Turku: alcoholismo y vida nocturna local
Cuando alguien se va a vivir a un país extranjero como estudiante de Erasmus lo más normal es que la mayor parte del tiempo la pase en compañía de otros estudiantes de Erasmus procedentes de un gran número de nacionalidades y, por lo tanto, se dedique durante también gran parte del tiempo libre de ocio a visitar los sitios más frecuentados de fiesta por otros estudiantes de Erasmus. Es una especie de endogamia estudiantil que hace que los estudiantes de Erasmus sean reconocidos sea donde sea la parte de Europa en la que se encuentren.
Sin embargo siempre llega un momento en el que esos lugares se quedan pequeños y apetece ampliar las miras para conocer realmente el país en el que te encuentras y conocer el comportamiento de su gente en un hábitat tan complejo y variado (y en ocasiones esperpéntico) como es la noche.
A los finlandeses, como tópico más extendido, les tenemos como gente muy seria e incluso formal. Si te pones a buscar un poco de información descubres que uno de los problemas más graves de salud en Finlandia es el alcoholismo, siendo esta una de las principales causas de mortalidad. Pero desde fuera ese alcoholismo no se llega a entender como problema hasta que te encuentras sumergido en su día a día.
Comenté en mi experiencia en la ciudad de Turku que una de las principales cosas que me llamó la atención los primeros días como estudiante Erasmus fue lo habitual que era encontrarse a personas borrachas, botella de vodka en mano, en las paradas de los autobuses murmurando cosas y soltando improperios a las personas que pasaban por al lado. Si bien es cierto, los improperios de los que hablo eran dichos en finés, por lo que podrían estar citando a Kant y yo no haberme enterado, pero tuve una experiencia en la que una mujer borracha iba intercalando insultos en inglés con palabras en finlandés, lo que me hizo pensar que gran parte de las palabras que pronunciaban estos personajes eran insultos. Y no llegué a tenerlo claro, pero algo me dice que los insultos en inglés de esa entrañable mujer eran hacia mí.
Por lo general todos ellos son relativamente inofensivos. La gente parece pasar por completo de ellos, lo que hace ver que son tan habituales como una boca de incendios, así que lo mejor es hacer lo mismo sin preocuparse en ningún momento más que por el problema que supone para la salud de los finlandeses.
Dejando a un lado este triste aspecto de la vida en las ciudades de Finlandia, uno se da cuenta de que los finlandeses pueden llegar a ser tremendamente divertidos cuando se toman algunas copas y salen por la noche. Para ello hay que salir de la zona de confort que suponen los locales preparados con ofertas y música comercial para Erasmus y adentrarse en las profundidades de la noche finlandesa. Y por lo que puedo contar de mi experiencia, a los finlandeses les gusta 3 tres cosas: la cerveza, los karaokes y el Heavy Metal. Así que si uno quiere conocer la “Finlandia profunda” de ciudad tiene que adentrarse en ese mundo.
No es que pasase la mayor parte de mis noches visitando bares y locales de este tipo, pero sí conocí lo justo para poder hacerme una idea de lo que son los finlandeses. Cómo son por el día lo descubres inevitablemente viviendo y cumpliendo tus obligaciones, pero por la noche es otra historia. Y eso suele ser así en todo el mundo y me atrevería a decir que con todas las personas.
Whisky Bar
Se trata de un bar de rock duro muy arquetípico. Guitarras en la pared, vinilos colgados, posters y, por supuesto, música heavy. Es un bar muy pequeño, no tiene demasiado que descubrir. Está situado en el centro de la ciudad, en Kauppatori, justo detrás de la iglesia ortodoxa de la ciudad.
Es una buena opción tanto por situación como por el sitio en sí para ir descubriendo como son los lugares a los que va una gran parte de la gente de Finlandia. Porque otra cosa no, pero el bar estaba lleno de gente a la que se le veía que le gustaba el estilo con el corazón. Al camarero se le veía sorprendido de que hubiese gente joven y extranjera en su bar, pero nos sirvió nuestras pintas de cerveza como si fuésemos uno más.
La interacción con la gente del bar no fue demasiada. En mi caso la única se dio lugar cuando fui a los baños, los cuales cabe mencionar olían bastante mejor que lo que olía el resto del bar. Era pequeño como cabe de esperar y había cola, por lo que un hombre finlandés alto y con barba me dijo en inglés que estaba en el sitio correcto, ya que se me veía perdido. Me preguntó si era estudiante de intercambio y de dónde era. Poco más, no habíamos ido allí para hablar precisamente.
Lo cierto es que a pesar de ser un rato entretenido nos sentimos algo fuera de lugar. Pero como experiencia está bien.
Brewdog
Este fue el bar en el que por primera vez asistí a un concierto de Heavy Metal en directo en Finlandia, una de las cosas que es imprescindible hacer sin ninguna duda.
Como en casi cualquier bar en el que hay un concierto en directo, cobran entrada, 5 euros creo recordar que eran. Entramos, nos pidieron los documentos de identidad de nuestros respectivos países y nos dijeron que nos tenían que poner un sello y cobrarnos una entrada. No recuerdo muy bien cómo ni por qué pero yo conseguí pasar al interior sin que nadie me cobrase ni me pusiese serio. Y juro que no era mi intención, ya iba mentalizado pensando que tendría que pagar, así que para no sentirme mal fue a pedir una cerveza a la barra. El precio es especialmente excesivopara los precios que hay en el resto de la ciudad, y más contando con que en circunstancias normales me habrían cobrado 5 euros de entrada.
Típico concierto de heavy metal finlandés
El bar no estaba del todo lleno y en el fondo había una banda local de cuatro miembros dándolo todo en un pequeño escenario. Eso sí, la calidad del sonido de los altavoces no era nada mala para tratarse de un pequeño bar de ciudad. Yo no soy un seguidor del Metal, no sé distinguir ningún matiz ni diferenciar estilos, pero lo pasé bastante bien el tiempo en el que duró el concierto.
En este bar no interaccioné con ningún finlandés, me limité a observar, que no era poco teniendo en cuenta en el sitio en el que estaba. La única interacción que tuvo mi grupo de amigos Erasmus fue el de unos tres chicos que intentaron ligar con unas amigas mientras estaban pidiendo en la barra.
Bar Toimisto
Y el último de los sitios 100% finlandeses de los que puedo hablar es un karaoke. Hay muchísimos por toda la ciudad, de hecho cerca de dónde yo vivía, el Retrodorm, había dos. Pero este daba la sensación de ser el más puramente finlandés.
Es un bar con una decoración muy rockera, al estilo del Whisky Bar, pero mucho más amplio y cuidado, con una pantalla grande en la que ponían las canciones que pedía la gente para cantar en el karaoke. Al fondo del bar hay una mesa de billar, por todos los demás sitios hay mesas y sólo una barra muy pequeña prácticamente a la entrada del bar.
Es probablemente el sitio menos Erasmus al que fuimos mis amigos y yo. Tenían una oferta en pintas de cerveza de la marca local, Karhu, por lo que eso era suficiente como excusa para ir. Y más de una vez nos animamos a cantar. Sorprende lo muchísimo que les gusta a los finlandeses cantar canciones suyas, las cuales resultan muy divertidas de seguir en la pantalla e intentar interpretar fonéticamente con los escasos conocimientos adquiridos en inglés. Nosotros, obviamente siempre cantábamos en inglés. Yo lo habría hecho en finés aunque sólo fuese por echarse unas risas, pero tenía cierto miedo a que se lo tomasen como una tomadura de pelo y me echasen a patadas de allí.
Al ser un sitio en el que repetimos varias veces me di cuenta de que era un bar frecuentado por clientes habituales. Muchos de ellos sentados solos bebiendo pinta tras pinta de Karhu mientras miraban a la gente pasar. E incluso se animaban a cantar, no necesitaban amigos que les animasen a ello, se ponían ellos solos. Parecían conocer a los camareros, con los únicos que guardaban cierta interacción de hecho.
Con respecto a interacciones personales con finlandeses algo bebidos volví a tener una en los baños de este bar-karaoke (no sé qué me pasa con los baños). Este era un baño más grande, no había lugar para la conversación en principio. Pero un chico finlandés se interesó por mí nada más entrar y empezó a hablarme en inglés, se debe de notar a kilómetros que soy del sur de Europa. La conversación fue sobre mi nacionalidad y sobre mi estancia en Turku hasta el momento. Estaba claramente en el punto de exaltación de la amistad, punto en el que yo ese día no llegué a estar, pero aun así me molesté en seguirle la conversación lo máximo que una estancia en el baño normal puede permitir.
Fue el primer karaoke al que fui y el último. Un sitio muy recomendable por muchos motivos.
Por la calle
A pesar de que los finlandeses se vuelven mucho más abiertos por la noche que por el día, por las calles suelen guardar bastante respeto. No es normal que, como ocurre muy habitualmente en una ciudad como Madrid, espontáneamente se entable conversación con unas personas que te piden fuego por la calle.
Sin embargo, una vez mientras caminaba de noche de vuelta a casa con dos amigos nos encontramos a dos chicos finlandeses que nos preguntaron si teníamos fuego. Desafortunadamente no teníamos. Ellos venían cada uno con una lata de cerveza en la mano y, a pesar de no haberles podido dar lo que querían, se quedaron hablando con nosotros un buen rato. Intentaron descubrir de qué nacionalidad éramos y nos contamos un poco por encima nuestras vidas.
Ellos dos eran estudiantes de Química y nos empezaron a contar historias de que en su facultad montaban fiestas en las que bebían alcohol destilado por ellos mismo. Fiestas a las que fuimos invitados pero a las que nunca llegamos a asistir. La conversación se alargó hasta un punto en el que no sabía por qué estábamos todo allí, pero al final fue bastante satisfactorio conocer a aquellos dos pobres chicos que buscaban fuego.
Está claro que da igual dónde estés, al final acabas encontrándote con cualquier cosa.
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