Primera fiesta: Amatøren

Es este un bien día para escribir de mi primera fiesta erasmus porque hace un año justo justo que estaba dándolo todo en Amatøren.


Pero me remonto un poco para que podáis entenderlo. El día 18 había llegado a Oslo y me había, más o menos instalado. Me dio tiempo a quedar con una chica muy amable llamada Juana que tenía que ir a comprar a Grønland (ya hemos hablado de eso en el post de los truquitos de ir a comprar). Allí comprobé la locura que era esa tienda: siempre siempre hay cola y tienes que dar codazos para comprar tus patatas. Ese día comencé a aprender que es mejor no ir el sábado por la mañana...

El caso es que el día se sucedió sin demasiadas novedades: skypee con mis padres, empapelé mi cuarto con fotos, posters y toda una serie de tonterías que me había llevado de España a sabiendas de que las paredes estarían peladas y creo recordar que cotilleé un poco la zona del pasillo común de mi vecino (compañero de baño) que no estaba.

Conocí a mis compañeros de pasillo y cocina (importante sí, muy importante), y supe que viviría en paz maravillosa desde entonces hasta el fin de mi erasmus. Por un lado estaba el joven noruego del apartamento: Berg. Papá con una niña llamada Isis de la que estoy absolutamente enamorada a pesar de que no hablaba nada de inglés. Pero a mí me daba igual, porque cuando salía a jugar al pasillo le faltaba poco para coscarse de que estábamos mi amiga Flavie y yo cenando. Se venía para la cocina y se hacía la remolona hasta que le ofrecíamos comida. Todo le gustaba y más si era dulce jajaja.

405: Berg e Isis tenían su propio apartamento así que lo de compartir cocina no iba con ellos.

En la 401 vivía yo. En la 402 vivía interrogante porque no estaba. Sabía que era un hombre por la ropa del armario y por la espuma de afeitar, pero... ¡nada más! Ya veremos quién es exactament, que da para un post jaja.

La 403 y la 404 estaban vacías, por ahora. A la semana siguiente se mudó Flavie a la 404. Ella sería mi mejor amiga durante el erasmus. Una chica francesa a la que adoro profundisimamente que me ha dado muchas muchas lecciones, todas desde el cariño. Era como mi hermana mayor, y yo como su madre (sé que suena raro, pero era así). Será una gran dentista.

En la 403 luego viviría un chico italiano llamado Alessandro. Un chico MUY peculiar. Pelo largo, moreno, hasta el... bueno lo tenía de largo como la espalda y eso. Pesaba... pues bastante. Podemos decir que estaba oficialmente gordo. Aunque claro una vez vimos cómo comía y lo que comía, confirmamos las sospechas y el día en que su mamma italiana lo visitó... jajajajaja. Eso da para otro post-anécdota.

En la 406 vivía Ricarda, sí, con ese nombre tan español, una chica Suiza absolutamente adorable, estudiante de educación física. También escribiré sobre ella un día, porque hay otra anécdota- consejo que debo contaros :P

En la 407 vivían Roland y su hermana Evelyn. Dos cameruneses. No era legal que viviesen juntos en la misma habitación dos personas por más de dos días, peeero, allí nadie dijo nada porque la verdad es que eran los principales responsables de conservar el orden establecido en la cocina.

Y...en la 408 el noruego raro raro raro llamado Thomas. Un chico increíblemente reservado que caminaba muy extraño. Aparentemente, antes de mi llegada no hablaba con nadie. Tras mi llegada hablaba conmigo y luego comenzó a hablar con Flavie también cuando ambas estábamos en la cocina. Estudiaba matemáticas y me preguntaba cosas muy... raras. Todo muy acorde a él.

 Tras conocer a las personas que vivían conmigo (en realidad a todos no los conocí ese día, pero bueno, ya los tenéis presentados), me dispuse a comunicarme con las personas que sabía que estaban en Oslo para ver qué se cocía esa noche porque era sábado.

Elena (loca, pirada y super española Elena) me dijo que había pre-party (concepto que a partir de ahora comenzaría a usar muchísimo no, lo siguiente) en el edificio número 10, tercer piso, la cocina de Thibault. Yo le dije que era nueva, que no conocía a nadie, y que por favor si podíamos quedar en la puerta de su edificio, el 46 para ir porque yo no tenia ni z***. Así que así quedamos.

Yo me arreglé sin arreglarme. Es decir, que me tapé las ojeras, me puse un pantalón que más o menos me quedaba... no mal, y me fui para la puerta del edificio de Elena, que estaba al lado del mío.

Cuando Elena salió yo me quedé loca. Ella iba súper arreglada, tacones incluidos (recordar que estábamos en Noruega, en enero, que había nieve y hielo por TODAS partes) y comenzó a hablar super deprisa. Que si mari esto que si mari lo otro, que es la fiestabad taste, pero a mí me la pela porque no me apetece ir garrula, así que voy así,.. bla bla bla. Y yo flipando jajajaja.

Llegamos al edificio 10 y cuando se abrió la puerta de la cocina yo flipé: estaba lleno de gente que entonces no conocía absolutamente nada pero que serían muy muy pronto mi familia en Oslo.

El rato allí fue muy distendido. Todos parecían sentir mucha curiosidad, así que hablaba con unos, con otros. Franceses, españoles y alemanes eran la mayoría del lugar. Y una chica noruega llamaba especialmente la atención porque era increíblemente morena jajaja. Y es que en Noruega hay muchos noruegos que tienen raíces turcas, como Sheri.

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Desde allí nos fuimos a Amatøren, el pub de la otra residencia llamada Sogn. Estaba a unos 10 minutos andando, de hecho, decidimos bajar andando y no esperar al autobús porque no sabíamos cuando pasaría. Claaaaro pensarás, todo muy lógico, ahá. Añádele  quince grados negativos a la broma. Eso es. Que cuando llegamos al pub teníamos más ganas de entrar que las que tienes de entrar al baño de tu casa mientras esperas al ascensor (todos conocemos el efecto que tiene esperar al ascensor en la vejiga, ¿verdad?).

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El sitio estaba bastante guay, la verdad. Ese día había que pagar entrada (cosa que no volví a hacer cuando descubrí el truco de pasarse el cuño) pero tampoco era tanto, unos 5€ españoles. La fiesta estaba muy guay: erasmus everywhereeeee. La gran mayoría de la gente vestía jodidamente mal porque era la fiesta del mal gusto y yo...pues no lo sabía. Pero tampoco desentonaba porque iba normal. En aquel pub las cervezas eran unas 30 o 35 NOK (sí, unos 5 o 6 euros, lo sé...). Pero bueno, si encontrabas a algún hombre borracho solían invitarte jajaja.

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La noche fue increíble. Recuerdo que volvimos a casa caminando también (esta vez cuesta arriba) y que antes de volver un amigo (entonces no era amigo, pero lo es ahora) me retó a salir a la nieve a las... no sé, ¿3 de la noche? en tirantes. La foto es la prueba y los 15 grados negativos lo que sintió mi cuerpo, que volvió rojito al interior del pub (por cierto qué rellena salgo en la foto xD, ahora veo los kilos que he perdido con orgullo).

La verdad es que considero esa noche un éxito del que sería el inicio de mi erasmus.

See you later, erasmusitos :D


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Comentarios (2 comentarios)

  • flag- Andres Garcia Lopez hace 10 años

    Ya tuviste narices para salir así, de esa guisa y tan poca ropa, con esa temperatura. Mejor me voy pa' la mantica...

  • flag- Laura Ramon hace 10 años

    Madre mía, te debiste congelar en tirantes y con ese frío!

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