Versalles

Siempre me ha gustado la fotografía, es uno de mis hobbies. Cuando me decidí por Francia como destino para pasar mi erasmus en mi cabeza sólo veía esas bellas estampas que todos de sobras conocemos sobre este precioso país: atardeceres desde el Sena, una panorámica desde lo alto de la Torre Eiffel, preciosos castillos del Valle del Loira... y cómo no, el gran Palacio de Versalles con sus grandes galerías y sus preciosos jardines, donde perderse y, sin saber cómo, encontrarse exquisitas esculturas de los grandes escultores de su época.

En Zaragoza dejé a una compañera, amante del Arte y de toda la historia que al rededor de él se mueve, y me recomendó que me escapase un día allí, cargada con mi cámara, un buen libro y tiempo para disfrutar del lugar como se merece.

Pues bien, ahí me presenté tras tres trasbordos de tren, que me acordé de toda su familia, y esperando que realmente valiese la pena tanto viaje, me encontraba frente al gran palacio de Versalles. Delante de mi cientos de personas, y no digo que había gente, no... debía de estar ahí media Europa haciendo fila, "en cuanto llegues a los jardines sentirás que estás sola", me dijo; sus palabras retumbaban en mi cabeza cada vez que miraba al frente y veía esa fila descomunal. La verdad es que fue rápido, y la gente circulaba de manera fluida. Si eres Europeo menor de 26 años la entrada es gratuita, lo cual agradecí, ya que por poco no me toca pagar los 15 euros que vale la entrada, empezaba a disfrutar del día.

Hay dos opciones de visitas: con guía en grupo o individual con tu audioguía, me decidí por la segunda, en principio venía a pasear y fotografiar...

El palacio es impresionante, grande, majestuoso, bien organizado, con sus elementos colocados de una manera perfectamente estudiada... la única pega? parecíamos hormiguitas el fila moviéndonos por esos grandes y largos pasillos. Finalmente una puerta se abrió ante mis ojos, y vi uno de los jardines más grandes y mejor cuidados que he visto nunca. Ahora sí, este era el momento de desenfundar la cámara.

El agua, las esculturas, la vegetación dulcemente recortada creando figuras... Los personajes como las ninfas marinas o los caballos de Tritón parecían salir del agua cristalina de las grandes fuentes. Era un teatro con personajes de piedra. Mirase donde mirase había algo nuevo, un Dios griego, un galo derrotado, un soldado triunfante sobre su caballo a dos patas... la gente se había dispersado, desde luego ya no estaba rodeada de una masa informe de gente que no dejaba de hablar en 12 idiomas diferentes, me sentía por primera vez sola.

El plano que me dieron al comienzo se quedó en un segundo plano, olvidado dentro de mi mochila, me lancé a andar a mi suerte por el laberinto de setos que se abría a mi derecha. El agua y la vegetación dormían por completo, las voces que en algún otro lugar se oirían a mi alrededor, acababa de encontrar esa sensación que mi compañera me había contado y que en principio haba dudado fuera a encontrar.

La vegetación del jardín crea claros, donde casi mágicamente aparece una fuente, decorada espectacularmente con esculturas que parecen observarte. Me acerqué a un banco de piedra blanca y me acomodé en el, saque un paquete de galletas y mi libro, y me sumergí durante un buen rato. De vez en cuando aparecía alguna pareja, que al verme casi parecía huir de mi presencia.

Un buen rato después me decidí a seguir el recorrido, según el plano me faltaban por ver dos palacios más pequeños: Le Grand Trianon, y Le Petit Trianon. Cada uno con su respectiva entrada, no me interesa tanto el arte cómo para pagar por cada uno de ellos, sobre todo después de haber visto el gran palacio de Luis XIV y Luis XVI, pero tengo que reconocer que por fuera son bastante impresionantes.

Pasado estos dos palacios hay una pequeña "Villa", por llamarlo de alguna forma, según el plano "Los dominios de Mariantonieta". Es un pequeño pueblecito, de bellas casas, con tejados de paja, de estilo normando alrededor de un lado salpicado de nenúfares. Cómo os podéis imaginar aún me duele el dedo de apretar el disparador de la cámara, hay hasta cabras, y cerdos! pasar de estar viendo palacios llenos de dorados, cristales, esculturas inmensas... a este pueblecito, es algo ante todo inusual, y a la vez impresionante. Según tengo entendido, esta zona se construyó para Mariantonieta y su séquito, cuando ella se saturaba de la pomposidad de la corte, de las fiestas, y demás eventos, ella se recluía en esta zona, vigilada por un guarda que abría y cerraba la puerta de acceso sólo para ella y sus doncellas, recordándole su pueblecito natal (me llegaron a contar que en un momento de subidón le dio por pedir que tiñesen la lana de los corderos de rosa, porque era así, una imagen mas bucólica, en fin... ).

Lo peor... La vuelta andando hasta la sociedad, acabé muerta, desde luego es un paseo para ir de plano, madre mía jaja pero es un lugar para disfrutar.

Ahora os preguntaréis cómo se puede llegar a este lugar tan maravilloso, no es muy complejo, ya que el transporte en París es increíblemente bueno:

RER: Versailles Rive Gauche, línea C.

Tren: Versalles Chantiers o Versailles Rive droite

Os dejo alguna de las fotos que hice, tengo millones más! No hay nada que no se pueda fotografiar.


Galería de fotos



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Comentarios (1 comentarios)

  • flag- Jorge Pérez Díaz hace 10 años

    Sólo conozco a otra persona capaz de hacer fotos a un cerdo... y subirlo :P

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