto en que me di cuenta de que había llegado a Francia. Estos precios desorbitados sólo los hay en este país. Le pagué al taxista y me encaminé en mi misión de subir las maletas hasta un tercer piso sin ascensor. Cuando por fin conseguí llegar arriba, después de dos paseos para poder subir las dos maletas, llamé a mi madre para decirle que había llegado bien y me quedé un rato sentada, pensando e intentando recuperar el aliento después de tanto esfuerzo.

Había vuelto a mi casa.


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