Mi camino hasta Turín
Mi padre una vez me dijo: “La mejor herencia que te puedo dejar es la educación” En ese momento no comprendí muy bien lo que me quiso decir, en realidad ni siquiera comprendía bien el significado de la palabra herencia. Y no fue hasta mi último grado de secundaria que entendí completamente sus palabras, el peso que tenían y sobre todo la responsabilidad que yo tenía, por ser el mayor de cuatro hermanos en una familia dedicada a la venta ambulante de Butifarras (embutido fresco compuesto de carne condimentada con sal, pimienta y, a veces, otras especias). Decidí ser el mejor, y no hablo de una competencia, hablo de ser la mejor versión mía, y no es que no me preocupara ser el primero, solo que mi madre me decía que no importaba el puesto, la idea era terminar la carrera; así que empecé a preparar y poner todo mi empeño en mis estudios mientras que a su vez mi papá me enseñaba el arte del perfeccionismo mientras preparaba las butifarras, que más que buscar la relativa idea de perfecto en lo que hacemos, consistía en hacer cada cosa con amor y así simplemente siempre quedaban bien.
Logré mi objetivo, terminé la escuela con honores, fui el mejor bachiller y además conseguí una beca para mi pregrado; era la primera persona de mi familia que iría a la universidad. Lloraba de la emoción, no podía creer como el hecho de apropiarme de unas palabras que en su momento fueron banales, me estaba dando frutos. Me sentía muy orgulloso de ser parte de mi familia, de haber aprendido a luchar y a trabajar duro por las cosas y sobre todo me sentía muy orgulloso de mí. Hoy agradezco a mi padre ya que no hay mayor belleza y verdad en su pensamiento, porque no solo se deja la educación como herencia para nuestros hijos con el hecho de pagarle la colegiatura o la universidad, sino que también se puede educar a las personas que nos rodean, esto a través del ejemplo y las acciones que tomamos acorde a nuestros principios y preparación. Y en segundo lugar porque desde ese día, que comprendí la sabiduría detrás de esas palabras no he parado de aprovechar las oportunidades que brinda la educación y el estudio, además de considerar que las experiencias (Desde los viajes de intercambios, las actividades extracurriculares, la beca de pregrado y sobre todo las personas que he conocido en las mismas) ya son en sí una herencia invaluable.
Opté por la Ingeniería Industrial, en primera instancia porque planeo en un futuro no muy lejano, hacer de esa pequeña empresa familiar, una industria sólida en el sector de embutidos y en segundo lugar, porque considero a las industrias como el motor de las sociedades y aunque hoy hay que ser más prudentes y responsable en todo lo que a ella concierne, también veo oportunidades únicas para el desarrollo de mis proyectos y poner en prácticas mis competencias y conocimientos.
Siguiendo los sabios consejos de mi padre me apasioné por mis estudios y cada cosa que hacía le ponía el mayor empeño y amor, teniendo siempre en mi visión la idea intacta de realizar una industria familiar que ayudé a crecer no solo a mi familia sino a todas las personas que formen parte de ella y por ende a mi ciudad. Además de amar lo que hacía, en el proceso fui despertando en el proceso ese espíritu investigativo e innovador, necesario hoy en los profesionales, por la alta exigencia de un mundo cada vez más competitivo.
Ahora pues ya en la universidad y sabiendo que vivimos en un mundo globalizado donde las fronteras a medida que pasa el tiempo van desvaneciendo a una velocidad tan alta que parecen no existir, donde había que tener una mirada general de lo que pasa, además de tener siempre presente que el conocimiento es algo muy importante, no me quise y aunque hubiera querido como seres momentáneos solo no podemos conformarnos con lo que creemos saber, Sabia que era muy vital conocer otros puntos de vista, otras formas de solucionar los problemas, aprender un poco más pero sin olvidarnos de brindar lo mejor de nosotros a las personas que encontremos y sin olvidar sobre todo de dónde venimos, y ¿qué más manera de aprender cosas nuevas que saliendo de nuestro país? Esto nos ayudaría además de lo dicho con anterioridad a hacernos crecer como persona y darnos la oportunidad de conocernos más a nosotros mismo.
Fui en primera instancia a Brasil. Sí, ese país tan grande en extensión como todos los países de Europa juntos, ¿Por qué Brasil? Básicamente porque quería aprender otra lengua, mi mayor sueño es viajar y no me gustaría que un limitante tan absurdo como la lengua lo sea. Hice mi intercambio cultural en la Pontificia Univesidade Católica de Minas Gerais en la Belo Horizonte, capital del estado de Minas. No solo conocí esta linda ciudad en mi estancia estuve en ciudades como:
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Ouro Preto
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Sao Paulo
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Rio de Janeiro
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Santos
Ese viaje fue asombroso logré aprender portugués aunque mi estancia no fue mayor a seis meses, me di cuenta que estudiar en el extranjero es una experiencia única de la cual deberían ser participe todos los estudiantes, porque el conocimiento que se obtiene y las habilidades que se desarrollan no se pueden formar de otra manera, las dificultades que trae ayudan a forjar tu carácter y a madurar un poco más, del mismo modo como nos encontramos en un lugar distinto del que estamos acostumbrado aprendemos a ver todo de otra forma, nos abre la mente y a esto se le puede sacar mucho provecho porque cuando esa gran aventura termina, seremos personas un poco más ambiciosos; nuestras ideas o proyectos no solo serán aplicables al lugar del que venimos o los pocos lugares que conocemos, si no que esta tendría un margen más amplio y que aumentaría con cada viaje, con cada bus, avión o tren que tonemos. Al estar en otros países conoces en realidad cómo funciona el tuyo.
¿Sabes que desarrollé en ese viaje? Independencia, puede que suene a cliché. Pero es cierto, al estar lejos de mis familiares y amigos me vi obligado a enfrentar los nuevos problemas que surgieron en ese camino por mi cuenta. Y aunque creo que hay muchas cosas que aprender todavía, eso es lo que me motiva día a día a salir y darlo todo, estudiar en el extranjero ha sido más que mi sueño, fue un algo que hice posible, algo por lo que luché.
Regresé a Colombia a concluir lo que había empezado antes de partir. Pero alto, no quiero que esto acabe, quiero ver más, aunque el mundo es tan pequeño el conocimiento y las experiencias son tan infinitas. Así que buscando una maestría que se ajustara con mi perfil encontré en uno de los más prestigiosos politécnicos de Italia y de toda Europa, El Politécnico de Turín, ubicado al norte de Italia en la ciudad que lleva el mismo nombre.
¡No! No tengo dinero, ya les dije de dónde vengo, pero también les dije que después de mi viaje a Brasil me volví un poco más ambicioso, busqué una beca con fundaciones, con organizaciones sin ánimo de lucro. Lo logré. No, tampoco fue fácil, pero aquí estoy. Así es, crucé el Atlántico en un viaje de 10 horas para llegar aquí, llevo un mes en la universidad y estoy cada día aprendiendo un poco más, cada día viviendo más.
De forma general me atrevo a decir, que todo es posible. Viajar lo es, estudiar en el extranjero lo es, sin importar lo que estudies, el mundo tiene las puertas abiertas, y considero que todo profesional debe ser capaz de buscar soluciones cada vez mejores, es decir que todos sin importar el área en que se desempeñe deben ser innovadores. Buscar nuevas formas de lograr sus objetivos, siempre habrá soluciones a las diversas problemáticas, es solo meterle ganas, ser la mejor versión de ti, de eso se trata la superación.
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Comentarios (1 comentarios)
Marta Cantillo hace 7 años
Te lo mereces