Un día cualquiera como interno en Viena

¿Cómo es mi día a día? Aquí descubrirás cómo es el día a día de un becario croata.

Mi horario diario podría dividirse en dos partes.

1. Días laborales

10 horas en el estudio

Yo trabajaba en el estudio de lunes a viernes cada semana. Se suponía que debía pasar 9 horas al día allí, desde las 9 a. m. hasta las 6 p. m., pero eso no pasaba casi nunca. Mientras estás allí siempre tienes que quedarte un poco más si la situación lo precisa, y no puedes, simplemente, dejar que los demás sufran por su cuenta. Por ello a veces nos quedábamos hasta las 6. 30 p. m., incluso hasta las 7 p. m. (a veces, por desgracia, incluso más) no parecía ninguna locura. En general, después de hacer las cuentas, a veces pasaba 10 horas al día en el estudio, de las 9. 15 a. m. hasta las 7 p. m.

Había días en que la situación no estaba "bajo control" y teníamos que hacer algo rápido, así que teníamos que quedarnos hasta que estuviera terminado (especialmente cuando había que enviarlo a la mañana siguiente), lo que se traducía en quedarse allí 11 horas en un día. A pesar de que mi contrato estipulaba que trabajaría 45 horas a la semana, se podría decir que una semana normal rondaba las 50 horas de trabajo. Esto es algo "normal" para este tipo de trabajo en el que el tiempo no significa demasiado si tienes un montón de cosas por terminar. Y todo esto hablando de un día o una semana normal, sin contar las excepciones. Por suerte para mí, mi jefa me dijo que me pagaría las horas extra que había hecho (y eso espero), algo así como trabajar un domingo (lo que hace seis días seguidos) y después de terminar mi periodo de prácticas si me tenía que quedar a ayudar.

El descanso para comer era algo que dejaban a nuestra elección, cada uno podía decidir individualmente cuando quería parar para comer. Dado que yo casi siempre comía lo que me había preparado con antelación, solía empezar mi descanso a entre las 12 a. m. y las 2 p. m. si no, todo el mundo se tomaría el descanso para comer juntos sobre la 1-2 p. m.

Lo bueno es que debido a los proyectos teníamos que quedarnos a trabajar, lo que se supone que es algo bueno para la empresa. Lo malo fue que me di cuenta de que me alegraba de poder irme a casa sobre las 7 p. m., lo que yo consideraba "temprano". Aún así me habían dicho que a partir de las 6 p. m. era libre para irme a casa. A veces, claro, terminábamos media hora o una hora antes (y un par de veces terminamos una hora y media antes), pero eso también resultaba agotador para mí porque yo era voluntario allí y no podía comparar mis ingresos monetarios con los de los austriacos. Mis compañeros me entendían muy bien ya que la mayoría eran estudiantes y estaban de intercambio también.

Levantarse y preparar tanto desayuno como comida

Ey, en eso consiste dedicarse únicamente a trabajar en el estudio. Mi jornada comenzaba entre las 7 y las 7. 30 a. m., o incluso antes si no podía dormir o si el sol me despertaba a las 6 o 6. 30 a. m. Después de repetirme "solo 5 minutos más... " durante media hora me obligaba a levantarme de la cama y empezar a prepararme para el día que me esperaba. Generalmente, el mejor momento del día era irse a la cama y poder, por fin, dormir plácidamente. Pero a veces también era difícil saber que en cuanto volvieras a abrir los ojos por la mañana todo empezaría de nuevo, y no tenía ni idea de qué cosas (problemas) nuevas me esperarían al día siguiente en el trabajo.

Empezaba con mi comida y desayuno alrededor de las 7. 50 a. m. Si decidía tomar el desayuno en casa y preparar la comida, tardaba unos 40-50 minutos en prepararlo todo. Intentaba preparar la comida (normalmente arroz, pasta, a veces patatas, ensalada o sándwiches), en lo que tardaba al menos media hora y, al mismo tiempo, prepararme el desayuno, que solía consistir en huevos fritos, pan con miel o con crema, yogur o, más a menudo, leche con cacao. También solía preparar la salchicha con queso de invierno e intentaba comer también una manzana o un plátano.

Algunas veces, puede que una vez a la semana, intentaba traer comida de mi frigorífico al estudio y prepararme allí el desayuno o improvisar la comida. Hacía esto para ahorrar tiempo, de ese modo llegaba sobre las 9 a. m. y podía dormir un poco más, ¡y quedarme en la cama hasta las surrealistas 8. 15 a. m.!

Coger el autobús

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Para cuando había terminado todo, ya eran las 8. 45 a. m. y tenía que salir corriendo para coger el autobús 13A Hauptbahnhof que paraba en Lederergasse. El 90% de las veces lo veía pasar desde Florianigasse. Lo peor era cuando iba andando hacia la estación y me faltaban solo 100-150 metros, y veía el reflejo del autobús en el cartel que tenía justo delante, que iba a marcharse sin mí. Unas cuantas veces tuve la suerte de seguir andando y subir al autobús en un minuto gracias a que el semáforo se había puesto en rojo, y podía ir tranquilamente al estudio. Pero casi siempre perdía el autobús y tenía que esperar entre 2 y 6 minutos al siguiente. Eso me molestaba porque luego llegaba sobre las 9. 15 a. m. o incluso las 9. 20, y, al parecer, no conseguía evitar esto a pesar de empezar a preparar mi comida y desayuno a las 7. 30, 7. 45, 8 a. m. o más tarde... siempre pasaba lo mismo.

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Una vez en el autobús tardaba 15 minutos, normalmente, en atravesar las puertas del estudio. Así que no estaba tan mal. La vez que más rápido llegué fue cuando tuve la suerte de salir de mi apartamento, llegar en 3-4 minutos a la estación de autobús y subir al autobús justo antes de que saliera. Tampoco había muchos problemas con el tráfico así que, en total, tardaba 15 desde el momento en que cerraba la puerta de mi apartamento.

Volver a casa en autobús, metro o bici de paseo

Después de sobrevivir a un día en el estudio y poder salir por fin, tenía el mismo problema que por las mañanas. Tenía que ver mi autobús (13A Alser Strasse-Skodagasse)saliendo de la parada cuando yo cerraba la puerta del estudio. No importaba cuando saliera, un minuto después, cinco minutos después... el autobús siempre se iba cuando yo salía. Un par de veces tuve que correr antes de que el semáforo se pusiera verde para no perderlo. De lo contrario, tenía que esperar 2-7 minutos al siguiente.

Odiaba el autobús de vuelta a casa. ¿Por qué? Porque tardaba mucho más cuando volvía a casa del trabajo. En el camino de vuelta a Alser Strasse pasaba por Mariahilfer Strasse y hacia una especie de medio círculo allí. Me costó acostumbrarme a eso, ya que solía desorientarme, pero eso era cuando todo iba más despacio. Además el autobús de vuelta a casa iba siempre lleno de gente. El viaje de vuelta era casi siempre 5-7 minutos más lento, paro a mí me parecía una eternidad.

Las otras alternativas eran coger el metro U4 hasta Karlsplatz (2 paradas) y hacer trasbordo en el U2 Seestadt hasta llegar a Rathaus (3 paradas) y, entonces, caminar durante 7-8 minutos (y cruzar la carretera, y esperar a que el semáforo se ponga verde) hasta llegar a casa. Tardaría también unos 20 minutos.

Tardaría lo mismo si cogiera la bici de paseo. Tardaría unos 15 minutos en aparcar en la estación de bicis de paseo detrás de Rathaus, pero siempre era arriesgarse a que hubiera un hueco para la bici disponible o no. Por suerte, yo usaba la aplicación y esperaba lo mejor. Casi siempre (sobre las 6-7. 30 p. m. ) estaba vacío así que no tenía problema. Pero entonces tardaría otros 7-8 minutos hasta llegar a casa. Al final puede que la mejor solución fuera la peor; coger el autobús abarrotado que me dejaba a 3 minutos de mi apartamento.

¿Por qué el trayecto en autobús es una de mis partes favoritas del día?

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A pesar de los problemas, realmente disfrutaba el trayecto en autobús. Tanto el camino al trabajo como la vuelta a casa. La razón es sencilla. Esos 15 minutos sentado allí dentro era el único momento del día en el que no me importaba o no me preocupaba por todo. Comía o iba a comer pronto. Ya tenía la comida preparada y había desayunado o estaba a punto de cenar. Simplemente no quería preocuparme por nada durante esos 15 minutos. Sabía que algo nuevo o complicado me esperaba en el estudio y de camino a cada tenía que cocinar o comprar así que no quería pensar en ello.

Después del trabajo. Compras y tiempo libre

Solía ir a comprar una o dos veces por semana al salir del estudio. Primero llegaba a casa, dejaba mis cosas, me relajaba un poco y me apresuraba a aprovechar los últimos 20-30 minutos en Hofer, antes de que cerraran a las 8 p. m. Si tenía mucha prisa bajaba del bus en la estación de Piaristengasse e iba corriendo a Hofer. La mejor parte era cuando mi cocina y mi frigorífico estaban llenos de comida y no tenía nada de qué preocuparme.

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Los martes aprovechaba para ir al Museo de Artes Aplicadas y Arte Contemporáneo porque abría de forma gratuita para todo el mundo de 6 a 10 p. m. Casi siempre iba directamente desde el estudio y un par de veces después de dejar mis cosas y haberme relajado un poco en casa. Solía pasar allí una hora o algo menos, viendo las nuevas exposiciones o volviendo a ver aquellas que había visto antes.

Los miércoles solía ir primero a casa a dejar mis cosas y comer, y luego iba a Brau Bar sobre las 7-7. 15 p. m. al German Language Cafe. Solía pasarme allí unas 3 horas quedando con antiguos y nuevos amigos y disfrutando del tiempo allí. Me servía como descanso de los monótonos días en el estudio y estaba en la mitad de la semana, algo perfecto, en mi opinión. Me ayudaba a que la semana pasara algo más rápido. Después del miércoles todo estaba siempre más cerca del fin de semana.

Antes de irme a dormir

Digamos que volvía a casa sin obligaciones (excepto los miércoles por la tarde) a las 8 p. m. y tenía varias horas para hacer lo que quisiera. La mayor parte del tiempo solía leer y aprender un poco de alemán, escribía en el blog, chatear y hablar con mi familia y amigos, intentaba escribir un poco en mi diario privado y leía las noticias por Internet. Todo eso me llevaba bastante tiempo y solía acabar acostándome al rededor de la 1 a. m. Durante el último mes y medio he intentado irme a dormir sobre medianoche o incluso antes para poder dormir más.

Y eso es básicamente todo respecto a los días laborales.

2. Fines de semana

Los fines de semana tenía la oportunidad de recuperarme un poco. Solía tener sesiones de Skype los sábados y los domingos pero no de manera regular.

Solía ir casi cada sábado a Brunnenmarkt a comprar algunos ingradientes. Brunnenmarkt estaba a unos 15 minutos andando desde mi apartamento así que disfrutaba mucho del paseo, sobre todo cuando el tiempo era cálido y soleado. Me pasa allí unos 10 minutos y volvía a casa. Si no iba por la mañana, solía ir también por la tarde cuando ya estaba oscureciendo, sobre las 4-5 p. m., puesto que cerraba a las 6 p. m.

A partir de 2016 intenté salir más después de desayunar, a dar un paseo o en la bici de paseo. Especialmente durante las últimas semanas, cuando el tiempo era agradable y podía salir y pasarme dos horas con la bicicleta o caminar con mi cámara. A veces había eventos pero, en general, no iba a demasiados. Mis paseos en bicicleta eran sobre todo a lo largo del canal del Danubio, y, a veces, paseaba por el centro de vuelta a casa.

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Algunos sábados iba a comer a un restaurante pakistaní (Der Wiener Deewan) donde podía comer por 4 € sin perder el tiempo en la cocina de casa.

En 2016 pasé mucho más tiempo en la cocina experimentando con la comida y también tuve muchos más invitados para cenar. En general, mientras el sol estaba en el cielo yo intentaba salir a pasear y por la tarde me quedaba en casa leyendo, ilustrando, escribiendo o haciendo algo para el estudio, si hacía falta.

Pues eso es todo. Ahora mismo no sé si habría algo más que fuera importante. Como interno solo podía aprovechar los fines de semana para ir a algún sitio mientras estaba de día y también para recuperarme de la semana agotadora. Durante los días laborales me pasaba 10 horas al día en el estudio (y algo más si cuentas el tiempo invertido en ir allí y volver a casa).


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