21/12/2012

Publicado por flag-es Elisa A.C — hace 6 años

Blog: Dá a día
Etiquetas: General

Después de pasar el jueves tranquilita en casa disfrutando de mi madre y de mi sofá, el viernes tenía que prepararme para la cena de Navidad con la gente de la universidad en Sevilla. Así que me levanté temprano para aprovechar el día e ir a comprar algunsos regalitos de Navidad con mi madre al centro. Salimos de casa a las diez de la mañana, después de un muy buen desayuno como sólo los hay en mi tierra jejeje.

Nos fuimos caminando hasta el centro, pasando por la donutería del punto, a la que pensábamos ir a la vuelta para llevarnos unos donuts a casa.

También está la feria medieval en el punto que ponen en Navidad, así que nos paseamos un poco por allí y acariciamos al burrito que ponen allí siempre, tan tierno como todos los años. También unas gallinas, unos patos y unos conejitos jeje.

Seguimos nuestro paseo por la calle Concepción, la principal del centro, hasta llegar a Sfera, que fue nuestra primera parada, donde estuvimso mirando unos bolsos monísimos y unos colgantes preciosos, y lo mejor es que después de volver de Francia todo me parecía súper barato jejeje. Subimos a la primera planta, donde se encuentra la moda jóven porque mi madre quería comprarme algún pantalón de pana o algo parecido más calentito que los típicos vaqueros para que no pase frío en Amiens cuando vuelva. Después de probarme un par de pantalones me llevé unos de pana azul oscuro tipo leggins, muy calentitos y cómodos.

La idea encontrar un regalo para mi prima, que había pedido un bolso negro, con tapetita, para colgar en bandolra y que fuese sobre todo bonito, así que tenía que cumplir muchas características y no fue fácil encontrar uno con todo eso. Pero decidimos comprar uno negro y rosa que sí cumplía con los demás requisitos y además era monísimo. A mi madre le gustaron otros mucho también, así que ya tengo idea para su regalo de reyes, que todavía no lo he comprado. Además le gustó un colgante muy lindo, así que en cuanto pueda iré a buscarlos jeje.

Antes de comprar el bolso de mi prima pensamos en ir a Blanco por si encontrábamos otro que nos gustase más.Así que salimos de Sfera y seguimos andando. De camino pasamos por el Brutal, donde entramos a ver si encontraba un abrigo para mi novio. No había mucha variedad, de hecho sólo había dos abrigos billabong de tipo esquí. Lo bueno es que estaban un poco rebajados. Uno de ellos era la talla S y era bonito, pero demasiado pequeño y el otro era una talla M muy grande con respecto al otro, pero no me gustaba demasiado el estampado.

Le pedí ayuda al dependiente, pero resulta que como estaban de rebajas no les quedaban más, pero me dijo que tenía uno guardado que le había reservado a alguien, pero que si no lo quería me lo podía vender. Así que habló con la persona a la que se lo tenía reservado y me dijo que sí, que me lo vendía.

La cosa es que era una talla M muy grande, pero se suponen que los abrigos para esquiar son así anchotes, aunque no se, ya veré cuando se lo pruebe si le queda muy grande.

Mientras el chaval hablaba con la otra persona, estuvimos mirando también unas carteras que mi madre le quería regalar a mi hermano, ya que la suya está viejísima.

Nos enseñaron varias y elegimos una billabong negra y azul de cuero muy bonita. Así que pagamos el abrigo y la cartera y nos fuimos en dirección a Blanco.

Cuando llegamos no vimos muchos bolsos que nos gustasen en Blanco, salvo uno color crema monísimo y con descuento, pero no había nada parecido a lo que mi prima quería, así que dimos una vuelta para ver la ropita y eso, pero nos fuimos de allí sin comprar nada y volvimos a Sfera, donde compramos el que habíamos visto hacía un rato. Al salir de allí ya habíamos acabado con las compras, pero de pronto me acordé que tenía que buscarle a mi tía una fundita para su nuevo ipod que mi prima le ha comprado para reyes. Un poco más atrás, hacia el lado de Blanco pero un poco más adelante hay una tienda que sólo vende fundas muy chulas para todo tipo de móviles, así que volvimos de donde veníamos y fuimos a la tienda. No encontrábamos las fundas para ipod entre tantas funditas diferentes, así que le pedimos ayuda a la dependienta, que no muy amable nos enseñó las tres filas que había para el ipod 4, que era el que buscábamos. Las más bonitas eran de los pitufos, de Minnie, una de Londres y otra de París. Había una oferta, que si comprabas dos, la segunda salía a mitad de precio, así que eso hicimos y nos decantamos por una de Minnie y la de Londres.

De allí salimos ahora sí en dirección a casa, ya que habíamos terminado con nuestras compras.

De vuelta a casa volvimos por la Gran Vía, donde encontramos una degustacion de aceite y nos regalaron una pequeña botellita, además de ofrecernos un vasito de vino dulce, algunos tipos de quesos y aceitunas, todo muy bueno.

Seguimos caminando y nos paramos de nuevo en los puestos de la feria medieval del Punto, donde compramos un chorizo y un salchichón con muy buena pinta. Allí mismo entramos en al donutería como habíamos planeado y compramos una cajita con tres donuts para llevar para la merienda de esa tarde.

Volvimos a casa para almorzar y empecé a guardar la ropa que em iba a poner esa noche para la cena en Sevilla.

Mi primera idea era irme en coche, pero a mi hermano le hacía falta al día siguiente y de todos modos yo no lo iba a necesitar para moverme por Sevilla, así que pensé en al posibilidad de irme en autobús. Comprobé los horarios en la página web de Damas y el que más me convenía era el de las seis de la tarde, que llegaba a Sevilla sobre las siete y diez. Como tenía que coger dos autobuses de línea desde la estación hasta la casa de mi tía, como muy tarde llegaría a casa a las ocho, y había quedado a las nueve menos diez en la esquina de mi calle, así que con ese tiempo tendría suficiente para arreglarme y tampoco tener tiempo para aburrirme allí.

Después de comer quería ver una película, pero entre una cosa y otra ya iba justa de tiempo, así que me hice la manicura, que tenía las uñas horribles de fregar a mano todos los días en Amiens. Ya con todo listo, salí de casa sobre las cinco y media y mi hermano me llevó en coche a al estación de autobús.

Compré mi billete y entré en el autobús, que iba bastante lleno.

Sobre las siete y cuarto llegamos a Sevilla, así que me bajé rápido del autobús para coger el C3, que em dejaría en al Barqueta. Por suerte, el autobús llegó rápido y no tuve que esperar mucho, aunque la noche estaba preciosa y hacía una temperatura increible para estar al aire libre, parecía primavera en Sevilla jejeje, sobre todo después de la diferencia de temperatura con Amiens.

Me bajé en la Barqueta y cogí el número dos, que tampoco tardó mucho en llegar, así que llegué rápido al barrio. Pero tenía que ponerle un fax a mi madre y comprar un juego de euromillón, así que tardé un poco más en llegar a casa de mi tía.

Cuando subí, después de saludar a mi tía y a las perritas, que no las veía desde antes de irme a Amiens, eran las ocho y poco, así que tenía que arreglarme rápido para no llegar tarde.

Acabé justo a las nueve menos diez, que era la hora a la que había quedado en la esquina, así que sólo tenía que bajar rápido. Justo en ese momento la chavala que me recogía me mandó un whatsapp diciéndome que le quedaban cinco minutos para llegar al lugar donde habíamso quedado, es decir a la esquina de mi calle, donde también habíamos quedado con otro chaval que vive en la misma urbanización que yo. Así que tenía el tiempo justo para preparar el bolso, despedirme de mi tía y salir a la calle para llegar hasta la esquina. Llegué justo cuando mi amiga estaba llegando, pero tuvimos que esperar al otro chaval.

De allí nso fuimos a Nervión, donde mi amiga se iba a quedar a dormir en casa de su abuela, así que la idea era aparcar por esa zona para coger el metro allí mismo en Eduardo Dato.

Lo difícil en esa zona es encontrar aparcamiento, pero tuvimos muchísima suerte y encontramos un hueco justo en la puerta de la casa de la abuela de mi amiga. Subimos un momento a su casa para que ella pudiese dejar sus cosas y de allí nos fuimos andando hasta el metro. Justo se estaba yendo cuando llegamos, así que tuvimos que esperar quince minutos porque en Sevilla de un metro a otro pasa más tiempo que en cualquier otra ciudad.

Así que el problema era que ya llegábamos un poco tarde. Cuando llegó nos montamos y encontramos asientos para sentarnos los tres juntos, hasta la parada del Parque de los Príncipes. Desde la parada del metro sólo teníamos que andar un par de minutos hasta el restaurante donde habíamos quedado, que es de la familia de una amiga también.

Cuando llegamos ya habían llegado algunos de nuestros amigos, pero también faltaban otros por llegar.

Nos sirvieron una copita de lambrusco y nos empezamos a poner al día mientras esperábamos a los que faltaban. Cuando sólo faltaba una parejita por llegar nos dispusimos a sentarnos todos a la mesa, porque parecía que iban a tardar en llegar.

La comida estuvo muy buena, aunque la verdad es que pagamos más que el año pasado y comimos menos cantidad de comida, pero bueno, como compensación teníamso barra libre de bebidas sin alcohol, lambrusco y cerveza, así que, yo al menos, amorticé mi dinero bebiendo mucho lambrusco jejeje.

La cena fue pasando entre comida, bebida, fotos, ponernos al día de los nuevos cotilleos de la clase y, como no, el famoso tema del fin del mundo, que a esas horas ya llegaba tarde, jejeje. Cuando acabamos de cenar y tuvimos qe pagar todos, resultó que faltaban dos personas por pagar y nadie sabía quienes eran. La verdad, es que podían habernos cobrado por adelantado para evitar eso, pero es el quinto año que celebramos la cena de navidad allí y además todos nos conocemos y se supone que hay confianza, pero en fin hay gente para todo.

Por más que contaron el dinero y repasaron la lista de gente, la chavala que recogía el dinero recordaba haber visto a todo el mundo pagando, así que no hubo forma de arreglarlo y todo el lío sólo sirvió para tardar más en irnos a la discoteca.

Algunos se fueron en metro y los que pudimos nos encalomamos con los que llevaban coche jejeje.

La idea era entrar en Abril, en Nervión, sobre las dos de la mañana. El problema era que no nos habían dejado ponernos en lista por ser 21 de diciembre, un día muy común para celebrar la cena de navidad con los amigos o compañeros. Así que pensábamos pagar los diez euros que cuesta normalmente. Pero al llegar a la cola un chico nos dijo que la entrada para las chicas era gratuita, pero que para los chicos costaba 30 euros. Así que nso pareció una barbaridad. Justo entonces apareció una chica, relaciones públicas de la discoteca Bravo, que yo nunca había escuchado, pero estaba justo al lado.

Llamamos a los demás que no habían llegado todavía y nos pusimos todos de acuerdo en ir a esta nueva discoteca para no gastar tanto.

Además de no tener que pagar nada, tampoco tuvimos que esperar cola porque no había nadie. La gente decía que era una porquería de discoteca porque iba gente muy mayor, pero la cosa fue que con el precio de Abril, mucha gente acabó yendo a Bravo, así que el ambiente resultó estar bastante bien. Los demás compañeros de clase fueron llegando poco a poco, aunque hubo mucha gente de la cena que no fue a la discoteca y se fue directamente a casa.

La música también estuvo bastante bien, así que en general nos lo pasamos bastante bien.

La verdad es que hacía mucho calor dentro, así que tuvimos que salir varias veces a tomar un poco el aire y a que algunos fumasen también.

Sobre las cinco de la mañana una de mis amigas empezó a no encontrarse bien porque se había peleado con el chaval con el que está medio liada. La verdad que tienen una historia muy complicada. Un día están liados, al siguiente son amigos, y al otro ni siquiera se hablan, pero en fin, cada uno sabe cómo llevar sus relaciones.

La cosa es que mi amiga estaba tristona porque se habían peleado y quería irse a casa, así que nos quedamos fuera con ella intentando convencerla de que se quedara un rato más. Y al final acabamos todas afuera charlando de nuestras cosas y tomando el fresco, aunque a esa hora era ya más frío que otra cosa.

Así, el tiempo fue pasando hasta cerca de las seis, que ya decidimso que iba siendo hora de volver a casa.

Cada una cogió un taxi para su casa, excepto mi amiga que se quedaba a dormir en nervión en casa de su abuela.

Así que llegué a casa sobre las seis y media, me desmaquillé, me puse el pijamita y a dormir.

 


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