De turista en tu ciudad
Buenas, ya, noches erasmusitos :)
Iba a omitir esta parte de mi erasmus, pero he dicho, why not? Antes del crucero de Copenhague, en abril, me vi en la imperiosa necesidad de volver a casa(a pesar de que NO quería, yo estaba mu ricamente en Oslo) pero la ropa se me quedaba, no corta, sino inexistente ante la venida del buen tiempo (porque en Oslo también lo hace).
La verdad es que de todas las personas que conocía en Oslo yo era la que menos ropa tenía xD. Creo que me fui con cuatro vaqueros, tres camisetas básicas de manga larga, dos o tres jerseys, un par de sudaderas, dos térmicas, cuatro o cinco camisetas de manga corta, un par o tres de tirantes, medias y leggins (dos pares de cada) y au. Más o menos eso es todo lo que me llevé, por lo que sí o sí, yo tenía que volver porque no podía ponerme las térmicas en mayo... No debía, más bien.
Así que compré un billete para irme de domingo a miércoles(no más de lo necesario). Y claro, venir en abril cuando todo el mundo estaba en clase era un poco... "voy a morirme del aburrimiento porque no puedo quedar con nadie". Encima en mi familia trabajaban. Ante la perspectiva de pasar esos días algo sola en Valencia decidí sin dudarlo ni un momento invitar a Flavie para que viniese conmigo esos días. Ella consultó con sus padres y finalmente no compramos uno, sino dos billetes. Así que el domingo viajábamos en la peor compañía del mundo a Valencia. O como decía Flavie: "to the good weather".
Al llegar mi querida madre me esperaba dentro de Manises mientras que mi padre estaba con el coche fuera. Se me escapó la lagrimita, lo reconozco, leches. Era inevitable jajaja. Desde allí recorrimos los tres minutos en coche que separan el aeropuerto de mi casa y descargamos los trastos. Yo vacié mi maleta en el cesto de la ropa sucia para poder volver a llenarla de ropa diferente. Dejé el secador, ese instrumento que no he usado en mi vida, pero que fue uno de esos por si acaso que se vino a Oslo conmigo para seguir sin ser usado.
Flavie les dio a mis padres los regalos que les había comprado. Fue un momento muy épico porque Flavie había estudiado algo de español y podía enterarse siempre y cuando hablaran despacio, pero claro, mi madre habla como en su pueblo: rápido y sin acabar las palabras. La pobre ponía unas caras xD. Les trajo chocolate (Mmmm...ah no, que estoy a dieta) y una bebida en plan horujo que se llama Aquavit.
Esa tarde tan solo pudimos visitar a mi abuela y mi tía porque era ya algo tarde cuando llegamos y luego nos fuimos a que Flavie probara el magnífico invento de los 100 montaditos. Le encantó y lo que más el precio. Nos llevaron mi hermano y mi cuñada. Con ella da gusto porque habla inglés. Lo de mi hermano es más gestual (ójala pudiera haberlo grabado, es demasiado cómico, y sorprendentemente efectivo en algunos casos).
Yo tengo que reconocer que ese día estaba contenta, me alegró pisar Valencia, aunque la humedad me abofeteara la cara nada más bajar del avión.
El lunes comenzamos por lo típico: el centro de Valencia. Paramos en la parada del metro de Xàtiva que es la que está en el centro. Al salir le enseñé la Estación del Norte, una de las dos estaciones de trenes de Valencia, la más antigua, por supuesto, de estilo modernista. Luego la llevé a la acera de enfrente donde está la Plaza de Toros (que en Valencia se usa para muchas cosas además de para corridas de toros. De hehco, se usa más para el Oktober fest que para torear. Podría dejar de usarse para torear y usarse solo para eso...). Tras eso, cogimos la calle Colón, principal calle de tiendas de Valencia, y fuimos de shopping, que teníamos ganas jaja. Nos compramos unos pantalones cada una y luego fuimos al encuentro de mi amiga María que nos acompañaría mientras continuábamos el tour. Fuimos a que Flavie se comprase unas zapatillas y luego cogimos la calle que lleva a la Plaza de la Reina, donde se encuentra la Catedral de Valencia con su puerta Barroca y el Miguelete. Coronamos la visita llegando a la Plaza de la Virgen donde se encuentra la Basílica.
Para acabar la mañana antes de volver a casa coronamos con las Torres de Serranos y después cogimos el metro y volvimos a casa a comer. María nos acompañó :).
Por la tarde decidimos ir a la playa porque sí, porque llevábamos mucho tiempo sin disfrutar de eso de tomar el sol y queríamos volver algo coloradas a Oslo. Cogimos las bicicletasy mi hermano y mi amiga María nos acompañaron a dar el paseito. La verdad es que fue agradable. Pudimos disfrutar de día soleado pero corría un aire fresco fresco. Con la bicicleta recorrimos todo el cauce del Río Turia antiguo, hasta la playa. Paramos a hacer las fotografías reglamentarias en las Artes y las Ciencias hasta que llegamos a la playa. Allí tomamos algunas fotografías y disfrutamos del olor del mar y el sol, aunque hiciese viento. Nos daba iguaaaaal.
El martes fue el día de visitar las universidades con las bicicletas. La llevé a ambos campus, tanto el de la Universidad de Valencia como al de la Politécnica y nos tomamos un maravilloso zumo disfrutando del sol en la Universidad Politécnica de Valencia. De allí nos fuimos otra vez a la playa, porque está al lado, y tomamos el sol, bikini incluido jajaja. Carne de gallina y todo, pero nosotras allí, firmes, tomando el sol. Después volvimos a casa a comer. Tras comer siento no recordar lo que hicimos, pero es que no lo recuerdo. Iríamos a visitar algo, pero no consigo recordar qué.
El miércoles era el día de la vuelta y por la mañana nos dedicamos nosotras mismas: peluquería y depilación jajaja. Cosas que en Oslo son muy caras y no se puede una permitir. Hicimos maletas y comimos y nos llevaron al aeropuerto para llegar unas cinco horas después volver a estar en la otra punta de Europa disfrutando de nuestra querida Oslo.
Por supuesto, yo con mi maleta cambiada por completo: ropa más fina, chaquetón principal en Valencia junto a las botas de invierno. De este modo, tras volver de Valencia, decía: bienvenida a Oslo primavera :)
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