No es lo que se dice, sino cómo se dice

No hay nada en la vida como el hecho de querer decir algo que no tiene absolutamente nada que ver con lo que literalmente estamos diciendo; y es por ello que para mi es un arte.

¿Por qué para mí es un arte?

Pues porque no todos pueden. Algunos lo intentan y se quedan a medias y es que no les sale; o nadie les entiende; o peor aún, lo que entienden y traducen lo hacen mal y acaban malinterpretando.

Y es que hay que nacer para ello, si bien como todo con la práctica se mejora. Pero como ya uno se irá dando cuenta con los que están a su alrededor, siempre está ese que se queda con nosotros por su manera de hablar y que jamás sabes si es cierto o no lo que dice porque no mueve un rasguño de su cara.

Para los torpes, este artista es un mentiroso, mientras que para los que verdaderamente valoran el arte, el susodicho es alguien que supera lo cotidiano y usa el cerebro para cambiar lo normal.

¿Qué sentido tiene cambiar lo normal?

Pues porque si todos hiciéramos lo previsible, si todos fuéramos correctos y en definitiva si todos nos dejáramos llevar ya sea por la razón, ya sea por nuestros instintos, todo sería aburrido.

Y no simplemente aburrido, y es que el humano no progresaría como progresa intelectualmente cada década (así lo demuestran las estadísticas), sino fuera porque el lenguaje usado cada día hace plantear cuestiones y "problemas" a los que están escuchando al otro lado.

Todo el mundo puede ver en un día de lluvia, que está lloviendo, y por más que alguien lo repita no va a cambiar esa lluvia, ni nadie se va a dar cuenta de que está lloviendo, pues es algo que se ve y se siente.

Pero más interesante es estar a 50 grados de temperatura en un festival y cargado con lo más grande a tus espaldas y brazos y mientras se chorrea a goterones (tú y todos) sueltas un:

- "Oh Dios mío, qué frío hace joder, no puedo aguantarlo, pásame la chaqueta".

Algunos lo captarán y se reirán por el cambio de conversación y de rumbo; pero lo curioso es que no todos están en "modo on" y los que en cambio se encuentren en "piloto automático" (que los había y muchos) soltarán:

- "Venga ya hombre, con la calor que hace, ¿qué estás diciendo?"

- "Hija mía, es irónico, yo creo que es evidente".

Y claro que era evidente. Porque la ironía puede ser muy sutil y que ni el que lo dice sepa que es irónico o puede ser lo más evidente del mundo como es el caso. De igual manera hay gente preparada para captar los mensajes ajenos, los estímulos ajenos, y hay gente que ha nacido para la literalidad y de ahí no los saques.

¿Por qué es más importante la forma que no el contenido?

Pues porque el contenido todos podemos llegar a tenerlo, ya sea mediante experiencias, lecturas o estudios; pero las formas son personales, difieren con respecto a cada ser humano y eso es lo que las hace tan interesantes. Aún no he conocido a dos personas iguales y es gracias a la manera de comunicarse, al cómo se dicen las cosas. Y es que muchos pensarán de una manera idéntica (sí, sí, idéntica), pero ninguno transmitirá sus ideas de la misma forma, por lo que eh ahí la clave del asunto y por ello lo alabo.

Que nadie se corte por ser lo que es, por expresarse como se expresa y al fin de cuentas, por tener personalidad. Nos hace especiales y únicos y tacharnos a nosotros mismos y nuestros genes es simplemente ponernos obstáculos que deberemos sortear y que ya nos llegarán solos por nuestro camino en la tierra (es decir, sin sentido).

¿Erasmus?

Ya he hablado en algún momento sobre la influencia de los demás, de esos cabecillas Erasmus sobre cada individuo de "la manada" y esto recalca el porqué debemos ser libres y conservar nuestra esencia.

Huye de la masa, de lo normal, atrévete a ser distinto, a ser verdadero, y si es de Erasmus, con más razón.

Vamos, vamos, vamos, vamos, vamos, vamoooss, vamooooooossssssssssssss gente seguimos aprendiendo, seguimos mejorando.

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