Y si te pones malo, ¿qué? :O
Erasmusitos, ¿ya habéis acabado exámenes? ¡Venga, que seguro que no os queda naaaaa'! Mientras hacéis la pausa rigurosa para ir y decirle a vuestra madre que estáis jodidos o la de ir al super de turno a zampar la merienda podeís leer esto, que hoy, es interesante (no es que el resto de días no lo sea, hoy lo es más).
¿Qué hacer si te pones enfermo de erasmus?
Sí, queridos míos, yo enfermé. A ver que era lo "lógico" estando en uno de los países más frío de Europa, pero no esperaba que me diera tan fuerte.
Recuerdo que eran principios de febrero, mi segunda semana de clases, si no me falla la memoria, iba a comenzar el lunes. Era domingo y yo creo recordar que había estado con unos amigos haciendo esto y aquello, pasando el rato en alguna cocina y me comenzó a doler la cabeza. Tampoco le di demasiada importancia. Cuando llegué a mi casa, me hice la cena y me puse uno de mis maravillosos capítulos de Fringe. Ni lo acabé. Me estaba comenzando a dar vueltas toda la habitación amarilla (así, dándome la bienvenida con el tonito hospital...) y como tenía la cabeza tan cargada decidí acostarme confiando (tú fiate, ¡ja!) en que al dís siguiente me levantaría mejor. Tenía clase a las 10. No podía faltar porque era una clase de máster, además de que me había leído el puñetero texto de alrededor de cicuenta páginas que iba para ese día, así que no, faltar no era una opción (anyway, a mí no me ha gustado faltar a clase absolutamente nunca. Una vez cuando estaba en el instituto falté a clase porque un familiar mío estaba en el hospital, ni siquiera fue por mí, y mis compañeros creían que estaba en coma o algo. Anabel nunca falta a clase).
A mitad de la noche me desperté completamente mojada en mi propio sudor. Me incorporé y ahí empezó mi particular noria a dar vueltas y vueltas. Me flaquearon las piernas al levantarme pero conseguí ir hasta la puerta de mi cuarto, no sin antes ayudarme del marco de la misma (me habría ido al suelo). No recordaba haber estado tan mal en años. Tenía fiebre claramente, aunque nunca sabré cuanta porque no disponía de un termómetro.
Al llegar al baño me lavé la cara y ante mis tiritones me tiré al suelo (no me tumbé, no, directamente me dejé caer). Esa imagen triste y patética que todos tenemos de alguien de resaca vomitando en el baño mientras lo abraza. Pues esa era yo pero sin vomitar.
¿Por qué me tiré al suelo? No porque no me sostuviera en pie, aunque me costaba como he dicho, sino porque en Noruega del suelo de los baños sale calor, al menos en los baños de nuestras residencias.
Así que ahí estaba yo: tirada en el suelo de mi baño, tumbada, intentando abrazar el calor que salía del suelo. No sé cuánto tiempo estuve, pero al final opté por levantarme. Miré la hora. Las cinco de la mañana. Muerte para mí. Me sequé el sudor, me lavé la cara y las manos y volví a meterme en la cama, que era sumamente desagradable porque estaba mojada, pero no me iba a poner a cambiar las sábanas en ese momento.
Mi cabeza pensó si tenía algún tipo de medicamento, y no, creo que lo único que tenía era ibuprofeno, y me dije a mí misma que no era la mejor opción, no sé por qué, en ese momento estaba al borde del delirio.
¿Qué hice? Le escribí un WhatsApp a mi compañera francesa, quien a las siete de la mañana, dos horas después tras las que había conseguido dormir algo, llamó a mi puerta y me trajo drogas de las buenas. Recuerdo que me dijo con una voz de madre increíble: "How are you sweetie?". Yo le contesté que no muy bien y ella con sus conocimientos de dentista (con esto me refiero a que sabía de compuestos de medicamentos, algo de lo que yo, lamentablemente, carezco increíblemente, porque no sé qué sirve pa qué. Si depende de mí, me muero ya xD).
La acompañé a desayunar a la cocina y volví a mi cuarto. Intenté dormir hasta las 8 o así, cuando finalmente me levanté y con toda la calma del mundo me di una ducha, me vestí, comí algo y creo que ya me comenzaba a encontrar mejor. Cogí mi botella de agua y enfilé para clase.
Cuando llegué hasta el profesor se cató de mi cara (de zombi total).
Si os ocurre algo así, de poneros malos, en primer lugar os acordaréis de vuestra madre y no en el mal sentido, sino en el sentido de mantita sofá y sopita.
En segundo, buscad si tenéis medicamentos. Cuando estás de erasmus lo lógico es llevarte algo, sino, pues siempre puedes hacer lo que hice yo: a la vecina preguntar.
Si vuestros vecinos no pueden proveeros nada, id a la farmacia o, como había en Noruega, al centro médico para estudiantes que hay en el campus. A mí no me hizo falta, pero algunos de mis compañeros sé que sí que lo visitaron. Está bien que cuando lleguéis a vuestro destino le preguntéis al Buddy si lo tenéis o a quien corresponda en Relaciones Internacionales sobre este asunto, porque nunca sabes qué te puede ocurrir.
Uno de mis compañeras, de hecho, tuvo que ir al médico y la tarjeta sanitaria europea no se lo cubría. Afortunadamente ella disponía de seguro privado en España que sí que se lo cubrió. Así que informaos, porque nunca sabéis en qué situación podéis encontraros cuando estáis tan lejos de casa.
Ah, y me puse más o menos bien al día siguiente. Mi cuerpo lucha con fuerza cuando se le necesita jaja.
¿Y vosotros, qué creéis que habriais hecho?
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Comentarios (1 comentarios)
Yo tuve suerte y no me puse mala