Erasmus Dream
Horas más tarde paseas por un lago congelado en Estocolmo, donde tu avión hace escala, y decides aprovechar para conocer un poco la ciudad.
Mientras posas para una foto recuerdas que hace tan sólo unas horas te has dado un último baño en la playa de Alicante.
Vuelves al avión, y finalmente llegas al que será el escenario de tu esperada aventura Erasmus: Vilnius, Lituania.
Aunque piensas que el viaje ha sido largo, te dices a ti mismo que nunca un embarazo duró tan poco, pues aquello no sólo es un viaje, sino el nacimiento hacia una nueva vida, la vida Erasmus.
Al llegar tienes la sensación de que hace mucho frío, pero apenas si lo sientes debido a todas las capas de ropa que te has puesto para evitar pagar el exceso de peso en el aeropuerto.
-Parece que fue ayer… –piensas en voz alta tras un profundo suspiro, casi un año después mientras preparas la maleta de nuevo-. Y sin embargo, han pasado tantas cosas…
No puedes evitar cerrar los ojos y retroceder en el tiempo, hacer un viaje fugaz por todos esos grandes momentos que nunca olvidarás.
Has celebrado tu cumpleaños en San Petersburgo, paseado por la Plaza Roja de Moscú, visitado el mausoleo de Lenin…
Parece increíble que hayas sido capaz de aprender ruso este año, además de la notable mejora de tu inglés manchego.
Junto a tus compañeros, has llegado a ser un gran embajador de España, haciendo fiestas de sangría y tortilla de patatas.
Siendo vuestra mesa la primera en evaporarse en las fiestas de comida internacional.
Has comido pasta día sí, día también, por no mencionar las pizzas, cuyas cajas vacías se amontonaban en la cocina comunitaria de la residencia de estudiantes donde vivías, siempre rodeadas de latas –vacías también- de cerveza.
Asististe a una fiesta en la embajada española el día de la Hispanidad con todos los Erasmus, donde te hiciste una foto con un cuadro del rey, simulando que estabas a su lado.
-Hay que soñar, la vida Erasmus es un sueño y en ella todo tiene lugar –dijiste.
Quién te iba a decir a ti que meses más tarde esa foto acabaría teniendo sentido, tras la visita de la familia real a la capital lituana, y su propio escolta te haría la foto tras salir tras él y decirle:
-“Juan Carlos, necesito una foto con usted para ponerla en mi mesita y decirle a las tias que conozco al rey”.
Le hiciste reír, e incluso darte collejas cuando le besaste la mano a la reina y le dijiste que el rey era el más afortunado de los españoles al ser el único que podía verse reflejado en sus ojos todos los días del año.
Aunque afortunado eras tú…
Que para combatir el frio has hecho fiestas en saunas…
Para evitar coger el autobús has alquilado limusinas, sintiéndote por una noche como una estrella de Hollywood.
Has recorrido Lituania y viajado a los países cercanos, como Letonia y Estonia, e incluso has visitado Londres.
Sin embargo, llega un momento en la vida de todo buen Erasmus en que te dicen:
-¿Pero qué estás haciendo? Hemos visto fotos de cuando empezaste la Erasmus y parecía que tenías 18 años, y ahora parece que tienes 40.
Corres al espejo. Puede que tengan razón. Has salido mucho últimamente, envejeciendo en unos meses unos cinco años.
Piensas en quedarte en casa esa noche y descansar, no crees que pase nada por no salir un lunes. Pero llega la noche y acabas saliendo.
-Total, es sólo un año –piensas- ya descansaré cuando llegue a Albacete.
Lejos de ser simples amigos, los compañeros Erasmus llegan a convertirse en hermanos, y llegado el final, fue duro tener que despedirse de ellos, pues fuiste el último en marcharse, aunque prometisteis volver a veros, quedar todos en España o incluso volver todos juntos a Lituania algún día. No fue nada fácil dedicar banderas lituanas para todos ellos, aunque sabías bien qué decirle a cada uno.
Quién te iba a decir a ti que conocerías a un piloto español y acabarías haciendo prácticas de empresa en un simulador aéreo como ingeniero informático, aprovechando para quedarte unos meses más viviendo aquel sueño.
Aunque aquello sólo era una excusa…
Recuerdas la primera vez que la vistes, cuando creíste haber visto un ángel.
Y aquella cita en el lago…
Realmente parecía una sirena. Te encantaba verte reflejado en sus ojos azules, transparentes, reírte cuando ella se reía al ver películas en su idioma, que tu no entendías aunque le hubieras dicho que si para pasar más tiempo juntos, y tocar la guitarra y cantar para ella.
Ella lo cambió todo.
No sería una Erasmus completa si no te hubieras enamorado, y a pesar de que todo está pronto a expirar, te sientes lleno, feliz….pero sobre todo, te sientes afortunado, pues sabes que lo vivido es algo excepcional, algo que te acompañará siempre, algo que nadie te podrá quitar.
Y para finalizar el año, qué mejor que sobrevolar en globo la ciudad que ha albergado tu sueño.
Mientras te deslizas entre las nubes sabes que este año permanecerá en tu memoria de esa forma, como un sueño, como algo acontecido durante una noche y que al despertar dudas si realmente ha ocurrido.
Sabes que en el momento en que el avión despegue, una parte de ti se quedará aquí, como un vago perfume que camina con el viento, como un susurro, como una huella a la orilla del mar... como una legenda que con el tiempo todo el mundo olvida.
Sólo ahora puedes confirmar lo que decían, que tanto esfuerzo y sacrificio, tantas horas de clase y biblioteca a lo largo de tus años como estudiante, bien han merecido la pena.
Todo ello se ve recompensado cuando eres Erasmus.
Sólo ahora puedes confirmar lo que decían… que el año Erasmus, es el mejor de tu vida.
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Comentarios (3 comentarios)
Javier López hace 14 años
No había leído esta experiencia... una de las más poéticas y filosóficas de todo Erasmusu. ¡Muy buena!
Pablo Echeveste hace 11 años
POETA!