Equivocarse y aprender (Viaje a Bruxellas)
Nos vamos a Bruxellas.
La mejor manera de aprender algo es equivocarte antes, y si te equivocas estrepitosamente mejor. Si pones la mano en una sarten que quema una vez ya no la pones dos.
Eso nos pasó a Joao (Portugues), Mar Cel (Aleman) y a mi. Teníamos un vuelo planeado desde hace muchísimo tiempo y ni siquiera le prestabamos atención. Este vuelo estaba planeado desde Milán hasta Bruxellas.
La semana previa todos estabamos entusiasmados, pero a la misma vez teníamos mil cosas que hacer y no teníamos un segundo para respirar. En mi caso, había hecho un viaje a Roma, Napoles y Pompeya justo la semana de antes (5 días) y el lunes siguiente de este viaje a Bruxellas tenía mi primer examen de la universidad. Por lo tanto, lo menos que hacía era pensar en Bruxellas.
Los días pasaban y parecía que el viaje no se acercaba, ninguno de los tres decía nada al respecto y cada uno ibamos con nuestro cacao mental hacia todos sitios. Hasta que... llegaba el día.
El día de antes empecé a preparar la mochila, y ya me dí cuenta de que me iba nada más ni nada menos que a Bélgica. El avión salía a las 8 de la mañana, por lo que, a las 5 ya estabamos todos en movimiento de camino al aeropuerto.
De primeras el taxi vino a por Mar cel y a por mi (vivimos en la misma residencia), y, sucesivamente, fuimos a por Joao. Los tres ibamos convencidos de que la experiencia iba a ser impresionante, pero...
Llegamos a la estación central de Milán, allí salen autobuses cada 10/15 minutos hacia todos los aeropuertos y nosotros confiados dijimos "Hay que buscar el de Bergamo"
Un lado hacia otro buscando, lo encontramos y ya estabamos montados en el autobus de camino a Bergamo. Tres jóvenes llenos de energía, entusiasmo, motivación y ganas que estaban durmiendo en el autobús como ninguno de los que estaban allí.
¡Chicos, hemos llegado! Vuelta al aeropuerto de Bergamo, no lo veía desde la primera vez que pisé Milán (y que cambiado me veía). Recuerdo que no sabía ni decir una palabra en italiano y ahora iba confiadísimo de que podría con todo. Por eso, decidí mirar los papeles y aventurarme como guía profesional del aeropuerto cuando ví un nombre en negrita que me dejó clavado... MALPENSA.
Nos hemos equivocado de aeropuerto.
No puede ser (me frené en seco), debe de ser el de vuelta tranquilo. Miré el otro papel y... MALPENSA ¡Chicos, tenemos un problema!
- ¡¿¿Qué pasa??!
- ¡¡¡Nos hemos equivocado de aeropuerto!!!
- Imposible, dejame ver.
Yo estaba esperando a que me dijesen que no tenía ni idea de moverme en los aeropuertos, y, que por lo tanto, estamos en el sitio correcto. Pero no fue así.
- Luis rápido tu que hablas italiano tienes que preguntar si hay alguna opción para cambiar los billetes o algo que podamos hacer.
- Voy voy tranquilos (Corríamos)
Me aveciné a la primera puerta que ponía información y, en un increible y fluido italiano que la tensión me había proporcionado, Empecé a explicarle toda la situación, enseñar los papeles y hacer gestos como si de un mono histérico se tratase. En ese momento me dí cuenta de todo el italiano que había aprendido, aún así, el resultado no fue el mejor para nosotros.
¡¡200 EUROS!!, 200 euros nos costaba cambiar los billetes de un aeropuerto a otro, ¡¡¿¿Estamos locos???!!, otra vez a correr con las manos en la cabeza para buscar un taxi. Aún nos quedaba una hora para poder coger el avión, no podíamos quedar sin intentarlo pero... ¿Dove si trova Malpensa?
En el quinto cap**** imposible llegar si no es pagando 110 euros al taxista, y aún así, bastante justos. Por lo tanto, ya empezamos a asumir nuestro fallo, no nos lo creíamos aún pero no había otra, nos habíamos equivocado de aeropuerto.
Es imposible que nos hayamos equivocado, LOS TRES. Ninguno se ha dado cuenta de que no era el aeropuerto correcto ¡ninguno! Cada uno empezó a autojustificarse y a autoculparse al mismo tiempo.
Mis padres se van a pensar que soy retrasado, (repetiamos todos al unisono). Aún no me creo que estemos en el aeropuerto erroneo, es imposible. Bueno... ¿volvemos?
Yo creo que nos subimos incluso en el mismo autobus que nos había traido hasta Bergamo, entonces, la decepción se convirtió en risas. SMART PEOPLE HERE. Chicos, el mejor viaje a Bergamo de la historia, me ha encantado. Un aeropuerto chulísimo, las vistas espectaculares, el asiento un poco incomodo, pero sin duda el mejor viaje de mi vida (reíamos)
¿Ahora qué? Mar Cel y yo ya estabamos pensando en la reacción de la gente cuando llegásemos a la residencia. Tenemos que decirles qe ha sido un viaje impresionante, o quizá podríamos dormir un par de día en casa de Joao y hacer como si nada hubiese pasado.
La verdad es que la mayoría ni se acordaba, y nosotros para disimular, fuimos a la universidad directos. Yo tenía mi primer examen el lunes y estabamos a viernes, bueno... no hay mal que por bien no venga. Eso es porque alguien quiere que apruebes Luis (me decían).
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