El regreso a casa
El regreso a casa
¡Hola a todas y todos! Esta vez he vuelto para hablar de algo un poco diferente. Suspenderé por esta vez los relatos de viajes, de paisajes por descubrir y ciudades por visitar, y hablaré de lo que viene después de todo eso: el regresar a casa después de un viaje largo o corto, o, lo que es aún más difícil, después de un periodo de estudios en el extranjero.
Yo he vivido esas tres experiencias y siempre es diferente volver a casa después de haber vivido fuera de ella tantas cosas tan distintas. Hace tres días volví a casa después de dar la vuelta al mundo (literalmente): después de estar un mes y medio en España, tres días en Portugal, diez días en Vietnam y un día en Estados Unidos. En cuestión de menos de dos meses estuve en tres continentes diferentes y desde luego que volver a casa después de algo así es toda una experiencia. A continuación les hablaré de lo que implica volver a casa, tanto de problemas que se tienen que enfrentar como de cosas que se deben disfrutar como parte del regreso.
El regreso después de un viaje corto
Un viaje puede ser incluso de un solo día, de ir y venir el mismo día a algún lugar que quede lejos de nuestra ciudad. Estos viajes no implican mucho problema, pues no cambian prácticamente nada de nuestra rutina ni afectan realmente nuestros hábitos, aunque sí funcionan como pequeñas escapadas perfectas que permiten relajarse, distraerse y alejarse de lo cotidiano aunque sea por unos momentos. Siempre es bueno un poco de cambio, aunque no dure mucho, sobre todo para las personas que tienen una rutina fija de la que no pueden salirse más que en pocas ocasiones.
Yo soy de la idea de que siempre hay algo cerca que disfrutar y conocer, incluso en la propia ciudad donde se vive. Así que cuando no se cuente con tiempo o recursos suficientes para ir muy lejos o por mucho tiempo, siempre existe la opción de ir y venir el mismo día o hacer un viaje de fin de semana a algún lugar que quede cerca. Yo, por ejemplo, lo que puedo hacer si quiero, o necesito, salir de mi ciudad, es ir al pueblo mágico de Páztcuaro, que se encuentra a tan solo media hora de camino de mi ciudad de Morelia. Les dejo a continuación una foto de este lugar que tanto me gusta. Miren lo bonito y lo tranquilo que es. ¿Pueden pensar en un lugar así que quede cerca de donde ustedes viven? Podría ser el lugar perfecto para que realicen estos viajes cortos cuando lo necesiten.
Aquí no tengo mucho que decir sobre el regreso a casa, pues cuando una o uno no se va tanto tiempo ni tan lejos, no es que cambien muchas cosas o que sea difícil regresar. Lo único que les puedo decir es que estos viajecitos son una verdadera ayuda en momentos de estrés o del simple hartazgo de estar siempre en el mismo lugar, así que les recomiendo que de vez en cuando se atrevan a hacer algo diferente y cerca de donde viven. Les servirá como un poco de libertad dentro de lo que es la vida habitual e incluso los y las dejará con ganas de hacer cosas diferentes más seguido. Este tipo de viajecitos los pueden hacer en familia, en pareja, con amigos y amigas o incluso sin otra compañía más que la de ustedes mismos/mismas.
El regreso después de un viaje largo
Un viaje largo que implique vacaciones y no estudios o trabajo, pues de esto hablaré en el siguiente apartado, suele ser cansado incluso cuando el objetivo del viaje era descansar. Incluso cuando se va a la playa por varios días, hay factores como el clima o el mero trayecto que hacen que esto sea cansado. Vacaciones realmente no es sinónimo de descansar. Así que después de algún viaje largo, que haya llevado varios días y haya sido a un destino o destinos lejanos, siempre es bueno contar con unos cuantos días de descanso en la propia ciudad antes de volver a la vida habitual del trabajo, estudios o ambos.
Hacer un viaje largo significa generalmente llevar una maleta grande, y el regreso implica deshacer esa maleta y acomodar todas las cosas que se llevaron al viaje en donde deberían estar habitualmente. Siempre hay detallitos que quedan pendientes después del viaje y considero que es más prudente y más útil el tener ya reservado algún espacio en cuanto se regrese del viaje para resolver esto antes de que la vida cotidiana nos vuelva a absorber en sus múltiples problemas o pendientes diarios.
Cuando he realizado viajes largos y he regresado a casa justo un día antes de entrar a la escuela he sufrido mucho porque no he terminado de resolver los pendientes del final del viaje (deshacer la maleta, principalmente), cuando ya debo preocuparme por acomodar mis útiles y pensar en mis tareas. Es por esto que les recomiendo que tengan unos cuantos días de colchón entre el regreso a casa y la entrada a clases o al trabajo, aunque yo sé que no siempre es posible. En estos casos, lo mejor es darse el tiempo en cuanto se pueda para quitarse todos los pendientes relativos al viaje, para que no queden de este más que los buenos recuerdos y experiencias que generó.
Regreso a casa después del Erasmus
Regresar a casa después del Erasmus o cualquier periodo de movilidad internacional (o incluso en el mismo país, pero en otra ciudad), es algo muy difícil. Se los contaré desde mi experiencia personal.
Después de estar seis meses en Italia, volví a mi país con emociones encontradas. Estaba muy feliz de regresar y volver a ver a mi familia, a mis personas importantes, volver a comer mi deliciosa comida mexicana, volver a sentir el buen clima, y en general estaba feliz de recuperar todo aquello que extrañé durante mi temporada en Europa. Sin embargo, también había un sentimiento de nostalgia por la vida que había vivido en Italia, por mis nuevos amigos y nuevas amigas que había hecho allá y que ya no vería pronto, por la ciudad donde viví y cómo fui descubriéndola lentamente y guardándola en mi corazón, nostalgia incluso por detalles como las galletas que compraba en el supermercado.
Esta fusión de sentimientos creaba en realidad una confusión de sentimientos. Estaba feliz y estaba triste. Gozaba de unas cosas, pero otras me faltaban. Sentía que una parte de mí había regresado, pero la otra, ¿la otra dónde estaba?
Yo estaba, de alguna manera, incompleta.
Y ahora sé que nunca volveré a estar completa después de estas experiencias internacionales, pues fui dejando pedacitos de mi corazón por todas partes, como dejaba Voldemort sus horrocruxes, pedazos de su alma. Leí alguna vez en alguna red social lo siguiente, y lo tengo muy presente desde entonces: hay un precio que se debe pagar por la riqueza de conocer el mundo, por la experiencia de vivir el mundo, y yo lo pagué con sentirme incompleta, con sentirme un poco de aquí y un poco de allí.
Siento que esta nostalgia e incompletitud les llega a todos y a todas en un cierto grado. A mí me llegó en uno medio, que de vez en cuando puede incluso ser alto.
Otra complicación de volver a casa, en mi caso, es que después de vivir la independencia y la libertad, vuelvo a vivir en una familia donde no soy yo quien decide por mí, sino que hay reglas que seguir y otras personas deben aprobar algunas de mis decisiones. Esto me costó mucho trabajo también y muchas veces implicó un choque con mi familia. Esto lo voy superando poco a poco, pero sinceramente añoro mucho de la libertad que sentí estando fuera.
Esto no les pasa a todos ni a todas, desde luego, pues hay muchos y muchas estudiantes que ya eran independientes desde antes de irse de movilidad. Son afortunados o afortunadas en cierta medida porque al menos no tienen que vivir estos choques.
Ahora que estoy en casa de nuevo, pienso en la casa en la que viví allá, en Bolonia, pienso en mis roomies, con quienes compartía al menos una cena internacional a la semana, pienso en la libertad de poder salir y entrar sin tener que pedir permisos o dar explicaciones. Pienso en muchas cosas que ya no puedo tener aquí. Mirando fotos como la que sigue, me da mucha nostalgia por las tantas cosas que viví durante mi movilidad, y que sé que no podré vivir más en mi vida cotidiana.
En general, a mí me fue muy difícil volver a casa y volverme a habituar a esto, a sus reglas, a sus horarios, a sus decisiones. Me fue difícil ver cómo me fui, y el mundo no se quedó estático mientras yo estaba fuera, sino que muchas cosas cambiaron. El paisaje cambia, el gobierno cambia, la gente cambia. Entonces otro choque enorme y terrible para mí fue darme cuenta de que el mundo no seguía como lo dejé, y realmente yo tampoco seguía siendo la misma que se fue.
Es verdaderamente importante ser conscientes de esto antes, durante y después de la estancia: todo cambia, y seguramente muchas cosas ya habrán cambiado a nuestro regreso. Es inevitable.
De toda esta experiencia que tuve, lo que les puedo recomendar es que cuando vuelvan a casa después del periodo de movilidad (sea de seis meses, un año o el tiempo que fuera) intenten tomar con calma estos cambios que encuentren, intenten tener paciencia con el no ser independientes otra vez (ya lo volverán a ser tarde o temprano), intenten no dejarse llevar por la nostalgia de lo que vivieron en el intercambio, y sobre todo intenten disfrutar todo lo que significa estar en casa.
Disfruten todo eso que extrañaron cuando estaban lejos. Disfruten de dormir de nuevo en su cama de siempre. Disfruten de degustar los guisos familiares que no comieron en tanto tiempo. Disfruten de pasear por esas calles que conocen como la palma de su mano. Disfruten de esas amistades que nunca cambian, y también sepan decir adiós a las que sí cambiaron. Disfruten de todo lo que los pueda hacer felices estando en casa, por pequeño que pueda ser. Disfruten todo para que sean más llevaderos todos los otros sentimientos que se acumularán dentro de ustedes. Después de todo, volver a casa no es tan malo, y si lo es, significa que seguramente ese no es el lugar para ustedes, y que tendrán que volver al sitio donde más felices hayan sido, ahí es donde está su verdadero hogar y solo ustedes pueden saberlo.
Recuerden que, de cualquier manera, volver a casa no significa volver para siempre. En cualquier momento pueden surgir nuevas oportunidades, y, a veces sin esperarlo siquiera, puede que muy pronto se vuelvan a encontrar así:
Espero les haya sido útil esta entrada, tanto para quienes ya hayan experimentado estas emociones o algunas afines después de regresar a casa, como para quienes apenas irán a vivir la fabulosa experiencia de los estudios en el extranjero y luego volverán. El tiempo pasa demasiado rápido, así que lo que más les aconsejo es que piensen lo menos que puedan en las incomodidades, tanto de estar lejos como de estar en casa, que siempre hay algo que disfrutar donde sea que se esté, y lo más valioso es disfrutar el momento, y preocuparse después.
¡Gracias por su atención y hasta la próxima!
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Comentarios (1 comentarios)
Beto GC hace 5 años
Muy linda reflexión sobre lo que implicó volver para ti. Muchas gracias por compartirnos tu vivencia, María :).