Viena, la belleza de Sisí en la ciudad (1/3)

30 de enero de 2016

Antes de ir a Eslovaquia, decidí pasar tres días en Viena. Nada fuera de lo normal, espero que Eslovaquia sea parecida. Lo único así un poco diferente son los letreros, en alemán y con tipografía gótica, lo que me recuerda inevitablemente a las imágenes de archivos y documentos sobre la ocupación del tercer Reich en Francia durante la Segunda Guerra Mundial. Para orientarte tienes que familiarizarte con los nombres largos: « Hutteldorferstrasse », « Kettenbruckengasse », etc. Salvo eso, Viena se parece a cualquier ciudad: transportes públicos abarrotados, letreros por todas partes, edificios tipo Haussmann, grandes avenidas, tiendas de todo tipo y tamaño...

Día 1: "pasteles" de arquitectura y aire helado

No he llegado aún al mercado (Naschmarkt) pero desde la Karlsplatz se pueden ver balanzas rojas por todas partes...No están para pesar la carne o la fruta, sino para que cualquiera pese lo que quiera (siempre y cuando dé unas monedas a cambio).

Justo detrás, entre las dos avenidas, llego a lo que es el centro del Nachsmarkt. Aquella mañana hacía frío y el cielo era azul. Para pasar el día sin congelarme fuera, le compro unos guantes y un gorro a un africano. ¡El Naschmarkt está lleno de extranjeros! Hay puestos de comida india, china, austriaca, árabe, turca, búlgara, griega... Me esperaba un mercado menos "serio", la verdad es que todo estaba perfectamente ordenado, no había nada fuera de sitio y algunos puestos son comercios permanentes. Hay una avenida para los restaurantes, otra para los comerciantes y el fondo está reservado para el mercadillo de los sábados. Siendo sincero, me hubiera gustado más un mercado sin tanta parafernalia.

Por la tarde voy a visitar el centro histórico tras haber comido rápidamente en un restaurante un tanto elegante, enfrente de una pareja francesa. En la Ringstraße, la avenida que atraviesa el centro de Viena, me encuentro con monumentos impresionantes. Los más conocidos son el Parlamento (Parlamant), que tiene a un lado la Asamblea Nacional, el teatro nacional (Burgtheatre) y el ayuntamiento (Rathaus); que se parece un poquito al de Bruselas. El cielo está nublado, las temperaturas han bajado. A pesar de todo, los chinos se hacen fotos delante de estos "pasteles" de arquitectura mientras la gente se desliza por la pista de patinaje delante del Rathaus.

vienne-beaute-de-sissi-ville-13-42241f05Coche de caballos delante del hotel Sacher, que es el equivalente vienés del Ritz parisino. Hotel de lujo del siglo XIX, está al lado de la Ópera (se ve detrás en la foto). La especialidad de repostería del palacio le otorga su nombre: la Sachertorte.

No me queda tiempo para llegar al primer distrito (figura en la UNESCO desde el año 2001) porque está haciéndose de noche. Vuelvo hacia la maciza catedral de Stephan y el Graben, una especie de hoyo del que se alza la columna que conmemora el fin de la peste de 1679. Llego al Hofburg. El palacio imperial de fachada blanca desteñida por el sol poniente. Sin embargo (y sobre todo en la Josefplatz) me sorprende la blancura de la fachada, la armonía de las líneas, las maravillas del estilo barroco del siglo XVIII.

Hacia la Ópera (Staatsoper), una niebla gris ennegrecida por la noche cae sobre Viena. Furtivamente, pasa un carruaje. Siento que el frío traspasa los guantes y el abrigo. Deben ser las 5:30. Me entristezco a la par que el día se ensombrece, regreso al albergue no sin antes comerme un chili con carne en un restaurante popular.


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