La misteriosa historia de las botas mutantes.

Publicado por flag- Diego — hace 12 años

Blog: Ik Woon in Gent (Diego es)
Etiquetas: Consejos Erasmus

La misteriosa historia de las botas mutantes.

Tengo una vecina loca en mi piso de la residencia. Es alemana, borde, rancia, y bulímica. Al menos la americana que vivía pared con pared con esa mujer contaba que la escuchaba vomitar a menudo. Como no tengo ni la más mínima idea de cómo se llama, la llamaremos “la bulímica”.

Después de esta edificante introducción, paso a relataros la misteriosa historia de las botas mutantes. Unas botas negras, de mujer, han aparecido en el pasillo a la puerta de la habitación de la bulímica. Que aparezcan unos zapatos en el pasillo no es algo que se salga mucho de lo común en la residencia. Estamos bastante acostumbrados a descubrir objetos extraños después de noches de juerga. Pero me llamó la atención que las botas estuviesen ahí todo el día, sin moverse.

Tiago, un portugués que una vez tiró una silla por la ventana, vio también las botas, y llamó a la habitación de la bulímica. Valiente que es él, sabiendo que puede morir en el intento, porque la mujer está loca. Nadie respondía, y el misterio crecía y crecía.

Entonces decididmos olvidamos por un rato de las historias raras de la bulímica, y nos fuimos de fiesta a la sala común de la residencia. Yo no iba a salir, pero lancé una moneda a cara o cruz, y salió cara. No es mi culpa, es culpa del azar. El caso es que, al volver a mi habitación a por una cerveza, me fijé en las botas. Sólo que ya no eran botas.

Las negras botas de mujer se habían convertido en unas zapatillas de estar por casa. Grises, y feas.

Como pensé ver alucinaciones, me acerqué, las toqué, las olí, y las examiné detenidamente. Eran reales. “Está loca esta bulímica”, pensé, y me fui de fiesta. La gran sorpresa llegó cuando volví después de pasar la noche de juerga, con una Vicky Burguer en las manos.

Las zapatillas de estar por casa se habían reconvertido en las botas originales. Y no estaban en la puerta de la bulímica, sino en la puerta de la lituana que cena a las cinco de la tarde. ¿La explicación? Yo no consigo encontrarla.

Qué cosas más raras pasan de Erasmus.


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