VIAJE A ALEMANIA – DÍA 4 (1): Último día en Witten

En la anterior entrada os contaba el tercer día de nuestro viaje a Alemania, en el que después de llegar por fin a Witten, hicimos una pequeña excursión a Dortmund para visitar su mercadillo de Navidad y ver el famoso árbol de navidad más grande del mundo.

En esta entrada y en la siguiente  os contaré lo que hicimos el cuarto día de viaje, en el que por la mañana visitamos Witten (esta entrada) y por la noche el mercadillo de Navidad de Bochum (siguiente entrada).

Día 4 (mañana)

Este día nos despertamos más temprano porque queríamos aprovechar el último día que nos quedaba en Alemania. Por la noche había nevado, por lo que desde la ventana de nuestro piso, se veían restos de nieve en la calle.

Después de desayunar, la alemana vino a buscarnos con el coche de su familia para llevarnos de paseo. En el coche, estuvimos hablando del gran problema que teníamos en ese momento y que os contaré en la siguiente entrada.

Así, con un montón de preocupaciones pero con muchas ganas de aprovechar nuestro último día, empezamos nuestra visita de la ciudad. Primero, la alemana nos llevó a Hohenstein, un gran bosque muy popular en la zona por el que estuvimos paseando un buen rato.

Según nos contó nuestra amiga, este sitio es ideal para pasar el día con la familia. Por supuesto, esto en verano, ya que cuando fuimos estaba todo nevado y hacía mucho frío.

Al lado de este bosque se encontraba el Berger-Denkmal, un monumento en forma de torre de vigilancia muy famoso en la ciudad. Dentro de la torre había una escalera de caracol que conduce a la parte más alta, por lo que existe la posibilidad de subir a lo alto de la torre si se quiere, ya que la entrada es gratuita y está en buenas condiciones. Yo tuve que subir con la ayuda de mis amigas ya que tenía bastante vértigo, pero no me arrepiento.

Enfrente de la torre hay un mirador con unas preciosas vistas del río Ruhr, uno de los afluentes del Rin. Este sitio quizás es uno de los más bonitos de la ciudad, y suele salir en las postales con fotos de la ciudad que venden como souvenirs.

Después de admirar estas vistas, nos acercamos al Wildgehege Witten, un pequeño zoo, situado en el gran bosque de Hohenstein, en el que hay bastantes animales como cerdos, conejos o incluso ciervos que viven en el bosque pero que están separados del resto por una valla. La hija de nuestra amiga, que había venido con nosotras, estaba encantada con tantos animales.

Después de este paseo la alemana nos invitó a comer a su casa, donde sus padres, de origen ruso, nos hicieron un delicioso plato de comida con salchichas alemanas, carne y quinoa. De postre nos volvieron a hacer una tarta y nos dieron galletas que habían comprado en una tienda de la ciudad que tenía productos de su país natal.

Después de comer fuimos al centro de la ciudad, para hacer unas compras antes de marchar. Por supuesto, aprovechamos para pasar por una librería para comprar postales.

Nuestra siguiente parada fue una cafetería donde paramos a descansar tomando algo, y así poder relajarnos juntas por última vez en el viaje.

Después de esta parada, empezamos nuestro camino en coche hasta Bochum, que estaba a 20 minutos de Witten. Por el camino, pudimos ver algunas casas típicas alemanas.

Así se terminó nuestra visita de la ciudad de Witten. En la próxima entrada os relataré lo que hicimos por la noche en el mercadillo de Bochum.

¡Hasta la próxima!

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