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Museo del fútbol mundial de la FIFA


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Gran tarde en el museo de la FIFA

Publicado por flag-es Laura Muñoz Fernandez — hace 6 años

¿Dónde está?

El museo de la FIFA de Zurich no está muy lejos de la Hauptbahnhof de Zurich, a unos treinta minutos andando, pero obviamente, lo más cómodo es ir en transporte público: ya sea en tranvía o en tren de cercanías.

Si quieres ir en el tranvía (la opción más sencilla en mi opinión), puedes coger el tranvía de la línea 13, por ejemplo, desde la estación central, y en unos quince minutos aproximadamente llegarás a la plaza donde se encuentra el museo. Aunque si estás en la estación, también puedes optar por una opción más rápida; coger un tren de cercanías. Hay varías líneas que te dejan frente al museo: la S2, la S8 y la S24. Con cualquiera de estos trenes llegarás a tu destino en apenas seis minutos.

Precios y horarios

El precio, como en todos los museos (o casi todos), varía dependiendo de la edad y la cantidad de personas que vayan a entrar, pero en nuestro caso fueron 18€ por ser estudiantes, aunque para los adultos es sólo un poco más, 24€; para los más pequeños (entre 0-6 años) la entrada es totalmente gratuita y para los niños entre 7 y 15 años solo cuesta 14€. 

Los horarios son relativamente amplios; el museo está abierto todos los días menos los lunes; de martes a jueves de 10 de la mañana a 7 de la tarde y de viernes a domingo de 10 de la mañana a 6 de la tarde.

Experiencia

Como nosotros fuimos a Zurich en pleno invierno, con temperaturas de once grados bajo cero y encima con nieve, decidimos pasar una tarde en el museo de la FIFA.

La chica de la recepción nos dio una moneda de un franco suizo para poder dejar nuestros abrigos y mochilas en unas taquillas, lo cual se agradece bastante, ya que una de las cosas más fastidiosas de estos climas es tener que ir siempre con todo encima cuando entras a un sitio cerrado. 

Las taquillas eran de diferentes colores y tenían su número (como las taquillas normales) para que pudieras diferenciar cual era la tuya. Hasta aquí todo normal, pero es que además cada taquilla tenía un nombre de un futbolista y estaba pintada según los colores de la selección para la que juega o jugaba. Nosotros, por ejemplo, decidimos dejar nuestras cosas en la taquilla de Iniesta. La de Cristiano Ronaldo y la de Messi estaban ocupadas.

Yo no iba con muchas expectativas al museo de la FIFA, y me esperaba vitrinas y vitrinas repletas de trofeos, premios, medallas, y cosas de este estilo, con muchos nombres de futbolistas, fechas de competiciones, etc. 

Gran tarde en el museo de la FIFA

Lo cierto, es que puedes encontrar todo eso en el museo, pero no se queda solo ahí. 

El museo tiene una decoración muy moderna, y cuando entras no puedes dejar de mirar a todos lados. 

Gran tarde en el museo de la FIFA

Aparte de la decoración, que está muy currada, hay otros aspectos muy positivos. El museo es muy interactivo y hay una extensa serie de cosas que puedes hacer. 

En las primeras salas, había una máquina donde podías sacarte fotos en el estadio de fútbol que quisieras (evidentemente se trata de un montaje), y después mandarla gratuitamente por correo a quien quisieras.

Justo al lado de esa máquina, había como una cabina donde nos metimos, sin saber muy bien a qué. Había unos cascos con un micrófono junto a una pantalla. Resulta que se pueden narrar los goles más importantes de las finales de los mundiales. Nosotros narramos obviamente el gol de Iniesta en la final de Sudáfrica. Una vez has grabado la narración, puedes guardarla para que otros visitantes del museo la oigan.

Gran tarde en el museo de la FIFA

También en esa misma sala, había otra maquina al estilo “Just Dance” de la Wii. Teníamos que colocarnos en la pista de baile y elegir algunos de los bailes de las celebraciones de los goles más conocidos del fútbol. (Por degracia no estaba el Ai seu ti pego). El objetivo era conseguir el máximo número de puntos posibles, y después, al igual que con la narración, podías borrar tu video, o bien guardarlo para que otras personas pudieran verlo después.

Justo al lado de la pista de baile, había unas gradas de fútbol donde podías sentarte a esperar a que comenzara la próxima proyección. Nosotros tuvimos que esperar como cinco minutos para poder entrar a una especie de cine para ver un video que no duraría mucho más de cinco minutos. En el video se podían ver las imágenes más llamativas de la historia del fútbol, incluyendo la de Iker Casillas levantando la copa del mundo en el 2010.

Gran tarde en el museo de la FIFA

En la segunda planta, había una especie de taller para niños pequeños donde podían colorear diferentes dibujos de sus ídolos favoritos, y decorar unos murales con sus obras de arte.

También en la segunda planta, había una serie de minijuegos donde teníamos que demostrar nuestras habilidades con el balón de fútbol. 

Gran tarde en el museo de la FIFA


Para poder participar en los minijuegos, tienes que ir con la entrada del museo a una de las máquinas que hay al lado. Allí colocas la entrada para que pueda escanear el código, le indicas el idioma que hablas, y automáticamente la máquina te asigna un nombre. Yo era la señorita LÓPEZ.

Luego, cuando los minijuegos estén libres, colocas de nuevo la entrada bajo el escaner y el minijuego te da la bienvenida, llamándote por tu nombre. A continuación, te lanza las pelotas y ¡A JUGAR! Había una especie de pinball, otro para hacer regates, uno de puntería, otro de precisión, etc,

Aunque había, creo recordar, seis minijuegos diferentes, si hay bastante gente en el museo, difícilmente podrás jugar a alguno de ellos.

Para nuestra suerte, fuimos por la tarde y en invierno, cuando casi no hay turistas en Zurich, así que pudimos jugar a cada uno de los minijuegos hasta varias veces. 

Ya cansados de tanto pegar tiros, decidimos continuar con la visita. Había como sillones donde podías sentarte y poner a prueba tus conocimientos, con pequeñas preguntas tipo test, siempre con relación a algún sonido que se emitía por el altavoz. Por ejemplo, sonaban unas vuvuzelas, y tú debías adivinar que se trataba de este instrumento. Asimismo, existía la posibilidad de descansar un rato en el sillón, escuchando las canciones de los mundiales pasados, como el waka-waka de Shakira. 

Al lado de los sillones había varios futbolines (gratuitos) para echarse algún que otro partidillo, y junto a los futbolines una play station 4 con dos mandos y el juego del FIFA.

A mí, sinceramente, me encantó la visita y la disfruté muchísimo, creo que si volviera a Zurich, no me importaría repetirla, y sobre todo, no me arrepiento para nada de haber pagado el precio de la entrada.

Sin duda, el museo está hecho para que, aunque no te guste el fútbol, puedas disfrutar de él y pasar un rato bastante divertido. Además de ser una opción perfecta para los más pequeños y, sobre todo, si hace frío ese día o está lloviendo.

Gran tarde en el museo de la FIFA

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