La mejor experiencia de mi vida tiene un nombre "Erasmus"

Erasmus es un programa tan conocido que la gente piensa que solo lo hacen los estudiantes que salen de fiesta y beben, pero no es así. ¡Se equivocan!

Este programa tiene muchas cosas más (a parte de salir de fiesta y beber alcohol). Me parece que es uno de los mejores programas culturales que existen hoy día. Salir de fiesta sí, pero no todo se resume a eso. Vives un año lejos de tu casa, a muchos kilómetros de distancia de lo que has vivido, de tu familia, amigos, el barrio en el que has crecido. De repente estás en otro país, con otro idioma, otra gente, una forma de vida diferente y entonces empieza la verdadera aventura.

Nunca olvidaré mi año Erasmus. Durante varios meses, trabajaba para ahorrar dinero y poder tener una situación económica más o menos normal, porque la beca que me dieron era algo rara (ya sabes que si te pides una beca así tienes que haber ahorrado un poco antes), pero no me supuso un problema, sino una razón más para aprovechar la experiencia a fondo.

Llegué a Ljubljana el 21 de septiembre del 2011 sobre las 10 de la noche, todo estaba oscuro, no tenía donde dormir... a la aventura. Eramos cuatro españoles de León y gracias a un empleado del Mc donalds encontramos un albergue y...de repente oímos música que venía de una fiesta de por ahí cerca, salimos y nos dimos cuenta de que estábamos en Metelkova (no sabíamos lo que era), una antigua zona militar reformada y creedme, que si es lo primero que véis nada más llegar la primera noche, da un poco de mal rollo.

Al día siguiente estuve de papeleo (una parte muy importante del Erasmus consiste en rellenar papeles, papeles y más papeles), con las maletas en la mano. Unas horas más tarde ¡encontramos una residencia! Justo enfrente de la Facultad de Economía, recién pintada, habitaciones de dos personas y cocina y baño cada compartidos (cada dos habitaciones). Llegamos... primera impresión: habíamos pagado 85 euros al mes. Al principio era feo, pequeño, antiguo... pero una o dos semanas después, estábamos como en nuestra propia casa. No cambiaríais la residencia por nada del mundo, es la mejor.

¡Podría contar tantas anécdotas! Bueno, dejo las más importantes. Dentro he podido conocer a gente que nunca pensé que conocería, gente increíble que se convirtió en mi familia (pasas con ellos "25" horas al día). Al vivir al lado de la facultad es mucho más fácil ir a clase; no tienes que ir por la calle y eso se agradece, sobre todo en invierno. Aquí el tiempo es frío y siempre sienta bien saber que en un minuto estás calentito otra vez.

Al principio de las clases no te enteras de nada, todas las asignaturas se dan en inglés y todo el mundo sabe que los españoles tienen un nivel malísimo, pero poco a poco con los trabajos que mandan, el estudiar e ir a clase todos los días, la cosa cambia. Sin que te des cuenta, llega un día en el que hablas perfectamente el idioma. Es lo que yo llamo "aprender a sobrevivir". Y luego llegas a los exámenes finales y ves todo lo que has aprendido a nivel académico. Es increíble. Ves que puedes desenvolverte perfectamente en una lengua diferente a la materna al aprobar los exámenes. Da mucha alegría.

No es que tengas que trabajar todo el tiempo, obviamente, también tienes que irte de viaje, de esos que improvisas y los organizas en el último segundo, de esos que te pierdes al menos una o dos veces (y me parecen pocas); de esos en los que buscas el mejor albergue pero que sea el más barato y cercano al centro. Esos días de dormir poco, en los que quieres verlo todo, aprovechar cada momento, ver todos esos sitios increíbles que has visto en la tele y que nunca pensarías que acabarías viendo, países que ni siquiera hace muchos años han estado en guerra y ves cómo poco a poco se han ido reconstruyendo (tuve la oportunidad de hacer un viaje a Bosnia), países que tienen detrás una gran y triste historia como Polonia (IIGM, Cracovia, Auschwitz), ves en vivo lo que estudiaste hace años cuando estabas en la escuela o en el instituto, y lo que sientes dentro de ti no puede describirse con palabras.

Pero, hay que decir que todo termina, y ves como los meses van pasando y quieres poder parar el tiempo, que este maravilloso año que has vivido nunca se termine, pero por supuesto el hecho de que termine es lo que lo hace especial. Siempre recordarás esos momentos, todas las personas que has conocido y tal vez nunca las vuelvas a ver, pero te acuerdas de ellas sin importar lo lejos que estén.

Y llegas a la conclusión de que has evolucionado como persona, has conocido nuevas personas y nuevas culturas, y desde el momento en que tomaste el avión que te llevó a ese destino, tu vida nunca volverá a ser la misma.

Si estáis pensando en iros de Erasmus, echadle un vistazo a este artículo sobre cómo solicitar una beca Erasmus.


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