Eres más de fiestas, de ligues, de dramas... ¿Qué tipo de estudiante Erasmus eres?
En Erasmus te encontrarás con estudiantes de todo tipo, alguno más peculiar que otro, pero todos especiales en definitiva. Y tú, ¿te has preguntado alguna vez qué tipo de estudiante Erasmus eres?
El Erasmus es una gran oportunidad para la mayoría de estudiantes, no solo para conocer culturas distintas, sino también habilidades nuevas como la autogestión y la tolerancia al estrés en un ámbito no familiar. No obstante, la mayoría de personas que quieren participar en este programa tienen una imagen más bien idílica de cómo será su estancia. Hay quien llega a escribir listas de objetivos a realizar que, obviamente no lleva a término; como anuncia la inscripción en el templo de Delfos, hay que conocerse a sí mismo es decir, cuáles son nuestros límites, virtudes y defectos. Sabiendo esto, es más fácil deducir qué tipo de estudiante Erasmus eres.
Y ya que estamos: ¿ya sabes qué tipo de estudiante Erasmus eres tú? Si no lo sabes y estás pensando en irte a algún país a hacer la estancia Erasmus o ya estás preparando las maletas, sigue leyendo para descubrirlo. Si quieres, incluso, te animo a que tomes nota y te lo plantees como un test o un juego para reirte con tus amigos. En cualquier caso, te dejamos unos ejemplos de qué tipos de estudiantes te podrás encontrar mientras haces tu semestre Erasmus.
¿Qué es ser un estudiante Erasmus?
Imagino que sobra decirlo, pero un estudiante Erasmus es aquel estudiante que recibe una beca de movilidad Erasmus (acrónimo de European Region Action Scheme for the Mobility of University Students). Con esta beca te puedes ir uno o dos semestres a una de las muchas universidades que participan en este programa. Esto de seguro que ya lo sabrás, porque, desde que uno pone el primer pie en una universidad europea, todo el mundo está hablando del tema, desde los profesores, hasta tus compañeros. Lo que quizá no sepas es que, además de los países dentro de la Unión Europea, también puedes seleccionar universidades de fuera, todo esto dependiendo de la modalidad Erasmus: el Eramus, el Erasmus Mundus y el Erasmus+.
Otro dato importante es que la beca Erasmus te facilita una cuantía; la primera parte se hace efectiva a mitad del curso y la segunda cuando regresas. Por lo que, si te organizas bien, no tendrás por qué ir con el agua al cuello. Normalmente, antes de que te concedan la beca, vas a tener que asistir a una entrevista con un tutor para que expongas tus motivaciones.
Si quieres saber más acerca de los requisitos y los pasos a seguir, encontrarás la información en Cómo solicitar tu beca Erasmus paso a paso.
Test qué tipo de estudiante eres
El tipo fiestero
En primer lugar tenemos este espécimen, de hábitos nocturnos, y cuyo hábitat suele ser la zona de bares, discotecas y cualquier tipo de chiringuito. Pocas veces visto en las aulas, se le suele reconocer por las profundas ojeras y el gesto de malestar cuando le da directamente la luz del sol o cuando alguien junto a él alza la voz. Aparte de bebidas espirituosas, por la mañana consume Ibuprofeno en altas dosis. Si vuelves a verlo por la universidad después del primer día de clase, puede que tengas la suerte de escuchar su canto matutino: “no lo volveré a hacer, no vuelvo a salir…” o “hoy voy de tranqui... ”.
Ya después de las 17:00 o 18:00, sin embargo, el tono muta a uno más animado y un meneíto de cabeza acompaña al reclamo de sus compañeros: “¿Hoy qué haces? ¿Te apuntas a la fiesta que han organizado en la facultad…?”.
Dijo en la entrevista con su tutor que quería aprender más sobre la cultura de su país anfitrión y, ciertamente, en viticultura es todo una eminencia. Sus primeras búsquedas en Google sobre su universidad fueron “Erasmus foro fiestas en... ” y “bares cerca de…”.
Procura tener uno de estos siempre cerca para cuando la cabeza pida abrir la válvula de escape y el cuerpo quiera fiesta; estas criaturas son buenos compañeros de correrías.
El tipo viajero social
En esta categoría tenemos a un sofisticado coleccionador de amistades, en general de relaciones personales. Como los mejores y más obsesos coleccionistas, esta persona dedica toda su energía y tiempo en su hobby: conocer gente nueva. Conoce a todo el mundo, incluso a ti te conoce, así que no hace falta que lo busques porque acabará dando contigo. Si quieres identificarlo, pregúntale el nombre de cualquier persona random de la facultad y muy probablemente tenga su Instagram, Facebook, WhatsApp, y como no, su Linkedln. Si quieres hacerte con un fiestero para salir de juerga, pregúntale a él, que seguro que tiene guardados en la agenda del teléfono tres repetidos y no le importará regalarte uno.
No hay mucho más que decir sobre esta persona, salvo que a su tutora, el día de la entrevista, le dijo que quería formar lazos que funcionen como vías de comunicación para futuras colaboraciones y proyectos… o algo por el estilo.
El tipo fanático de las historias Disney
Aquí metemos a aquellas personas que son fan de las historias Disney y están deseando hacerse sus propias películas. No es solo que quieran ligar durante el Erasmus—algo muy natural, por otro lado—, sino que quieren “el amor imposible de Erasmus”. Quieren vivir en sus propias carnes la perfección argumental del típico culebrón. Porque sí, no se trata solamente de conocer a alguien que les guste, sino alguien con quien compartir una tragedia shakesperiana donde el amor se anteponga a la distancia al terminar el Erasmus. A tu amigo, el viajero o viajera social, no le pidas que te lo o te la presente, ni aún cuando estés con unos deseos locos de ligar. Más que nada porque si vienes del mismo país que este personaje, va a sentir muy poco interés por ti porque, además, la dificultad idiomática es como un aderezo demasiado tentador para su paladar.
El tipo explorador o turista
Este tipo de Erasmus es un amante apasionado de la cultura e historia, y antes de poner el primer pie en el país donde va a pasar su estancia, ya tiene hecho un plan con todos los monumentos, museos e hitos históricos que debe visitar.
Por lo general, son gente muy fanática de la historia; a cada nativo que se encuentra le hace preguntas de su país como si estuviera frente a un experto arqueólogo, sociólogo, historiador, etc. Puede llegar a atosigar a un viandante descuidado con preguntas sobre la historia de la mancha en la esquina de al lado de la estatua que corona la vía central.
Una subespecie de aquel ejemplar, es el del turista. Vive con una cámara en la mano, a manera de miembro prostético que le ayuda además para poder ver. Como peculiaridad, son fanáticos de subir a su Instagram fotos de hamburguesas del McDonald’s y de plantas y animales de los parques públicos.
El tipo rata de biblioteca
A esta persona solo le importa el expediente académico y que la media no le baje. Aunque en principio esto parece lo ideal, llega a ser un problema cuando nos damos cuenta de que las únicas conversaciones que puede tener con otro ser humano son sobre las tareas o sobre la prueba de fin de curso, cuando apenas estamos en la primera semana del primer semestre.
Si alguna vez dice de quedar con compañeros fuera del aula, es para preparar una presentación que tienen que hacer en grupo. No saca la cabeza de los libros ni para comer. Es como si en su país no hubiera visto nunca uno.
El que vive en Babia
Más que un tipo, este vendría a ser casi una etapa por la que pasan casi todos los que se van de Erasmus. En cierta medida, el Erasmus busca que los estudiantes salgan de su zona de confort y tengan una pequeña muestra de lo que será su futuro profesional. Por eso mismo, aprender a gestionar los trámites burocráticos es tan importante, o por lo menos eso es lo que dicen para que te sea más leve hacer los trámites para la estancia Erasmus. Algunos logran superar esta primera etapa y caen en la cuenta de la pesadilla burocrática en la que viven, haciéndoles ser, de paso, mejores personas.
Otros, sin embargo, no superan este shock burocrático y pasan toda su estancia en un estado de introspección profunda, que algunos confundirían con un estado de meditación ininterrumpido como aquel al que se someten algunos monjes, aunque parece que tiene más que ver con que no se acaban de enterar ni de dónde están. Se puede decir que esta gente vive en Babia; hacen el Erasmus en Venecia y siguen viviendo en Babia; pasan dos semestres de Erasmus en Lisboa y no salen de Babia. Son ciudadanos ilustres de aquella comarca leonesa en España y la representan con orgullo, quizá con excesivo orgullo. No se enteran de los horarios, las fechas en que tienen que entregar los trabajos y hacer los exámenes, el nombre del bar en el que se tiene que reunir con el fiestero... En definitiva, están en otro planeta. Cómo lograron superar los requisitos para acceder a la beca Erasmus es un misterio que está al alcance solo de los más grandes sabios. Quizás aquellos a los que los libros susurran puedan algún día desentrañarlo y, de paso, puede que también contesten la pregunta más común entre los fiesteros: ¿cómo llegaría a su casa con la cogorza que llevaba?
El tipo polluelo que salta del nido
Al igual que la anterior, esta también es una etapa por la que pasan la mayoría de estudiantes y hace referencia a la inseguridad y timidez de aquellos que salen por primera vez de su hogar y que, paulatinamente, van adquiriendo confianza y desenvoltura en el mundo.
Algunos, sin embargo, son un poco extremistas y se comportan como si nunca hubieran visto la calle y cogen con tantas ganas la experiencia que luego el retorno les resulta muy difícil. No llaman casi nunca a casa para avisar a sus padres de que están bien, y cualquier consejo que estos les hacen, lo sienten como un intento de interrumpir su recién alcanzada libertad. Eso sí, seguirán necesitando de vez en cuando una cariñosa transferencia bancaria para mantenerse durante la estancia.
Los polluelos que se caen del nido
Aquí el caso opuesto. Estas personas, estando a miles de kilómetros de sus familias, es como si estuvieran más atados que nunca. Sufren de una inseguridad terrible y apenas son capaces de hacer nada sin buscar la aprobación de una figura de autoridad. Siempre están llamando a sus padres por cada bache que se les cruza en el camino y, en general, se pasan la estancia en constante estado de ansiedad. Casi casi que se les escapa llamar a sus profesores papá o mamá e incordian a sus tutores hasta cuando quieren salir de fiesta.
El tipo achacoso o nonagenario
Aquí nos encontramos con el tipo de persona de la que se suele decir muchas veces que anda con cara de haber chupado un limón y siempre está quejándose; vamos, aquel que ha nacido con alma de nonagenario.
Que si hace mucho frio, que si hace mucho calor, que si hay mucha humedad, que si es muy seco el clima, que si el nivel del idioma es más alto de lo que le pedían, que si es más bajo y para qué tanto esfuerzo antes de venir, que si no hacen amigos, que si la gente es demasiado pegajosa que si tal que si cual...
—¡Mira cuánta gente! Vaya fiesta. Mola, ¿no? —le dices pensando que se dejará llevar un poco por el ambiente y el ánimo general, hasta que escuchas su voz cínica y seca.
—Aquí la música está demasiado alta.
Casi que no sorprendería si te los encuentras en una habitación vistiendo un abrigo de lana con la calefacción encendida en pleno verano mientras hacen ganchillo, y que te pidan sentarte a su vera porque quieren contarte sus andaduras en la guerra del Peloponeso.
Seamos claros, ser una persona crítica y quejarse cuando algo molesta está bien, pero estar constantemente quejándose de todo, tampoco es sano.
El tipo quiero y no puedo y el tipo acróbata
Aquí metemos a aquellos que quieren o aspiran a ser parte de todos los grupos anteriores y pretenden hacerlo todo con la misma energía. Uno no puede más que sentir lástima por ellos: el peso del mundo y de su propia insensatez, tarde o temprano los acaba aplastando. Si tienes algún amigo o amiga en este grupo, hazle un favor y preséntale un fiestero que se los lleve con ellos.
Luego, por otro lado, están los tipo acróbata, que son aquellos que consiguen lograr exitosamente lo que los del tipo quiero y no puedo intentan. Lo mismo habría que renombrar esta categoría como el tipo unicornio, es tan raro de ver que podría ser perfectamente un ser mitológico.
Entonces, ¿qué tipo de estudiante crees que eres?
Como verás, todas las categorías se han sacado de los datos recogidos por la Universidad de Mi Casa… Ahora, poniéndonos serios, ten en cuenta que los excesos no son buenos ni para tus proyectos personales, ni para tu bienestar. Los problemas de adaptación, la administración del tiempo de estudio, trabajo y ocio, la dificultad para crear lazos personales, conocer gente nueva, el estrés, la ansiedad, la angustia... Todo esto son problemas que ya cualquier alumno normal tiene que aprender a gestionar; más aún un alumno de Erasmus, que se encuentra en un ambiente extraño, culturalmente hablando.
La mayoría de estudiantes Erasmus se lo ha pasado tan bien durante su estancia que, a la hora de volver, les resulta extremadamente difícil dejar todo aquello atrás. Tan solo disfruta de la experiencia más allá de que todo salga como quieras. En cualquier caso, procura pasar alguna vez por las aulas (o salir de ellas) y, sobre todo, búscate un buen sitio donde vivir y donde compartir tu experiencia con el resto de compañeros y compañeras, porque será tu nuevo hogar.
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