Un día en Viana do Castelo

La región de Viana do Castelo ha estado habitada desde la antigüedad, pero su importancia aumentó en la Era de los Descubrimientos. En ese momento, la ciudad empezó a ser próspera y la mayoría de sus edificios se construyeron en el s. XVI, entre ellos el puerto desde el que los exploradores del país partían a sus viajes hacia tierras desconocidas. El puerto también servía como punto defensivo contra los piradas del norte y los atacantes del norte de África. Más tarde Viana do Castelo se convirtió uno de los principales puertos de comercio de vino, fruta, sal y pescado de Europa.

Antes de irme de Erasmus a Portugal tenía muchas ganas de visitar Viana do Castelo, así que lo añadí a mi lista. Sin embargo, lo que más me llamaba la atención era el santuario de Santa Luzia, que está en lo alto de la ciudad. Un par de semanas después de llegar al país y conocer a otros estudiantes Erasmus en Barcelos, decidimos hacer un viaje de un día a Viana do Castelo para explorarla.

¿Cuál es la forma más sencilla de llegar a Viana do Castelo?

La mejor manera de llegar es en tren, así que pronto por la mañana cogimos uno desde Barcelos. El viaje duró unos 40 minutos y nos costó unos 3 € cada trayecto porque nos aplicaron un descuento para menores de 25 años. Si enseñáis vuestro carné de identidad al trabajador de la ventanilla os lo aplicarán sobre el precio total.

¿Qué vimos en Viana do Castelo?

Cuando nos bajamos del tren, salimos de la estación y buscamos el camino para ir al santuario de Santa Luzia. Justo a la derecha de la estación encontramos el funicular que nos subía hasta la colina donde está el santuario y pagamos 3 € por un viaje de ida y vuelta hasta la cima. Sin embargo, no nos subimos inmediatamente. Tuvimos que esperar a que se llenara de turistas para que el viaje comenzara. En un punto del trayecto, otro funicular venía desde arriba y el nuestro tuvo que parar para que el otro bajara y nosotros pudiéramos seguir subiendo.

Cuando llegamos a lo alto de la colina, fuimos directos a unas escaleras que teníamos que subir para poder llegar hasta el santuario. Las vistas desde allí eran increíbles y se podían incluso ver el océano, Viana do Castelo y su costa al sur.

Un día en Viana do Castelo

Entramos en esta iglesia octogenaria que está completamente construida en el típico estilo gótico portugués del norte del país. Estaba más iluminada que la mayoría de iglesias de Portugal, algunas tienen una luz muy tenue o incluso están a oscuras. El santuario como tal no es muy grande, en mi opinión es bastante pequeño y las paredes no están muy decoradas. Sin embargo, es un santuario muy bonito, sobre todo por fuera. Después paseamos un rato por los alrededores y fuimos por un camino hacia sus jardines, donde encontramos algunos puntos desde los que hacer fotos panorámicas preciosas.

Un día en Viana do Castelo

Más tarde decidimos explorar el centro histórico de Viana do Castelo. Allí encontré una bonita plaza pequeña llamada Praça da República, que está apartada del resto de edificios históricos de la ciudad. Además, al lado de esta pequeña plaza estaba la increíble iglesia da Misericordia, que es alucinante. Os sugiero que la visitéis. A primera vista, no me di cuenta de que era una iglesia porque por fuera no lo parece, pero cuando entré me quedé sin aliento. Las paredes están hechas con los típicos azulejos azules y con ornamentos dorados que le dan un toque increíble.

Un día en Viana do Castelo

Tras visitar el centro, volví con el resto de mis amigos y fuimos juntos a la playa, que está al otro lado de Viana do Castelo. Sin embargo, antes de ir volvimos a la estación de tren para ir a un centro comercial cercano y compramos algo de comer para hacer un picnic en la playa. Después fuimos hacia el sur y cruzamos el jardín da Marina, cerca del puente Eiffel que nos permitiría cruzar al otro lado de la ciudad.

Por suerte, vimos unas escaleras cerca del puerto que nos llevaron hasta el puente y por fin pudimos emprender nuestro camino a la playa. Mientras caminábamos por él, vimos la capilla de S. Lourenço, una pequeña capilla al pie de la costa, en el otro lado de la ciudad. Cuanto más nos alejábamos, más verde era el paisaje. Tras 30 o 40 minutos de caminata, llegamos. Fuimos a la playa de Luzia Mar y nos tumbamos allí un rato. Había bastante gente practicando todo tipo de deportes acuáticos, sobre todo kitesurf.

Aunque era septiembre, hacía buen tiempo y el día estaba soleado, el aire venía bastante frío. Nos sentamos en las dunas de la playa para protegernos del viento y disfrutar de la playa y la bonita puesta de sol un poco más.

Un día en Viana do Castelo

Por desgracia, la estación de tren de Viana do Castelo estaba demasiado lejos, así que decidimos coger el tren desde la estación de Darque, que estaba un poco más cerca. Cuando llegamos, no estábamos del todo seguros de que fuera a haber algún tren hacia Barcelos y las ventanillas estaban cerradas, así que decidimos esperar y ver qué pasaba. No tuvimos que hacerlo durante mucho tiempo porque el tren llegó a su hora y le pudimos comprar los billetes al conductor.

Finalmente llegamos a Barcelos por la noche y con mucha hambre. Decidimos ir al restaurante chino más cercano, que estaba al lado de la estación, y comimos bien por poco dinero.


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