22/12/2012

Publicado por flag-es Elisa A.C — hace 6 años

Blog: Dá a día
Etiquetas: General

El sábado por la mañana me levanté a la una, después de haberme ido a dormir a las seis y pico de la mañana la noche anterior. Así que tampoco dormí mucho, apenas seis horas.

Pero por suerte me levanté bien y sin resaca, así que fui a preparar mi maleta, ya que tenía mucha ropa de invierno que quería traerme a Huelva a mi casa para todos los días de navidad que voy a pasar aquí, además de la que me llevaré a Amiens cuando vuelva.

Después fui a desayunar y decidí con mi tia cómo llegar a Huelva, si en autobús o en tren.

Ella va más cómoda en tren, así que miramos los horarios en la web de Renfe y vimos que el próximo que salía era a las cinco menos diez, así que todavía teníamos tiempo de prepararnos.

De hecho nos sobró un montón de tiempo. Yo me dediqué a ver los canales nuevos que mi tía ha contratado en su casa, así que al menos estuve entretenida un rato viendo los Simpsoms y algunas películas sueltas.

A las cuatro y poco empezamos a coger las maletas para salir a buscar un taxi a la calle de al lado. No tardó mucho en pasar uno, así que lo cogimos y nos dejó en la estación de renfe, que tampoco estaba muy lejos, pero mi tía la pobre no puede andar mucho.

Esperamos en la estación hasta que salió el número de la vía en la que estaba nuestro tren, lo cual no ocurrió hasta diez minutos antes de salir el tren.

Mi abuelo vino también a la estación paseando con las perritas para despedirse de nosotras.

Cuando salió que estaba en al vía 10 nos dirigimos hacia allí, yo cargada con todas las maletas, claro, porque mi tía no puede cargar mucho peso tampoco.

Nos sentamos en nuestros asientos numerados y yo me eché a dormir porque no había dormido muchas horas esa noche, con lo de haber salido de discoteca.

Así que el viaje no se me hizo muy largo, pero había una niña pequeña en el asiento de atrás con su padre que era insoportable, y mira que a mi me gustan los niños, que tengo dos sorbinitos que me vuelven loca, pero de verdad que vaya niña más pesada.

No paró de hablar ni un solo segundo en todo el viaje y me estaba desesperando.

Cuando el tren anunció la parada de Huelva- término ya me levanté y empecé a coger las maletas para salir en cuanto se abriesen las puertas.

Al llegar cogimos otro taxi en la puerta para que mi tía no tuviera que andar hasta mi casa. En casa nos estaba esperando mi madre, con la merienda lista porque no habíamos almorazado y yo estaba que me moría de hambre.

Así que me comí mi pedazo de donut que habíamos comprado el día anterior y de camino un pedazo de turrón, que no comía nada desde la una del medio día que había almorzado.

Pasamos la tarde en casa tranquilitas viendo la tele, ya que estábamos las tres solas, mi madre, mi tia y yo, mientras mi hermano estaba en el campo con sus amigos y mi padre estaba trabajando.

Cuando mi padre llegó por la noche cenamos juntos mientras veíamos la tele, pero poco más, por lo general fue un día tranquilo.


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