Los países bálticos

Después de mi escapada a Estocolmo, me fui con tres amigas, dos francesas y una chilena, a los países bálticos. Por la mañana cogimos el barco para ir a Tallin y, luego, nos montamos en un autobús que, en primer lugar, se paró en Riga, y más tarde nos dejó en Vilna. El trayecto en autobús duró en total ocho horas. Afortunadamente, pudimos mirar películas en los televisores que había delante de cada asiento. Cuando llegamos a Vilna, después de dejar nuestro equipaje en el albergue, la primera cosa que hicimos fue ir a hacer una pequeña visita a nuestro querido amigo McDonald's (un Big Mac por 4, 50 € nunca hace daño). Al día siguiente, empezamos el día visitando la Crowne Plaza, donde encontramos a la tía de mi amiga chilena, que es guía turística en Europa. Ella nos propuso hacer un recorrido por la ciudad gratis con el grupo de turistas que acompañaba. Gracias a ella, no solo pudimos hacer una visitar guiada de la ciudad, sino que también pudimos comer en la Crowne Plaza. Después de descubrir el centro de la ciudad con el grupo turístico, nos fuimos por nuestra parte para visitar nosotras solas la ciudad. Además tuvimos la suerte de encontrar un magnífico lugar desde el que podíamos ver la ciudad entera. Acabamos nuestro día en restaurante realmente bueno donde pudimos probas las especialidades lituanas; yo probé los dumplings.

Al día siguiente nos fuimos a Riga. Una vez llegadas allí, después de descubrir nuestro AirBnb, fuimos a darnos una vuelta por la ciudad, pero por desgracia nos sorprendió un fuerte chaparrón, lo que también sucede en nuestro país. Hacía mucho tiempo que no había vivido algo así, estábamos completamente empapadas. Por lo tanto, esa noche, nos quedamos en nuestro alojamiento para estar listas para empezar con fuerza el día siguiente, que comenzó con una visita guiada de la ciudad. Seguidamente, comimos en un restaurante de especialidades letonas. Sin embargo, como tuvimos la magnifica idea de pedir patatas fritas (pues sí, no nos olvidamos de nuestros orígenes) y pan de ajo, no comí prácticamente nada de mi plato... Lo que era una pena porque estaba muy bueno. Durante la tarde nos dedicamos a callejear y a echarnos fotos.

Nuestra estancia se acababa, por lo que ya era hora de ir a Tallin para coger de nuevo el barco. En cualquier caso, pasé cinco días realmente inolvidables con unas chicas geniales. Una gran amistad nos une actualmente y esperamos volver a vernos. Estoy segura que no olvidaré nunca este viaje. El único inconveniente es que la primavera en los países bálticos estaba más adelantada que en Estocolmo y el polen volaba por todos sitios, por lo tanto no pude librarme de las alergias...

Después de esto, vuelta a Helsinki para vivir mis últimos diez días en esta ciudad que tanto adoro.

Os mando muchos besos.

¡Hasta muy pronto!

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