Cataratas Iguazú, lado argentino
¡¡Hola a todos!! En esta publicación os voy a hablar de las cataratas del iguazú en su parte desde Argentina.
Del lado de Argentina hay que andar mucho más que en el lado de Brasil, es mucho más grande e impresionante, sobre todo la atracción final, la verdadera garganta del diablo desde arriba en todo su esplendor.
Ese día nos levantamos a las seis y media de la mañana para estar allía a las ocho en punto que abría el parque y aprovechar bien hasta la seis de la tarde que cerraba. Hay varios senderos.
Circuito inferior
Empezamos por el circuito inferior, camino amarillo en el mapa.
Salto de las dos hermanas desde el circuito inferior. Después también se ve desde el circuito superior, desde arriba.
Pensamos que ese día teníamos que caminar mucho, pero no fue así, nos dimos cuenta en cuanto terminamos ese sendero, se nos había hecho súper corto y efectivamente, no fue tanto lo que tuvimos que andar como imaginábamos, fue muy llevadero y agradable, no hace falta estar en plena forma física para ver el parque de Iguazú argentino.
El nombre de este circuito es porque el recorrido es desde la parte de abajo de las cataratas.
Había que tener cuidado con no resbalar ya que había pasarelas metálicas y están todas mojadas por las cataratas y la humedad.
Circuito superior
Después de terminar el circuito inferior, proseguimos con el superior, el de color azul en el mapa, más o menos igual de distancia, igual algo más, pero también muy ameno.
En esta ocasión vimos los saltos del agua desde la perspectiva de arriba. En este circuito podemos ver el salto Bernabé Méndez, dedicado a un guardabosques que murió enfrentándose a unos cazadores furtivos y también al salto San Martín, el segundo más alto y caudaloso después de la gargante del diablo. Este segundo circuito me gustó más.
Era increíble la especie de cortina de humo que se formaba a partir de la fuerte caída del agua de las cataratas, después caía y pareciera que estaba lloviendo.
Sendero Macuco
Después de los circuitos inferior y superior, nos dirigimos al sendero Macuco, siete kilómetros en total ida y vuelta, el camino se me hizo un poco largo pero es que el destino es maravilloso, se llega a un lago en el que cae una bonita catarata y en el cual se supone que está prohibido bañarse pero allí se estaba bañando todo el mundo, nosotros inclusive, y no pasaba nada, no entendí bien el motivo por el cual no nos podíamos bañar.
El sendero se encuentra justo detrás de la estación de tren del parque, perfectamente señalizado, simplemente hay que seguir el sendero. El principio es un poco seco y caluroso, ya luego te metes entre la maleza donde te resguardas un poco del calor (y eso que nosotros no fuimos en verano, fuimos en las vacaciones de semana santa).
Llega un punto al final que el camino se bifurca y señaliza un mirador, el mirador no lo llegamos a ver, fuimos por el otro camino que daba directamente al lago, ya que el mirador era para ver el lago desde arriba y según nuestra opinión es mucho mejor vivirlo desde abajo. Tuvimos que bajar bastante escaleras, por lo que a la vuelta nos tocó subirlas, bastantes escalones empinados, pero mereció la pena. Era verdaderamente un paraíso, al principio nadie se bañaba, pero después de que se bañó una chica, se empezó a meter todo el mundo. El agua estaba bien fresquita pero era muy divertida, nosotros íbamos preparados con traje de baño. Eché mucho de menos en esa situación mis escarpines, ya que había piedritas en el fondo y no me gusta tocarlas directamente con los pies, pero bueno, lo hice igualmente y disfruté muchísimo. También escalábamos las rocas que se encontraban debajo de la cascada, pero ojo, con cuidado siempre ya que resbalaban un poco, pero era divertidísimo juguetear con el agua que caía, no podría describir la sensación con palabras.
Paseo garganta del diablo
Después de volver del sendero Macuco, en la misma estación de tren desde donde empieza, cogimos el tren rumbo garganta del diablo, el último sendero que nos quedaba. Tuvimos que bajarnos en la primera parada y cambiar de tren (ellos mismos te avisan) y de ahí es un buen paseíto en tren (unos quince minutos) hasta llegar al último sendero, casi me quedo dormida, estaba muertísima.
Ahí teníamos pensado coger un barco que costaba quinientos pesos (unos diez euros) que nos llevaba después de vuelta, pero el último era a las cuatro y poco, muy temprano ya que el parque no cierra hasta las seis, por lo que no nos compensaba ir corriendo a ver la garganta del diablo solo por llegar a coger el barco, íbamos muy justas de tiempo, debería haber barcos más tarde, hasta las cinco y media por lo menos, así que nos quedamos con las ganas y volvimos en tren como fuimos, como todo el mundo.
Este paseo es todo por pasarelas de madera que van sobre el agua del río Iguazú, al contrario que los otros que iban más por la selva. Además es bastante largo, pero muy bonito y por el cual vas viendo mariposas, peces e incluso llegamos a ver una especie de caimán camuflado al que todo el mundo que pasaba fotografiaba.
Y por fín llegamos al final de la pasarela, al principio no veíamos nada porque estaba todo lleno de gente, pero en cuanto nos asomamos nos quedamos sin palabras, es algo indescriptible, es lo más de lo más, lo mejor de todo el parque Iguazú, de Brasil y Argentina juntos, hicimos muy bien en terminar nuestra visita a las cataratas ahí, en la garganta del diablo en la parte Argentina. Es tal cantidad de agua, increíble, impone muchísimo, nos hizo conocer el verdadero poder que tiene la naturaleza, es algo realmente asombroso que daba incluso miedo, quedamos ipnotizados ante semejante espectáculo.
Isla San Martín
En esta ocasión estaba cerrado el acceso no sabemos por qué, pero vaya, que no sé si nos hubiese dado tiempo a verla también, nos tendríamos que haber dado un poco de prisa en los senderos anteriores, si no imposible.
Constantemente se formaban arcoiris por el sol y el agua de las cataratas preciosos.
Paseos en barco
Nos ofrecieron varios paseos en barco los cuales amigos nuestros que los habían hecho nos recomendaban, pero eran demasiado caros, unos cuarenta euros mínimo, depende a cuanto estuviese el peso argentino. Y como solo íbamos a pagar un día para ver el lado argentino y es inmenso, preferimos patearlo bien antes que hacer el paseo en barco para ver las cataratas desde abajo, ya que eso mismo lo habíamos hecho el día anterior en brasil o allí mismo en Argentina desde las pasarelas. Lo que quisimos hacer era la vuelta en barco desde la garganta del diablo por ser más económico, pero como ya os he dicho, no llegamos a tiempo al último barco ya que era demasiado temprano, pero nos fuimos muy contentos igualmente.
Encontramos este curioso cartel que hablaba de un vasco que trajo plantas de fuera a Iguazú, los vascos están en todos los lugares.
Y como no en el lado argentino tampoco faltaban los coatíes. Aquí les empecé a tener realmente miedo. Había muchos carteles advirtiendo el peligro con imágenes de manos rasgadas por los coatíes. En una ocasión que iba comiendo unas bolitas de queso, de repente ví venir una bandada y solté de inmediato el paquete del miedo, ya que se vuelven realmente locos con la comida.
Estábamos rodeados de naturaleza, de vida, ahí es que encontramos telas de arañas gigantescas como esta (y también arañas):
A iguazú hay que ir bien equipados con repelente anti insectos, porque por lo menos de las picaduras de mosquitos, no se libra nadie. Inluso si vas más de una semana es recomendable ponerse la vacuna de la fiebre amarilla y de la hepatitis A.
En definitiva, el lado argentino es espectacular y mucho más grande que el lado brasileiro. Nos encantó, nunca antes habíamos presenciado nada así, recomendable cien por cien, merece muchísimo la pena, es una verdadera maravilla natural del mundo. Y os aconsejo que sigáis el orden de los senderos que he descrito en esta publicación, ¡es la mejor opción!
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