Venecia maravillosa. Parte 1. Llegada y Transportes.
Venecia, oh Venecia. Ciudad que me agarró por el cuello y me echó un polvo salvaje, me hubiese gustado que fuese al revés, pero es inevitable. Venecia es mágica, cautivadora, diferente y profundamente marcada con un atractivo de carácter y personalidad difícil de ver. Pero empecemos por el principio.
Para llegar
El avión de Barcelona me dejó tras un vuelo cuanto menos cuestionable en el aeropuerto Marco Polo de Venecia, uno de los dos que tiene y que se encuentran en el exterior de la ciudad propiamente dicha. Venecia como sabréis (o no puesto que no hay obligación ninguna) es una isla que se encuentra en el noreste de Italia. Pero es una isla compuesta por 118 islas unidas entre sí por más de 400 puentes aproximadamente, aproximadamente digo porque en el puente número 35 detuve mi cuenta pero seguí viendo una "pechá". ¡Oh! Momento diccionario Erasmus---pechá---sinónimo de "jartá". Pechá y jartá son palabras típicas andaluzas para expresar que es mucho. Para más referencias os aconsejo un monólogo de Dani Rovira para los niveles más avanzados.
La cuestión es que me bajé en dicho aeropuerto en las afueras en horas intempestivas, cansado pero tremendamente ilusionado. ¿Qué es lo que ganó? La ilusión por goleada, me subí a un autobus para desplazarme al centro de la ciudad. Y empezamos con las curiosidades, me acercaba al autobús muy dispuesto cuando el conductor con los cascos puestos (y me refiero a los cascos que tiene cualquier hijo de vecino cuando escucha el móvil) y me señala la puerta intermedia del autobús con la puerta del conductor cerrada. Exacto, en Venecia y supongo que analogamente en toda Italia te subes en el autobús por el medio o por detrás. Eso ocasionaba unos niveles de morosidad entre los conciudadanos increible. Mis acompañantes y yo por supuesto nos sumamos con alegría a no pagar por el transporte.
Y aquí viene la segunda curiosidad y una de las cosas que dan esa especialidad, ese carácter a la ciudad. El autobús nos dejó en la Piazzale Roma, uno de los pocos accesos de tráfico rodado de la ciudad. Y es que, logicamente tras lo comentado anteriormente, poco coche y menos autobuses pueden circular por una ciudad así. Por lo tanto, ciudad con -10 ruido, y con una contaminación del aire cuanto menos tonificante. Venecia me daba la bienvenida con los brazos abiertos.
Entonces Alex... ¿cómo leches te mueves por la ciudad, sino hay transporte? Haberlos haylo compañeros. En Venecia encontramos los siguientes transportes:
El vaporetto
Con este nombre tan pintoresco os vais a encontrar el transporte por excelencia de la ciudad. Es un autobús-urbano-acuático, hay diversas lineas que te transportan por los distintos canales, es un barco de pequeñas dimensiones en el que pueden entrar perfectamente unas 60 personas y tiene un encanto descomunal. Esperar en un pequeño muelle a un barco para moverte por la ciudad y ver a los trabajadores con rapidez asegurar el transporte, subir la gente, soltar cabos y marcharse es genial. Como decía van por los distintos canales que cruzan la ciudad: El Canal Grande que corta Venecia en dos partes, el canale della Giudecca al sur de la ciudad, el canale di san marco al sureste, el canale di fusina al suroeste ( y donde estuve alojado, ahora comento), y por el norte de oeste a este tenemos; el canale colambola, el canale delle sacche y el canalle delle fondamenta nuove. A través de ellos pues cruzamos las distintas partes de Venecia.
Su precio rondaba los 7 euros, una barbaridad si querías desplazarte una parada o dos puesto que siempre valía igual. Y aunque existian bonos, eran algo prohibitivos. Suerte que te podías colar como en el autobús, no picabas nada, te metías y a silbar con disimulo. Decir que tuvimos suerte los 3 días que estuvimos puesto que no pagamos salvo la primera vez y parece ser que de vez en cuando hay inspectores dentro comprobando los billetes. Nos libramos, y de todas maneras a ver quien es el guapo que manda una multa a Españistan y espera que la pague desde Italia.
El taxi
El llamado Taxi venía a ser una lancha de dimensiones cómodas. En él caben entre 6-8 personas y son radicalmente caros. No te puedes colar logicamente.
El traghetto
El Traghetto es una embarcación muy parecida a la Gondola. A diferencia de esta, no tiene decoración y lo suelen usar los trabajadores para cruzar el Canal Grande. Vale un euro más o menos. Pero es un trayecto de 5 minutos y como comentamos para cruzar el canal. Útil cuando no tenías un puente a mano. Aunque realmente no será por falta de puentes por Venecia.
La góndola
La Góndola... ¿Quién no conoce la Góndola? Embarcación decorada, romántica, llevada por esforzados gondoleros que te ofrecen paseos por los distintos lugares al módico precio de... 100 euros. Como imaginaréis no cogí una Góndola en todo el viaje. Habían Góndolas francamente bonitas, con cantantes y música en ellos. Yo que pregunté por la más simple y me dieron ese precio, supongo que para subir a una de las completas tendrías que hacerte un harakiri siendo así más fácil y sencillo pegarte un largo viaje.
También hay numerosas embarcaciones de carácter privado, para que cualquier veneciano circule feliz por sus ríos. El detalle del espejito es absolutamente genial.
Y con esto finalizamos la primera parte, la siguiente... alojamiento y ¡Más Venecia!
También tenían transportes funerarios. Brutal.
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Comentarios (9 comentarios)
Anthony Power hace 10 años
Tenía entendida que Venecia no gusta mucho precisamente..... mmmm ando interesado
l k hace 10 años
Pues prepárate que vienen varias entradas, jajaja. Venecia es brutal querido Antonio. Visita Obligada.
Anthony Power hace 10 años
Sí, sí ya me voy dando cuenta, te seguiré
l k hace 10 años
Gracias, eres 100% bienvenido.
Amador Perez Roman hace 10 años
Muy interesante, estoy deseando seguir leyendo y como no visitar Venecia
l k hace 10 años
Gracias amigo, te encantaría. Espero seguir viéndote por aquí.
Antonio Vargas Martín hace 10 años
Llegaste a ver un Sándolo?
l k hace 10 años
Eso es una góndola de toda la vida no? jajaj
Bernabe de la Rosa hace 10 años
muy buena descripción sigue así chabal!.