EL ERASMUS ME HA CAMBIADO

Esta noche de Septiembre me siento a escribir y compartir mis sentimientos más personales a cerca de esta última experiencia viajera de mi vida. El erasmus. El erasmus puede tener la etiqueta de perecedero, pero estoy de acuerdo solo en un aspecto su duración. Claro que su duración es perecedera, no sería tan especial si no lo fuese. Esta experiencia que he tenido la suerte de poder experimentar en primera persona ha hecho mella en mi personalidad, en mi manera de pensar, de ver el mundo y de relacionarme con los demás. Pero la palabra Erasmus representa para mi oportunidad, no todo esto que os acabo de decir que después de el tengo. La palabra Erasmus y la beca que conlleva me han dando la "oportunidad de", de un montón de cosas que habría sido imposible conseguir de otro modo.

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De hacer locuras como nunca, de abrirme a los demás, de ver cosa nuevas cada minuto, de no pensar en el tiempo, de reir hasta llorar, de amar, de compartir, de aprender, de hablar de todo sin tabues, de ser yo misma, de sentirme libre, de valorar. En la vida hay momentos en los que necesitamos poner freno a ese ritmo frenético al que estamos empeñados de seguir para conseguir todo lo que queremos. Ese freno en mi vida lo he tenido yo en el Erasmus. Es un año de tu vida en el tienes mucho más tiempo para ti, para tu mente, para conocerte y conocer, para saber lo que quieres y lo que no. Ha sido como una medicina. Una gran persona que he conocido este año siempre me decía: hay que conseguir ser capaz de centrarnos en cada cosa que hacemos por insignificante que nos parezca y disfrutrar de ella, vivirla de verdad. La primera vez que lo escuché mi mente arraigada a las prioridades y me soltó el imposible.

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Si escribiera una carta a mi yo del futuro lo primero que le dería es que viva a tiempo relativo no al establecido que nunca te deja disfrutar de nada realmente. Todas y cada una de las conversaciones que he tenido este año, sin que me diese cuenta, eran gotitas en el barril erasmus. Han sido muchas las veces que me he detenido a hablar con personas que no conocía antes, puede que incluso haya batido mi propio record. Todas han estado ante mis ojos, algunas han vuelto, otras no. Pero el caso es que todas y cada una de ellas han dejado algo en mi que no estaba antes.

Mi sentimiento tras haber vuelto de mi erasmus es de gratitud. Una gratitud que nace de las roturas. He roto con muchas partes de un yo de prejuicios, de muchos juicios... si imagino mi mente antes y después de este año es como si viese un seto perfectamente tallado y perfecto y después un arbol precioso lleno de pequeñas ramas todas diferentes y heterogéneas con mucho color. Creo que mi percepción de muchos aspectos de la vida ha cambiado tras esta experiencia. Gracias a poder experimentar de hecho, muchas cosas que antes eran inimaginables para mi.

He tenido mucha suerte de haber podido cruzarme con muchas personas que probablemente de otra forma no hubíese sido posible. Sin ellos ahora mismo sería un poco otra, en otro sitio, haciendo otra cosa y sin estar escribiendo sobre mis sentimientos seguramente. Por eso creo que he tenido suerte, ahoramismo aquí sentada escribiendo sobre mi expericiencia me siento más yo que nunca. Y feliz, muy feliz de poder estar haciendo esto. No os perdáis una experiencia así por pensar que no sois capaces de hacer algo que conlleva el erasmus porque vais a encontraros allí con partes de vuestro yo que no creíais que existian. Quizás ahora ni podréis imaginar. Es hora de volar, más ahora que nunca.

Mucha suerte.

Elena.

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