Mi Erasmus

Llegué a Varsovia el 3 de octubre de 2018, con sentimientos encontrados. Por un lado estaba súper feliz de la nueva experiencia pero por otro estaba un poco asustada y sin tener claro lo que estaba haciendo. A diferencia de la mayor parte de los estudiantes Erasmus que he conocido, fui a Varsovia para pasar la tesis y no para hacer asignaturas. Fui con una compañera que conozco desde el primer año de universidad y esto me ayudó mucho. La ciudad me sorprendió desde el primer momento: está la parte "vieja" (en realidad fue reconstruida entera después de la guerra) y la parte moderna, con altos e impresionantes rascacielos, tanto es así que la denominados "Nuestra pequeña Nueva York". Tras hacer turismo durante 4 días, el lunes siguiente me presenté a mi supervisor, una profesora polaca muy preparada y amable que iba a supervisar mi trabajo de tesis. Comenzamos desde el principio a trabajar y el tiempo pasó volando entre cultivos celulares, experimentos, análisis y aprendizaje de nuevos conceptos importantes para mí y para mi trabajo, y así sin darme cuenta tenía la tesis escrita (en inglés). En lo que se refiere a la fiesta y a los eventos Erasmus, le doy 5 estrellas porque siempre hay sitios donde divertirse, los locales y los eventos son innumerables, no te aburres en ninguna época del año. La gastronomía no es de mis favoritas pero la aprecié bastante, sobre todo los "pierogi" del restaurante "Zapiecek". Además, hay muchos sitios que visitar y para todos los gustos, de historia, de ciencia, de música, arte, parques con terraza con vistas espectaculares, y muchas cosas más. El clima para ser sincera no fue tan duro como me esperaba, ha habido días gélidos y nevados obviamente pero el frío se podía soportar, en el mes de febrero (que se suponía era el más frío) incluso hubo días que hizo 11 grados.

Este es solo un pequeño resumen, pero hay tantas otras cosas que podría contar sobre esta extraordinaria experiencia que me ha enriquecido en todos los sentidos.