Descubriendo Viena: parte II

¡Hola a todos, viajeros! Como me ha pasado con más viajes de los que os he hablado, durante mi viaje a Viena hice tantísimas cosas y visité tantos monumentos que decidí dividir mi experencia en la capital austriaca en dos entradas diferentes. De esta manera, en este post voy a hablaros de los palacios de Viena, y sin más dilación os los presento a continuación. 

Los palacios de Viena

Si hay algo que abunda en Viena, además de la tarta Sacher, son los palacios. Los más famosos, de los que os voy a hablar en esta entrada, son tres: el Palacio Imperial (también conocido como Palacio de Hofburg), el Palacio Belvedere, y el Palacio de Schonnbrunn. Yo he estado en todos ellos, pero el único que he visitado por dentro es el Palacio de Schonbrunn, así que desafortunadamente no podré contaros muchas cosas sobre el interior de los otros dos. 

• Palacio de Schonbrunn

He decidido empezar esta entrada por el que sin duda fue mi favorito de los tres palacios, y el que además es el más representativo de la ciudad. Aunque pueda sorprender, yo sinceramente disfruté más en el exterior del palacio que visitando la parte de dentro. Esto es porque algo que destaca especialmente en el Palacio de Schonbrunn son sus enormes jardines. Hay un montón de cosas que ver, desde un enorme invernadero que hace las veces de palmeral, y al que realmente os recomiendo ir a ver; hasta infinitos parterres con miles de flores, árboles frutales, diferentes especies de árboles... casi que podría considerarse un jardín botánico en toda regla. Hay caminos de tierra muy largos y espaciosos recorriendo todas las partes del exterior del palacio, y de hecho me sorprendió ver que había gente corriendo y paseando, pero no en plan turista sino simplemente como alternativa a pasear por la ciudad. 

El interior es muy típico de palacio, y de hecho me recordó al Palacio Real de Madrid porque todas las estancias tenían una decoración muy rococó. La audioguía está incluida, así que pude entender para qué se utilizaba cada sala mientras las recorría. Aunque si os digo la verdad, con visitar el exterior os hacéis una idea muy buena de la visita a Schonbrunn. Obviamente, si tienes tiempo y te interesa, la visita al interior es muy curiosa, pero realmente disfruté más paseándome por los laberintos de los jardines que en lo que es el tour en sí.

Para poder visitar el exterior del Palacio y los jardines tendrás que pagar una entrada de 3,80 euros, lo que te permitirá subir la colina hasta donde esta la Glorieta para poder disfrutar de unas vistas preciosas del palacio y sus alrededores. Si quieres visitarlo por dentro el precio sube bastante, hay principalmente dos tours que se diferencian en las salas del palacio que visitarás, pero el precio ronda los 17 euros. Yo llegué en metro y me pareció lo más cómodo. La parada de Schonbrunn está justo enfrente del palacio así que no tiene pérdida alguna. Podrás llegar en la línea U4. Si optas por ir en tranvía, móntate en las líneas 10 ó 58, y la parada tiene el mismo nombre. 

• Palacio de Hofburg

El Palacio de Hofburg también recibe el nombre de Palacio Imperial, y está situado en pleno centro de Viena, en la plaza de Michaelerplatz. Lo que me llamó más la atención del exterior de este palacio fue lo grande que era (ya que abarca varios recintos, entre ellos una Biblioteca y la Escuela de Equitación), además de, obviamente, su arquitectura. Como os he dicho, el palacio se encuentra en una enorme plaza que es preciosa, sobre todo la estatua que se encuentra justo en frente de la entrada al palacio. En esta plaza encontrarás también la Iglesia de San Miguel, así que incluso si decides no visitar el Palacio Imperial por dentro, te aseguro que tu visita a la Michaelerplatz no será en vano. 

Para llegar al palacio puedes ir andando perfectamente ya que está en el casco urbano (a tan sólo 5 minutos caminando desde la ópera). Si prefieres el transporte público, puedes ir en tranvía o autobús y bajarte en la parada de Burging; o bien cogiendo la línea U3 de metro hasta Herrengasse. 

• Palacio Belvedere 

El Palacio Belvedere casi que no debería estar en esta lista de palacios porque, aunque técnicamente lo es (tal y como comprobarás cuando vayas a visitarlo y lo veas desde fuera), en realidad su interior ha sido reconvertido en un enorme y prestigioso museo (de hecho, aquí es donde encontrarás el famosísimo cuadro de El Beso, de Gustav Klimt. 

Por fuera es extraordinario, está formado por dos palacios, y los jardines son enormes y súper bonitos. Si hace buen tiempo, te recomiendo que vayas aunque sea sólo para poder pasear por ellos. Personalmente, no visité el interior porque el precio de la entrada es bastante caro (unos 22 euros), y además tampoco tenía tanto tiempo como para dedicar varias horas a recorrerme el museo, pero si te interesa el arte seguro que te encantará visitar el interior. 

Está un poco alejado del centro (aunque sigue estando en lo que es la ciudad). Si vas en metro tardarás alrededor de 20-25 minutos en la línea U1. También puedes llegar en tranvía, en el 71 y bajándote en la parada Unteres Belvedere. 

Aunque los palacios no fueron los monumentos que más me fascinaron de Viena, sí que creo que es importante visitarlos, aunque sea para admirarlos desde fuera, ya que tienen una gran relevancia en la historia de la ciudad, y se han convertido en importantes símbolos no sólo de la capital austriaca, sino de todo el país en general. Bajo mi punto de vista, no es algo que tendría como prioridad (exceptuando el Palacio de Schonbrunn, que tienes que ver sí o sí), pero desde luego si tienes tiempo, merece la pena visitarlos.