De Erasmus Sin Televisión

Este es un mensaje especialmente dedicado a todos los futuros Erasmus (o viajeros) que vengan a la tierra de las flores, de la luz y del amor. En Valencia no encendáis la televisión. 

Salvo caso de emergencia o si es para practicar el idioma escuchando las noticias. En ese caso puede aceptarse, de otra manera, no lo hagáis. Desde que existe Internet prácticamente he puesto fin a las veces que veo la televisión. Si lo hago es por algún caso de evento social que disfrute en compañía de colegas, amigos o familiares. Pero desde luego no para ver los programas que emiten.

Alguna vez, algún programa de magia, algún documental del Discovery (aunque igualmente puedes encontrarlos en Internet sin anuncios, pero todos sabemos de la comodidad del sofá ciertas tardes después de la siesta). Pocas son las series que se emiten en España que se salven (y dejan de salvarse por la cantidad ingente de publicidad que meten todas las cadenas). Igual ocurre con la programación. Pero peor.

Menos mal que con el TDT llegaron multitud de canales que siguen teniendo algo decente que emitir, como Paramount Channel, La Sexta 3, Discovery Max (a veces), Xplora (a veces) y no sé si llego a salvar alguno más. Pero en principio todas las cadenas españolas emiten programas que son bazofia.

Ya lo dijo muy sabiamente Ray Bradbury en su librazo "Fahrenheit 451", el primero que deberías leer si no lo has hecho ya estando de Erasmus o sin estarlo. Léelo y punto. El caso es que Bradbury en una parte del libro comenta por voz del jefe de bomberos (de estos bomberos especiales que sólo podréis entender si habéis leído el ibro, o visto la película de mismo nombre, en el peor de los casos):

"[...] Dale a la gente concursos que puedan ganar recordando la letra de las canciones más populares, o los nombres de las capitales de Estado o cuánto maíz produjo Iowa el año pasado. Atibórralos de datos no combustibles, lánzales encima tantos "hechos" que se sientan abrumados, pero totalmente al día en cuanto a información. Entonces, tendrán la sensación de que piensan, tendrán la impresión de que se mueven sin moverse. Y serán felices, porque los hechos de esta naturaleza no cambian. No les des ninguna materia delicada como Filosofía o la Sociología para que empiecen a atar cabos.[...] Así, pues, adelante con los clubs y las fiestas, el sexo y las drogas."

El mensaje subyacente en todo este monólogo, que el monólogo completo es simplemente brillante, esto es sólo una pequeña parte, viene a explicar perfectamente lo que ocurre hoy en día con la televisión.

Nos dan concursos y programas en los que se gana prácticamente sin ningún mérito. Por girar una ruleta, saber cosas que sabría hasta un niño de doce años o directamente jugar azarosamente. Bien es cierto, para ser justos, que quedan programas como "Saber y Ganar" en los que se sigue valorando la cultura de los participantes (aunque curiosamente los premios son infinitamente más pequeños que los chorri-programas para borricos) con presentadores, además, que tienen el secreto de la eterna juventud (y sí, hablo de la leyenda viva Jordi Hurtado. Nadie sabe qué carajo hará este hombre para estar siempre igual, quizá algún día se descubra y podamos evitar la vejez. Aunque eso conllevaría otra serie de problemas morales que ya se tratarían dado el caso). Pero en su mayoría, los de mayor éxito, suelen ser basura amarillista y sensacionalista como el de la máquina que dice si la persona dice la verdad o miente. No sé el nombre ni me importa, pero había varios y en su día tenían mucha audiencia. 

Pero si nos vamos de los concursos y pasamos a los programas la idea es la misma. Hacer que los espectadores tengan la sensación de que piensan. De que ellos son más listos, de que están informados. Y serán felices pensando que, bueno, que no están tan mal, que podría ser peor, que podrían ser tontos como las personas que ven en la televisión. Qué pasa con programas como "Machos y Hembras Hormonados con Deficiencia Mental Injustificada, Ególatras, Egocéntricos y Narcisistas y Viceversa", por no hablar de cualquiera de Telecinco de "prensa rosa". Pues justamente eso. El circo mediático es asqueroso e infumable. Y esa es la gran cultura televisiva de España. Al menos en su mayoría. Un país donde Belén Esteban es número uno en ventas. 

Este es un tema que me revienta, sinceramente. Discutimos de esto varias veces durante el Erasmus porque ciertas chicas (sí, eran chicas, podría decir personas, pero todas eran chicas) se descargaban a propósito estos despropósitos (já, qué bien traído, auto high five) para ver y discutir sobre lo que en ellos ocurría. Deplorable del todo, y más teniendo en cuenta que estás robando horas a tu Erasmus para eso.

Pero ahí viene la parte divertida... las justificaciones que suelen dar los espectadores de este tipo de programas... que merecen post aparte.

Porque por supuesto sienten que necesitan justificarse. Sin embargo, nunca he oído justificarse a alguien a quien le gusta ver un documental sobre la Segunda Guerra Mundial o sobre la creación del Cosmos. Ojo, que no estoy diciendo que todo lo que haya que ver deba ser intelectualmente productivo. También hay buenas series de entretenimiento que no aportan demasiado, pero que al menos no destruyen. Porque los programas de los que estamos hablando son destructivos para la generación neuronal (bueno, no podemos generar más neuronas, sólo perderlas, pero sí podemos crear nuevas conexiones y fortalecer la plasticidad, y estoy esgurísimo de que viendo como gritan y berrean cuatro niñatos y niñatas en la televisión no vamos a conseguirlo. No es interesante ni justificable ni siquiera desde un punto de vista sociológico), de eso estoy seguro. No hay más que ver los moldes sociales que crean. Las tendencias en la forma de hablar, de vestirse e incluso de comportarse.

Son un maldito peligro para los jóvenes más influenciables. Y así nos va...

To be continued...

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