Qué hacer de Erasmus para aumentar tu placer: comer
Es posible que sea cierto eso de que el último artículo llevaba el mismo título pero no me he metido aún en cosas exactas para aumentar tu placer de Erasmus. Lo sé, lo sé en serio; pero es que sin un fundamento teórico, todo queda en una simple opinión de la que ¿por qué debería hacerme caso a mí sin más? No aparezco en wikipedia, y tampoco me he hecho millonario. Mi curriculum no es extraordinario y todavía no inventé nada (o sí pero mantengo en secreto).
¿Por qué escucharme y leerme a mí en todo lo que cuento?
Pues porque como digo, no soy de esos que te lanza sin más experiencias basadas en viajes o mi año Erasmus y me quedo tan pancho. Hay que ofrecer más y es por ello que no son pocos mis artículos en los que me llevo un tiempo considerable investigando y leyendo artículos y estudios, de los que saco mis conclusiones y plasmo dándole un toque personal al asunto, para hacerlo algo más entretenido (no te lee ni Dios, Antonio, ¿cuándo te darás cuenta?). Me dejaré de rollos e iré más al grano que para eso el que sea que esté aquí ahora, quiere algo más.
¿Qué hacer de Erasmus para aumentar tu placer?
Por supuesto que la lista que ahora empezaré a enumerar puede ser incrementada por cuantos quieran y deseen; y es que es lo bueno del tema del placer; en el que cada uno es un mundo aparte y del que todos podemos aprender algo. Sin más, comienzo:
1º- Comer: nadie puede negarme que comiendo ciertas cosas aumenta su placer hasta límites insospechados. No solo es fundamental para seguir con vida y tener la energía suficiente en cada momento para hacer lo que hacemos; sino que encima tenemos una libertad inmensa para elegir lo que más queramos y disfrutar con ello.
La diversidad manda, y el que no quiera cambiar de hábitos o de comida cada vez que va al mismo restaurante o bar; es porque no quiere. ¿Cómo no se puede improvisar un día y pedirte algo que jamás probaste? Vida hay una, y en un tema en el que por comer una cosa u otra, una vez, no te va a pasar absolutamente nada (sin meterme en extremos); es hora de coger la carta y elegir algo que por el mismo precio que tu plato favorito; jamás probaste o no te atreverías a probar.
Todo se resume en miedo a lo nuevo. Sí, sí, miedo; y es que no hay otra explicación por la que nos neguemos a algo sin haberlo probado antes, y encima poniendo cara de asco. Y la palabra miedo es intercabiable por repulsión. Repulsión por lo diferente, aceptando tácitamente lo antiguo solo por ser conocido por nuestros sentidos. El mítico dicho de: "más vale malo conocido que bueno por conocer" no hace ningún bien; y menos en este sistema capitalista en el que nos encontramos.
Por ese dicho y esa actitud que nos tiene calados desde el comienzo de nuestros días; somos capaces de pagar más por el mismo producto debido sobre todo a una marca; somos capaes de no visitar nuevos países por el hecho de que el nuestro es el mejor y punto; y somos capaces de ir treinta veces al mismo bar de debajo de tu casa y seguir pidiendo el pollo empanado con patatas fritas.
"No, no; yo es que tengo muy claros mis gustos": y me parece fabuloso no hay duda; pero es que estoy seguro de que todo todo no lo has probado, y de que a muchos platos le has dicho que no antes de haberlo hecho. Si ese es tu caso no me vale como excusa de que para qué elegir algo que no te agrada.
¿Qué nos da placer con respecto a la comida?
Por excelencia están esos azúcares de los que he hablado en los últimos artículos; y a todos se nos viene a la cabeza el chocolate por ejemplo. Una buena tableta de chocolate, de la forma y marca que tú quieras; ¿quién se puede resistir a eso en un momento de la tarde? Muy pocos, y es que de nuevo decir que todo en su justa medida no es malo. Yo ahora mismo tengo en mente el blanco de Milka y ufff mejor dejar ese pensamiento porque algo me pasa por el cuerpo.
Por otro lado, siempre hay una salsa que nos mueve y que por encima de las demás elegiremos con los típicos aperitivos de Erasmus como son las patatas fritas. Esa salsa que te vuelve loco y que has echado en tantos platos que mejor no recordarlo porque te puede entrar hasta algo de fatiga. Para unos será el tomate frito o el ketchup y para otros la mayonesa. Los que me conocéis aunque sea un poco sabéis que tengo predilección por ésta última, hasta límites no demasiado buenos; aunque yo siempre tendré argumentos para defenderla (cosa que deberé hacer en algún artículo por separado, no os preocupéis los que estéis conmigo). Estas salsas son útiles en la pasta, nuestros sándwiches favoritos, las mismas pizzas, los filetes y ya para los que se les empiece a ir un poco la cabeza; incluso para comidas como el chocolate o el mismo alcohol (nada recomendable ninguna de las dos si no queréis "hacer unas buenas gestiones en el baño" ya sea por encima o por debajo).
No podemos olvidar y yo especialmente por haber estado en Polonia; de las miles de pastelerías que allí se encuentran y de todos esos dulces con nata, crema, y muchas cosas todas exquisitas. Como está relacionado con lo de los azúcares; no seguiré explayándome más e iré a otro ejemplo.
Por último; no cabe duda de que la comida basura relacionada con la carne; nos da un placer exagerado al degustarla. Es por ello que multinacionales como Mcdonalds, KFC o Fridays, triunfan como triunfan hoy en día. La carne tiene muchísimas hormonas añadidas que nos hacen tener un placer inmenso al comérnosla. La que más se vendía en Polonia era el pollo; si bien el cerdo coge un papel totalmente secundario en la dieta de los polacos en contraposición a la de los españoles.
En definitiva, el ir al Biedronka a hacer tu compra semanal te da placer de solo ver todo lo que te encuentras y de olerlo en caso de la parte de charcutería y pescadería; por lo que nadie puede negar que nos den un placer enorme.
En el siguiente artículo, seguiré enumerando todo aquello que nos da placer en la Erasmus.
Vamos, vamos, vamos, vamos, vamos, vamoooss, vamooooooossssssssssssss gente seguimos aprendiendo, seguimos mejorando.
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