Experiencia en Valladolid - Terminación
Bueno, a estas alturas, ya deberíais de saber que hablé en el último artículo sobre los comienzos de mi experiencia en la ciudad de Valladolid (que aquí mismo os enlazo), y que sobre todo hablaban de cómo poder llegar a la misma, y sobre su cultura, arquitectura y tradiciones. También toqué un poco el tema sobre la gente autóctona de la misma, ya que, no son pocas las personas que me habían comentado anteriormente a mi visita a la ciudad (y estoy segura de que a muchos de vosotros también), que los vallisoletanos tienen multitud de adjetivos muy malos, reflejo de lo que son las personas de allí y más cosas por el estilo que desde aquí os digo que no tienen lógica alguna, mucho menos razón ni sentido.
Porque hay que dar una oportunidad a todo aquello que no conocemos y no dejarnos llevar sin más por comentarios que no sabemos muy bien a qué se deben y las razones por las que nacen, por lo que, desde aquí solo comentar de nuevo que para mí la gente del municipio es alegre, simpática, más abierta de lo que muchos plantean y me sorprendió para bien.
3º- Gastronomía:
Antes que meterme de lleno en los productos más típicos de la ciudad y la zona de Valladolid, a la vez que sus bebidas más recomendables al ser una buena tierra de vinos; lo cierto es que no puedo pasar más tiempo sin hablar de uno de esos lugares mágicos de los que incluso siendo de otra Comunidad Autónoma (como sería justo mi caso en concreto), habrás llegado a oír hablar ya sea en directo o por la televisión de pasada. Se llama “El Penicilino”, justo en la Plaza de la Libertad, a menos de cinco minutos andando hasta la Plaza Mayor donde encontramos la Casa Consistorial, por supuesto en pleno centro de la ciudad. Es por ello que no recomiendo llevar el coche excepto que sepamos a ciencia cierta que luego nos quedaremos un buen rato por allí, ya que nos tendremos que mover desde donde lo dejemos unos cuantos minutos andando debido a la apreciada zona azul de la ciudad que por supuesto existe en lo más céntrico de la misma.
El Penicilino, ha sido reabierto hace no muchos años, pero es que es historia pura de la ciudad, al haber sido construido con la misma temática desde hace ya muchas décadas y haber sobrevivido a muchas distintas tempestades y vicisitudes que no habían podido con el mismo. Hablo de un bar, pero no uno cualquiera, sino que uno, que tan solo desde fuera ya sabremos que tiene algo de especial por el simple hecho de ver a tantas personas rodeándolo o estando en su interior cada día en cada ocasión que tengamos de pasar por sus afueras.
En primer lugar, la arquitectura del mismo es excelente, moderna pero a la vez con muchos puntos tradicionales, que lo hacen mágico, con una anchura muy buena, una altura de techos impresionante y una decoración absolutamente fascinante. El Penicilino a día de hoy tiene unas paredes color verde oscuro azulado (que digo yo que ese color algún nombre tendrá que tener), con unos taburetes chapados a la antigua que nos hará estar en mitad de siglo sin salirnos de lo más moderno del siglo XXI al ver por ejemplo la torre de cerveza (la torre que enfría la misma y los barriles), totalmente helada ante la última tecnología al respecto.
Por otro lado, la barra, también con encanto especial al tener numerosos ladrillos rojizos de tamaño más bien pequeñito, junto con sus decenas de estanterías distintas donde ponen todo tipo de botellas de alcohol y sin alcohol que nos dejará sorprendidas ante tanta variedad en un “simple” bar. Si a todo eso le añadimos que el servicio que da el bar siempre es magnífico, que por ello se ha ganado al público de la ciudad y también los extranjeros, siempre atendiendo con amabilidad, alegría, simpatía y una sonrisa en la cara que denotan incluso el estar contento con lo que se está haciendo; pues seguro nos alegrarán el momento en el que hayamos decidido visitarlo.
Pero, por si todo ello fuera poco, lo cierto es que la comida y la bebida están magníficas tambiénallí, porque unen lo mejor de una gran cantidad que nos haga salirnos de la mesa o la barra sin esa sensación de faltarnos algo (de hecho, sería más bien justo al contrario, porque lo normal será salir de allí hasta arriba hasta decir ya no puedo más), pero a la vez, con ese toque de calidad que no puede faltar en uno de los sitios más emblemáticos de la ciudad, con una terraza en perfecta localización con vistas incluso a la Catedral, que siempre será un añadido a tener en cuenta ante la belleza que se nos presenta delante de nuestros ojos.
Podremos ir a desayunar, comer, merendar, cenar o simplemente a tomar una copa con sus decenas de tipos de botellas que tendrán, y jamás sentirnos decepcionados. Porque, además, el ambiente es fantástico, no solo por el número de personas (digno de tener en cuenta por si vamos justo a la hora punta en la que nos será difícil encontrar un hueco en el que poder estar tranquilamente comiendo), sino por el hecho de que el ambiente en sí es totalmente variado, con personas de muy distintos lugares, procedencias, nacionales e internacionales, con ganas de probar lo mejor, a un precio que sinceramente es ideal; por lo que no os podéis ir de Valladolid sin ir al bar seguro más carismático de la ciudad, El Penicilino.
Ya entrando sobre los platos más típicos de la gastronomía de Valladolid y sus zonas varias, decir que es sin duda la ciudad que tiene mayor conjunto de rasgos típicos de la Comunidad, ya que, otras como León o Segovia se ven influenciadas por ciudades cercanas y no tan cercanas, siendo Valladolid llamémosla como la “más casera” de todas las posibilidades, cosa que será perfecto para probar platos típicos que jamás hayamos podido degustar antes de visitar la ciudad o la provincia en general.
Así, sabiendo que es una ciudad con una agricultura importante, con un cultivo de cereales profundo como el trigo, el maíz o la cebada, a nadie debe de parecerle extraño que, pidamos lo que pidamos a cualquier hora del día, nos pongan pan al lado (contundente por cierto el cuenco donde ponen el pan) u otros productos producidos de una manera similar que no sé ahora mismo el nombre (una especie de picos andaluces pero con otras formas, si bien el sabor no variaba demasiado). El pan de Valladolid es algo que tampoco podemos dejar pasar en este sentido, preparado con trigo candeal, conocido por muchos de la zona como “lechuguino”, cosa que ellos mismos te recomendarán probar como algo muy típico, con una miga blanca, pero muy crujiente y sabrosa (un sabor que no se parece al pan usual que solemos tomar en otro tipo de sitios, por lo que sin duda merecerá la pena probarlo).
Además, las hortalizas son también muy cultivadas por la zona, cosa que se nota también en cualquier carta de cualquier bar medio al ver platos como los cocidos, que, pese a que muchos crean que nacen en tierra madrileña, lo cierto es que la mayoría está de acuerdo, con que es justo en Castilla y León donde nacen los mismos, teniendo todos en general una pinta exquisita (pese a no ser yo para nada de cocidos) y con un sabor único y potente, que pocas veces he probado. El cocido castellano debe ser obligatorio de probar en primer lugar, al que se le añade algo de hierbabuena para darle aún más sabor intenso y característico; teniendo también platos con garbanzos, habichuelas, alubias e incluso guisantes, todos con distintos ingredientes que te harán querer degustarlos con esa sensación de que no has probado platos parecidos en muchos otros municipios anteriormente.
Los espárragos de Tudela son nacionalmente conocidos por su extrema calidad y sabor, sin olvidarme de un queso que se crea en la comarca, un queso de oveja de un sabor realmente bueno “Pata de Mulo”, que, cuanto más fresco y recién elaborado, dicen que más bueno está (una no nota esas cosas que solo notan los que han comido el mismo decenas de veces como tenía a un matrimonio justo a mi lado mientras comía uno de los días en los que estuve en la ciudad).
Ya sobre las carnes, el asado de lechazo es lo más reconocible de la ciudad, y nos lo pondrán en multitud de bares y restaurantes de la misma, teniendo otros tantos platos también con lechones y cerdos, que sin duda te harán quedarte con esa sensación de cómo es posible que un mismo producto o un mismo animal pueda saber de manera tan distinta dependiendo de dónde y cómo lo cocines exactamente. Siguiendo con el cerdo, los chorizos, los cochinillos asados y la morcilla, serán también típicos de la ciudad, si bien, yo me quedo cambiando de tercio, no tanto con el cerdo en sí, sino con el cordero asado, sin duda el mejor que he probado en mi vida, en un barecito de al lado de la Plaza Mayor que, si bien no recuerdo ahora mismo el nombre, al parecer es muy conocido, porque al estar por allí preguntamos por el mejor bar de la zona y todos nos decían el mismo o bien nos lo dejaban como una opción a la que atenernos sin margen de error (y desde aquí yo misma lo sigo recomendando).
Los pescados no son muy comunes en sus distintos sitios para comer, si bien, si tuviera que destacar alguno en concreto me quedaría con el bacalao y la trucha, si bien, al ver que no había tampoco mucha variedad, ni siquiera decidí probarlos (pese a que estuve más de un día por allí y a que sí que es cierto, que platos con esos dos pescados que nombré sí que se repetían con cierta frecuencia).
En cuanto a los postres, decir que todo el centro de Valladolid, se encuentra con multitud de pastelerías y panaderías que tendrán unos postres exquisitos, muy parecidos a los que podemos llegar a encontrar en el sur de España, sobre todo en Andalucía (ya que tenemos multitud de ciudades que se caracterizan por hacer magníficos postres como Granada y algún pueblo de Jaén y de la provincia de Cádiz), con las pastas y los hojaldres como los más vendidos y reconocidos (ya que lo pregunté estando en una), y con unos polvorones, que, pese a que no podamos llegar a encontrarlos en todas las épocas del año en la cantidad que algunas desearíamos; sí que siempre podrás llegar a probar alguno y lo cierto es que no están nada mal.
Sobre las bebidas, ya comenté en el anterior artículo de comienzos de Valladolid, que tienen su propia denominación de origen, con una serie de vinos de alta calidad, entre los que destacan los Ribera del Duero, Rueda o Toro, con unos verdejos, tintos, blancos y otros estilos, que sin duda merecen probar. Aquí, para ello, recomendaré a parte del ya mencionado Penicilino, que por supuesto tendrá todo tipo de ellos de la mejor calidad; el bar restaurante “Le Bistro”, con unos vinos excepcionales, no solo con una gama de los mismos de la tierra, sino también otros en los que se usa la uva de Sauvignon que te dejan con el paladar hecho trizas de lo buenos que están. También como el anterior nombrado se encuentra en pleno centro, por lo que de nuevo lo mejor será ir andando desde donde estemos y no intentar de manera algo torpe el poder aparcar justo en la puerta o alrededores porque será algo complejo.
En cuanto a las cervezas, Valladolid tiene multitud de distintas cervezasartesanales entre las que destaco la San Pedro, que fue de las poquitas que probé de la ciudad que más me gustó, con un sabor contundente alejada de otras suaves como la Cruzcampo, que a mi parecer no es una cerveza cerveza en todos los sentidos. Igualmente, comentar que Mahou es la cerveza que con mayor frecuencia veremos en la ciudad y los bares y restaurantes (también pubs y discotecas) de la misma, con otras muchas que le hacen la competencia como la Estrella de Galicia y también algún que otro sitio con Cervezas Alhambra, que me sorprendió.
4º- Fiesta:
Ya con respecto al apartado de fiesta, comentar como método introductorio, que, me sorprendió totalmente para bien este apartado de la ciudad, ya que, de nuevo, había escuchado multitud de comentarios de gente que conocía y había estado justo en la ciudad y me dijeron que no me esperara gran cosa. No sé exactamente si por el hecho de que soy de Jaén, y como sabréis de mi artículo al respecto, la fiesta no es que sea de las partes más importantes y seguidas de la ciudad ni de sus habitantes; si bien, he estado en muchas otras ciudades del tamaño y habitantes que tiene Valladolid, y la apruebo con buena nota casi de notable (que tras lo que me esperaba hay que tomarlo como algo realmente positivo).
Antes que nada, decir que si cogemos una de esas fechas claves de la ciudad como podría ser en Semana Santa, o bien en el festival motero de los Pinguinos; lo normal será que todo lo que diga en líneas posteriores sea multiplicado por varias veces, porque no solo la gente de la ciudad sale con mayor frecuencia a la habitual, sino que serán muchas las personas de municipios cercanos (y no tan cercanos), que se acerquen a Valladolid a celebrar la festividad concreta que sea.
Así, hablando primero de la zona de pubs más reconocida de la ciudad (aunque me dice mi gente de la ciudad que cada vez va más a menos tanto en personas que la visitan como en calidad de los locales pertinentes), es la de la Plaza de San Miguel, al lado de la Calle del León y no muy lejos (a menos de un par de minutos andando) de la Plaza de las Brigadas y el Palacio Real de la ciudad.
Como decía, ésta siempre había sido la plaza más reconocida para salir, ya que prácticamente todo lo que hay por allí son bares y pubs para tomar algo de beber y escuchar música diversa. Pero claro, los tiempos cambian y la gente parece que se ha olvidado un poco de esa zona, que ha quedado sobre todo más para gente entrada en algo más de edad por encima de los 35 años (que oye, por supuesto tienen su derecho de salir y pasárselo bien como todo el mundo, nadie dice lo contrario), lo que nos lleva a que si lo que buscamos es un ambiente más juvenil, más adaptado a eso de la usual vida Erasmus, esta plaza la tengamos que descartar por completo.
Pese a ello, si justo lo que nos atrae es ese ambiente de más edad y por consiguiente, alejar cuanto más posible ese reggeaton que a no todo el mundo debe ni tiene que gustarle (pese a que a mí misma me encanta a ratos), os nombraré algún que otro bar interesante para que calculéis bien dónde entrar y no probar por probar:
- Flamingo: antes conocido como Sotabanco, era el típico bar con encanto que siempre tenía gente joven y muchos Erasmus, pero la cosa fue cambiando poco a poco, la costumbre se fue apagando hasta que en estos momentos será difícil ver a alguno por allí, tan solo los rezagados, siendo la mayoría de personas que veremos en sus fronteras, las que os comenté de más edad y otro "nivel adquisitivo" (lo cual redunda finalmente en los precios de las distintas bebidas, pensados para este tipo de público y no tanto para los estudiantes y en general los más jóvenes, y por tanto, puede ser esa una de las razones contundentes por las que ya los mismos no se acercaron a su interior). De igual manera, dentro de la zona es de los que más se salvan, sobre todo por las buenas dimensiones que tiene, el número de personas que nunca es escaso (pocas veces lo veremos vacío en los días clave de la semana a partir del jueves), y la música que alterna temas más comerciales con otros más salseros y pachangueros, que no están mal del todo.
- El Manuscrito. justo en la Calle Gardoqui, al lado del Museo Nacional de Escritura, también por la misma plaza que os comentaba. Este sitio es sin duda otro que os recomiendo de la zona pese a que haya bajado también con respecto al ambiente, siempre juvenil que había antes y totalmente a rebosar (a ahora, nos tenemos que dar con un canto en los dientes si lo vemos en torno a la mitad del aforo o parecido). El Manuscrito es considerado como una bar de juegos, puesto que encontraremos los inigualables futbolines de toda la vida, la diana y algún billar; pero también es conocido por sus fantásticos productos de merienda, con unos batidos elaborados de manera totalmente artesanal que están absolutamente deliciosos, y una serie de postres y de comidas varias que de nuevo te quedas loca. Además, por si fuera poco todo lo anteriormente dicho, El Manuscrito es un sitio excelente para poder tomarse una cerveza o cualquier copa o cóctel, que siempre estarán a buen precio y con un servicio impecable. El único asunto negativo es lo ya mencionado sobre el ambiente y la afluencia, pero igualmente, con multitud de actividades temáticas cuando llegan ese tipo de fechas en las que siempre se anima todo (como San Patricio o Halloween), será un acierto ir allí porque siempre estará a rebosar en esos días especiales.
- El Soportal: al lado de la misma Plaza de San Miguel, a menos de dos minutos andando de la Plaza Brigadas, lo cierto es que ha pasado también tiempos mucho mejores hace algunos años. A día de hoy es poco más un bar de esos que sabes que nunca te van a fallar pese a que no te convenza en absoluto. Con un toque más elegante que los anteriores, mesas cuadradas bajas y sillas de diseño, lo cierto es que a primera vista no te va a fallar con ese añadido de que la barra y la zona de atrás tiene toques negros y blancos que le da más aún el toque elegante del que hablo. Eso sí, que nadie se espere que todo ello se vaya a traducir en buenos precios porque lógicamente no los va a encontrar, de hecho será todo lo contrario, con unos precios algo abusivos en las cervezas, chupitos y copas, como si de una macro-discoteca se tratara (y queda a mil años luz de poder ser una de las mismas), llevando a la consecuencia también lógica de que la edad media del local se vaya de las manos con respecto a los más jóvenes se refiere, y también los Erasmus.
Ya cambiando de tercio, y con ello, de sitio para salir de fiesta, decir que hay unos cuantos barecitos de muy diversos estilos y ambientes en la zona de la Calle del León, a un par de calles de la Plaza que antes mencionaba. Entre los mismos, me quedo sin dudas con La Despensa, un bar que nos puede parecer perfectamente pub, y que con un tamaño muy bueno para ser de este tipo de locales y un ambiente estupendo, sin duda siempre vamos a acertar yendo al mismo.
En primer lugar, porque con un detalle que me encanta y les caracteriza, por el que planean todo el año anteriormente con respecto a las fiestas más importantes de la ciudad y también otro tipo de festividades que ellos mismos hacen en repetidas ocasiones; no podremos perdernos una de las más conocidas como es la fiesta de la espuma. Nadie puede dudar en pasárselo bien en este tipo de fiestas de La Despensa, con multitud de personas, sobre todo jóvenes, también muchos Erasmus, y por supuesto, con unos precios más pensados para este "target" que va normalmente al sitio y que hace que continuen los mismos yendo al local.
Por otro lado, el Tobago, también en la zona de la Calle León muy cerca de La Despensa, es más un sitio que se pone muy ambientado en el estilo cafetería pub que en el sentido de copas y más discoteca como el anterior. Igualmente, el ambiente no es malo, la música varía y es cambiante, y los precios no son para nada malos para los más jóvenes y las personas que vengan en su viaje Erasmus; por lo que igual hay que tenerlo en cuenta.
Lejos de los sitios a los que me he referido hasta el momento, encontramos cerca de la Facultad de Medicina de la ciudad de Valladolid, uno de esos sitios que terminarán amando todos aquellos seguidores de la música rock. Hablo del "Colon beer tap", en la Calle Juan Mambrilla. Lo importante de este sitio no es que su decoración nos vaya a meter directamente en ese mundo rockero que puede gustarnos más o menos dependiendo de nuestro estilo y gustos particulares; sino que, lo mejor del asunto es sin duda que tienen una variedad en cervezas internacionales y artesanales de todo el país y el extranjero, absolutamente ejemplar.
No soy para nada exagerada si os digo que cuando entré y vi toda la variedad que había en el local, me teletransporté automáticamente a Bruselas en esos típicos sitios en los que hay también decenas y decenas de cervezas de todas las partes del globo y con las que te quedas siempre a dudas de cuál pedirte y probar, porque si sigues así con el objetivo de terminarlas todas a lo largo incluso de todo el año, lo más probable es que termines con algún problema hepático de todas las birras que deberás beberte cada vez que vayas al sitio (obvio todo es figurado y he sido un piquitín exagerada).
Pero, en serio, obvio encontrarás todas las que ves en cualquier otro bar de la ciudad o del país, pero es obvio que las artesanales son sin duda las que mejor saben (lo cual redunda también como es lógico en su precio), y encontraremos decenas de ellas allí. Da igual el tipo, que si negra, de trigo, de cebada, mezclada con sabores a frutas o ingredientes exóticos; la que tengas en la mente la tendrás y eso es algo que hace que el local normalmente esté a rebosar.
Además, porque tiene una terraza bastante buena y amplia, que, cuando llega el buen tiempo, hace que no sean pocas las familias también que se pasan por allí. Porque si a todo ello le sumamos que el rock, la música que nos pondrán, no la ponen excesivamente alta y tampoco es de ese tipo de música en concreto que nos hace pitar los oidos al rato de lo intensa que es en cuanto a acordes, etcétera; pues lo cierto será que no habrá problema alguno pese a que no sea neustra música favorita, porque seguro tomarnos una buena bebida o explorar alguna buena cerveza, sí que está entre las cosas que nos encanta y allí lo haremos siempre.
Sumemos que por eso de tener como principal atractivo lo de las tantas y tantas cervezas que ofrecen, habrá gente de todo tipo, estilos, etcétera, y ello tampoco hará excusa para ir. Eso sí, el trato además es inmejorable, el servicio muy rápido y el local tampoco te deja de ningún modo indiferente, por lo que, excepto que odiemos con todas nuestras fuerzas y ganas la música rock y todo lo que le rodea; hay que acordarse de la Cervecería Colón.
Ahora, si lo que queremos es justo lo contrario a lo que he ido comentando anteriormente con respecto al ambiente variado, muchas personas, la mayoría jóvenes, etcétera (no digo con respecto a los locales que haya presentado, sino mis críticas al respecto con lo bueno y lo malo de cada uno que iban encaminadas justo por donde decía), y buscamos un sitio que esté alejado de la zona céntrica, en el que podamos aparcar en consecuencia de una manera sencilla sin tener que poner sellos de ningún tipo ni tener preocupaciones a la mañana siguiente; pero sin olvidarnos de la calidad que debe tener todo local para que no vayamos por ir, sino que vayamos con la conciencia tranquila de que esa noche nos proporcionará todo aquello que estamos buscando; lo cierto es que tengo ese local, y se llama Pub Nobel´s.
Lo primero que nos llamará la atención es su estilo coqueto, con distintos colores predominando el rojizo anaranjado tanto en las paredes como en la barra, que no solemos ver a menudo en otro tipo de locales pubs. Además, su barra cuadrangular con otro trozo en medio justo detrás de los camareros, que se irá hacia los techos con multitud de botellas diferentes y variadas, nos hará de nuevo cogerle un gustillo especial al sitio tras poco tiempo de haber estado en su interior.
Ahora sumemos que el ambiente es muy bueno, porque por supuesto no te ponen pegas, pero no va cualquiera por allí, sino que, como el principal atractivo del local es la coctelería y las copas de calidad, lo cierto es que no todos pueden llegar a pagar unos seis ocho euros por ese cóctel soñado por muy bueno que esté, y mucho menos repetir; por lo que, es lógico que la media de edad suba con respecto a otros sitios más juveniles, pero ello no es inconveniente, con un respeto que siempre sorprende, con ese silencio a veces que caracteriza a este tipo de sitios que agrada y gusta, porque llega un momento en el que incluso nos acostumbramos a las voces y gritos y eso no tiene mucho sentido.
Este local nos da justo lo contrario, mesas y sillas cómodas, amplio espacio para poder charlar, conversar tranquilamente mientras disfrutamos de la copa, cóctel o lo que queramos, y por supuesto, una música que le pega a la perfección al sitio, mezcla entre chill out y otra más moderna que te relaja pero te da esa sensación que a veces sentimos de tener que bailar de un momento a otro. Lo cierto es que con alguna que otra canción yo misma me he animado, pese a que no es lo normal que la gente que va al local comience a hacerlo (pero las verguenzas se me pasaron hace ya demasiados años).
Recomiendo sin duda también sus mojitos, preparados con un cariño especial, con la receta tradicional de Brasil y con un sabor característico e intenso que seguro os debe gustar. Además, el chorreón de alcohol es contundente y no como en otros tantos sitios en los que te ponen unas pocas gotas y demasiado hielo. Aquí en el Pub Nobel eso no ocurrirá y con cada bebida que te pidas te irás a casa con la sensación de haberla disfrutado al máximo.
No todo se queda ahí, porque aunque pueda parecer algo chocante, el Pub tiene también su zona de juegos y diversión, con futbolines de muy buena calidad, algún que otro billar y dardos también (este juego sí, más del estilo del local o al menos a mí me da esa sensación), sin pasar por alto el hecho de que dispongan de Wi-fi para los clientes del pub, que siempre acaba teniendo a alguna que otra persona con el ordenador allí realizando todo tipo de actividades y trabajos, o bien simplemente leyendo noticias u observando algún acontecimiento con el mejor ambiente posible.
Además, es muy reconocido también por los gintonics, usando no solo marcas de primera calidad como no podía ser de otra manera en un local como éste; sino que los camareros que puedan llegar a servirte utilizarán varias herramientas (de las que obviamente desconozco el nombre), para producir el gintonic digamos "perfecto", con un sabor que se nota a leguas que es totalmente distinto a cualquiera que nos pedimos en un bar medio o el que nos preparamos en nuestra casa de botellón.
Por si todo lo anterior os pareciera poco, hay algo más que decir al respecto del Pub Nobel, y es que, de vez en cuando tienen todo tipo de espectáculos en directo en los que lo pasaremos genial, siempre con una sonrisa, con la boca abierta y además con el toque profesional que también llevan su marca. De los que más me gustó ver fue el de magia que fue espectacular y muy ameno con el público que nos encontramos allí ese día, con un mago que no paraba de hacer reír mientas practicaba la magia y que confabulaba a la perfección con el público de muchas maneras.
Por último, con ese toque moderno y tecnológico que les caracteriza, desde hace ya un tiempo se amoldaron a esa moda de los monólogos en directo, y lo cierto es que siempre tienen bastante gente y seguimiento al respecto. Vienen tanto gente que ya lleva años practicando y haciendo este tipo de espectáculos, como también otras personas que están empezando y que necesitan ese rodaje para estar del todo listas. Sea como sea, lo pasaremos bien, nos reiremos y estaremos acompañados a la perfección con respecto a personas, local y bebidas, así que es normal que acabara enamorada del mismo.
No muy lejos del local del que os hablé, hay un sitio heavy llamado Deltoya, en la Calle Cardenal Mendoza, que al parecer se pone muy muy animado de no solo tipo de gente a la que le gusta este estilo de música y vida, si bien no estuve. Si bien, en un sitio también curioso de la ciudad situado cerca del Estadio principal, es una sidrería llamada Lur, con un toque muy rústico, a típico barecito perdido de cualquier pueblo de una sierra cualquiera. Por ello, es normal que predomine la madera en su mobiliario, ese toque blanquecino de las paredes y esos también muy repetidos manteles que siempre estarán impecables encima de las mesas cuadradas y no muy grandes que se encuentran a lo largo de toda la sidrería. Lo bueno de este sitio es sin duda la sidra, con multitud de tipos de las mismas que harán que, si no la habías probado (como en aquel momento era justo mi caso), no solo termines probándola, sino también amándola por ese sabor característico que tiene y ese efecto que te sube muy rápido sin darte cuenta pese a que tampoco es que tenga muchos grados.
Además, los que llevan el bar son bastante simpáticos y serviciales, siempre atentos por si falta algo y siempre con una sonrisa en la cara (estas cosas hay que decirlas de los sitios a los que vamos para que luego esos prejuicios sobre la gente de las distintas ciudades se termine de olvidar, porque en muchas ocasiones como esta no le vi sentido alguno).
Y claro, más de una persona se habrá preguntado si no acabé yéndome a alguna discoteca en alguna de las noches que estuve por la ciudad, y la respuesta obvia por si alguien me conoce es que sí, y no solo a una en una misma noche, sino a varias. Igualmente, Valladolid no es una ciudad española que se caracterice por su gran número de discotecas de gran tamaño, ni tampoco por su variedad, lógico si pensamos que tan solo tiene poco más de 300.000 habitantes, pero igualmente ciudades como Granada o incluso alguna de la provincia de Cádiz, la he visto por norma general más animada en este tema que la propia Valladolid.
Sin más palabras, la discoteca que más me gustó fue Mambo, situada cerca de la Plaza Mayor, y, por tanto, con ese hándicap en cuanto se refiere a aparcamiento y el cómo llegar hasta ella. No tendremos problema por el tamaño de la ciudad, e igual, si hemos bebido cierta cantidad de alcohol, lo tendremos tan fácil como coger un taxi entre una cuantas personas y poder disfrutar de la noche sin ese tipo de preocupaciones.
Mambo tiene lo mejor de los locales elegantes y de estilo, con lo mejor del ambiente universitario y joven, teniendo un número considerable de personas Erasmus en su interior, y no un lleno absoluto y agobiante como otras de la zona, seguramente debido a que la música que ponen es más electrónica estilo house (no electrónica muy rápida y fuerte que pueda hacer dolernos la cabeza), por lo que no suele ser el estilo que más gusta a los españoles ni vallisoletanos.
Pero para mí tiene ese punto perfecto entre número de personas, metros cuadrados, ambiente, precio entrada, disponibilidad, horario, diversión, música y en general todo lo que podemos llegar a valorar de una discoteca, por lo que no tengo duda alguna de que es mi elección definitiva.
Por otro lado, para los que prefieran entrar de manera gratuita y sin necesidad de ir vestidos de una manera muy arreglada, tendrán su opción en Valladolid con la discoteca llamada Bagur, también en plena Plaza Mayor (a menos de un minuto andando desde la misma), y por tanto, con los mismos problemas de aparcamiento que la anterior. Eso sí, aquí el ambiente y todo cambia, no solo por ser gratuita (la anterior cuesta unos ocho euros la entrada con copa incluida por supuesto); sino por el hecho de que tiene tres plantas, cada una supuestamente con una música distinta, aunque al final de la noche te quedas con la sensación de que en las tres te ponían prácticamente lo mismo, y con un agobio monumental que casi ni te puedes mover en determinadas horas; por lo que no la recomiendo excepto para los amantes del reggeaton pero además del perreo perreo tanto por música con decenas de esos temas, como por el espacio que no existe entre los que están a tu alrededor e incluso sin querer te llevarás roces, y demás.
Por último, Kerala en la Avenida Ramón Pradera, se podría decir que es la que más de moda está, con un estilo también elegante en comparación con Bagur, y sin ese problema del aforo infinito en gran parte por el precio de más de diez euros incluso, para poder llegar a entrar. La música es dinámica y cambiante, con toques modernos de lo más comercial, otros tantos más salseros y otros de música negra que siempre gusta a un sector de los presentes. Los Erasmus se contarán por muchos por allí, y la hora en la que se suele poner mejor sobre todo es a partir de las tres de la mañana, si bien; como a mí no me hace falta que haya mucha gente para pasármelo bien, pues recomendaría que sin esos agobios de querer todos llegar a la hora "punta", nos fuéramos incluso antes de las dos de la madrugada y podamos así aprovechar de mejor manera la noche, que así se nos hará un poquitín más divertida (aunque siempre estarán todos aquellos que prefieren el tiempo de antes en el que te pones simplemente a beber y decir en fin.... me enfado).
Si bien, decir que el dinero de la entrada en muchas ocasiones en que las fechas sean más bajas de afluencia de público, será más barato estilo incluso los seis euros para cuando la compramos de manera anticipada a uno de sus relaciones públicas, y siendo ya en la puerta el precio módico de ocho, nueve o incluso diez euros dependiendo de muchos factores. El toque de Dj con sus remixes variados es un punto a favor, y sus distintas fiestas temáticas hace atraer no solo a los más jóvenes, sino también a otras personas de algo más de edad que allí igualmente podrán sentirse como en su casa en un local que acoge bien a cualquiera tenga los gustos que tenga. En cuanto a calidad y recomendación de ir a este sitio está ahí ahí con Mambo, por lo que no te podrás ir de Valladolid sin ver si todo lo que yo misma te he comentado, es útil una vez allí.
5º- Ocio y tiempo libre:
Bueno, ya comenté en apartados anteriores (hablo del primer artículo que hice sobre la ciudad de Castilla y León que arriba os puse el link), que había numerosas festividades en las que se acercan personas de todas partes del país e incluso de fuera a las fronteras de Valladolid; y que incluso, había numerosas opciones culturales como museos, castillos, murallas, iglesias, etc.
También añadí que, gracias a las vistas preciosas de muchas partes de zonas verdes, sierras, campos, etcétera, era lógico llegar hasta allí para disfrutar de las mismas y que, por tanto, no voy a redundar en que una de las posibilidades de ocio es hacer senderismo o coger la bicicleta haciendo alguna que otra ruta, porque también os lo habéis podido imaginar previamente.
Eso sí, lo que aún no comenté, es que, uno de los sitios más característicos de la ciudad que más me encantaron fue sin duda la Casa Consistorial, situada en plena Plaza Mayor, en el centro de la ciudad en pleno casco histórico, y que, a día de hoy sirve como Ayuntamiento, donde realizan la vida política que se suele hacer en este tipo de sitios (que si plenos, que si conferencias, que si sus historias, etcétera). La fachada por fuera ya es digna de admirar y observar, con una fuente justo en frente y una escultura que también nos llamará la atención; pero es que por dentro es cuando todo se revoluciona con un toque muy moderno, poco visto en ayuntamientos de otras partes del país y con un estilo que siempre nos gustará y nos llamará la atención. Lo suyo es explorarlo por completo, porque la verdad que hay muchas partes que merecen la pena y no deberíamos perdernos.
Por otro lado, los parques son claves en la ciudad, ya que, con eso de tener el Pisuerga que la cruza de un lado a otro, es normal que lo verde abunde por allí y sobre todo en la zona que me encanta que es la llamada Campo Grande, a menos de diez minutos andando desde la Plaza Mayor antes mencionada, y muy cerca de nuevo del Pisuerga. También estará rodeado el mismo de gran vegetación y zonas verdes donde la gente leerá, tomará el sol, se beberá sus cositas y pasará un buen rato agradable, cosa que desde aquí también recomiendo.
Además, el teatro de la ciudad de Valladolid es precioso por fuera y también por dentro (como tantas y tantas partes de la ciudad ahora que voy rememorando mientras escribo), lo que hace, que los vallisoletanos sean muy devotos de ver este tipo de actuaciones teatrales, atrayendo a las mejores del país que siempre tendrán una época en que actuarán allí en Valladolid, y consiguiendo buenos llenos pese a que a primera vista, pueda parecer eso del teatro como algo relegado solo a las clases más pudientes.
También tiene gran tradición el toreo en la ciudad, teniendo una Plaza de Toros de buen tamaño, pese a que yo misma no soy fiel defensora de ello, pero es información y tengo que contarla. A la gente de la ciudad suele gustarle también ir a ver los toros, sobre todo cuando llegan ciertas semanas grandes, por lo que no es mala opción tampoco si tienes esa curiosidad por ver una de ellas y aún no te atreviste a hacerlo. Suelen ir toreros y rejoneadores de renombre y tan solo tendremos que informarnos un poco para encontrar plaza en una de esas actividades de las que no tenemos que preocuparnos demasiado al no estar abarrotada de manera general excepto cuando los carteles se animan y todo mejora exponencialmente.
No puedo olvidarme del cine en la ciudad, ya que con uno de los espectáculos más grandes de todo el país llamado Seminci, en la época normalmente de octubre, lo cierto es que también es considerado de los más antiguos de toda Europa. No es para menos, puesto que poniendo especial énfasis en el denominado cine de autor, se gana al público con una calidad infinita, con unas temáticas muy diversas cada año dependiendo por supuesto de los participantes, y cosechando cada año excelentes críticas de manera nacional e internacional. No cabe duda, de que todo ello va acompañado de multitud de cines convencionales que recorren la ciudad de este a oeste de la misma, y que hace que los miércoles, el día usual del espectador, se repleten a desbordar, ante la avalancha de personas que se acercan cada semana a los mismos.
Por último, los distintos conciertos y festivales que se realizan cada año en la ciudad de Valladolid, hace que la música tenga también un hueco importante en el municipio, adquiriendo importancia con todo tipo de estilos de música como puede ser el rock con el festival Onda Rock, e incluso la música más estilo Semana Santa con lo llamado “Voces de Pasión”, que, formando un grupo numeroso entre varias personas de distintas cofradías, pone el toque municipal a la semana y en general al año, dándole su toque característico.
6º- Transporte:
En primer lugar, decir que Valladolid debido a su tamaño y no demasiados habitantes, no tiene metro y tampoco le hace falta. De hecho, lo mejor será usualmente ir directamente andando a todos aquellos sitios que nos apetezcan, ante una ciudad que es preciosa en muchos de sus puntos, encantadora para descubrir y perderse por ella, y siempre con ese toque tradicional y moderno que nos gustará al verla.
De todas maneras, si llevamos nuestro propio coche, no hay problema con respecto a los aparcamientos de la ciudad, y la zona azul no es demasiado amplia, por lo que no sería ninguna mala idea el llevárnoslo y utilizarlo los días que estemos por allí, no tanto para movernos por lo que decía anteriormente de su tamaño dentro de la ciudad; sino porque, hay numerosas cosas y lugares que visitar a las afueras a unos cuantos kilómetros de la capital de la provincia que seguro nos perderemos si no tenemos algún tipo de vehículo propio (no por el hecho de que el autobús no llegue, que obviamente sí que lo hace a todos esos puntos más turísticos cercanos; sino por la pereza que suele entrarnos al tener otra vez que ir a buscar el coche, montarnos, conducir, llegar al sitio, volverlo luego que coger, etcétera).
Igualmente, el autobús funciona a la perfección en la ciudad, ya que tiene casi el monopolio en cuanto a los transportes públicos, al no existir el ya dicho metro ni tampoco otros como el tranvía interurbano o parecidos recursos. Hay numerosos a lo largo de sus calles, la frecuencia con la que pasan es muy buena y respetable y llegan hasta el último hueco de la ciudad para que no nos perdamos nada que pueda llegar a interesarnos. El precio del mismo no cambia con respecto a otras ciudades cercanas y es similar a otros tantos municipios de todo el país.
El taxi por supuesto no podía faltar y siempre se encontrarán justo cuando más nos hacen falta, ya sea cerca de los museos, plazas más visitadas, monumentos más emblemáticos, y por supuesto, zonas principales de fiesta como las cercanías de la Plaza Mayor y derivados.
Por último, un aspecto parecido con respecto a Sevilla, es el servicio público de bicicletas, que también funciona de manera conveniente en la ciudad de Valladolid, en el llamado Vallabici, que sin duda nos recordará a ese que decía de Sevilla, también con carreteras diferenciadas con respecto a los coches, y la facilidad de poder recorrer la ciudad de manera rápida, con poco tráfico (ya que parece que no se usa demasiado o al menos cuando estuve, no es que viera muchos ciclistas y menos del sector público al que me estoy refiriendo), a un precio que además no estará nada mal.
7º- Precios:
Los precios en Valladolid no cambian mucho con respecto al de otras ciudades de la Comunidad Autónoma de Castilla y León, como pueden ser la misma León o la bonita Segovia (de las que ya he hablado en artículos respectivos).
Ello nos deja un panorama bueno con respecto a poder hospedarnos en un hotel u hostal de calidad media, ya que, no será difícil encontrar plaza de manera general (excepto en las festividades más pobladas de las que ya hice mención en el antiguo artículo sobre la ciudad), no teniendo que reservar para las mismas con una antelación exagerada y encontrando unos precios simples de menos de 15 euros la noche una vez elegimos habitaciones compartidas, lo cual no está nada mal para ser una ciudad importante nacional.
Por otro lado, los alquileres en Valladolid se encuentran igualmente a buen precio, encontrando fácilmente habitaciones por unos 200 euros al mes en gran parte de la ciudad, compartiendo con dos o tres personas más, por lo que de nuevo, es un precio atractivo con respecto a lo que nos podemos encontrar en otras ciudades del tamaño o algo más grandes.
Ya hablando de la comida, encontrar un menú completo por unos diez euros será pan comido, si bien, suelen ser los vallisoletanos más de tapear o pedir raciones para unas cuantas personas, pudiendo salir a comer o cenar fácilmente por menos de diez euros con bebida incluida y no necesitar nada más, ya que como dije en la parte correspondiente, lo cierto es que los platos que nos pondrán en los lugares más característicos de la ciudad, la verdad que lo rellenan bastante bien y merece la pena estar en Valladolid en este asunto.
Con respecto a la entrada en los museos y monumentos, la mayoría de ellos serán gratuitos como el museo africano y otros característicos de los que ya hablé, siendo un beneficio absoluto a favor de la cultura y la historia por parte del ayuntamiento o aquella organización que lleve este panorama.
Ya sobre las salidas de fiesta, si bien los pubs serán gratuitos caso por completo excepto aquellos en los que podremos observar algún que otro concierto en directo; lo cierto es que en las discotecas pasa lo contrario, siendo lo habitual pagar unos diez euros para entrar con copa incluida, no librándose ni mujeres ni hombres, con una política estricta y clara que solo será saltada ante la flexibilidad que puede caracterizar a los que lleven los locales ante una afluencia muy baja e inesperada de público.
Así, Valladolid en cuanto a precio será óptima si vienes de Erasmus desde algún país no muy rico y esperas encontrar un sitio en el que no pasar penurias, poder salir y conocer lugares cercanos, viajar también y no pasar hambre tan solo comiendo lo mínimo y siempre comprado del supermercado. Con Valladolid no tendremos ese problema y con los alquileres bajos y el salir de tapas que también será económico, podemos quedarnos tranquilos.
8º- Clima:
El clima de Valladolid es algo curioso, porque, siendo una ciudad muy de interior, tiene una humedad que no suelo estar acostumbrada a ciudades de su estilo, seguro por el hecho de tener multitud de lagos y ríos que la recorren y que nos iremos encontrando al paso por la ciudad y sus afueras. Ello hace que en el momento en el que haga una temperatura lo suficientemente alta, podamos llegar a sudar con facilidad, pese a que, a lo mejor en otras ciudades como Sevilla o Córdoba, con un nivel menos de humedad, no sufriríamos estas consecuencias.
Además, el viento no es muy amplio, pese a que alguna que otra racha del mismo sí que me llevé, siendo uno de los municipios de España donde más se reparten las lluvias, no por el hecho de que llueva mucho, que no lo es, sino por el hecho de que cuando llueve, lo hace con cantidades bastante bajas, lo que hace repartir todo a lo largo del tiempo, y sea difícil llevarnos muchas semanas sin ver esas típicas nubes negras de la zona norte del país.
Por otro lado, la nieve llega a Valladolid casi cada invierno, con una altura suficiente como para ello, y con unas temperaturas que, pese a no ser extremas en cuanto a grados bajo cero, más vale estar preparados en el caso en el que visitemos la ciudad por lo que pudiera llegar a pasar.
Conclusiones sobre la ciudad:
- Te sorprende: primero por el hecho de que te hiciste una imagen de la misma que no solo era falsa y no adecuada, sino que no te permitirá a veces disfrutarla por completo. Ya he dejado más que demostrado que esa opinión de los habitantes de la ciudad por la que se deja a los vallisoletanos como arrogantes, antipáticos, fríos y otros términos parecidos que denoten esa aversión hacia lo social y lo diferente; es totalmente falso. La gente es encantadora, siempre dispuesta a ayudarte y con esa sonrisa y alegría que les caracteriza pese a no disfrutar del mejor tiempo que se pudiera llegar a tener en determinadas épocas del año.
- Mucho por ver: no hay dudas de que en pocos días no te vas a poder explorar la ciudad de Valladolid por completo. Porque, pese a que en sí no es muy grande, lo cierto es que tiene tanto que ver en tantos sitios distintos de la ciudad y también de otros pueblos lejanos, que siempre sentará a poco nuestra visita al municipio. Es por ello, que es una ciudad que recomiendo a los Erasmus pese a que por número de personas se nos pueda quedar corta en muchos aspectos (en el sentido de que si frecuentamos un local de manera regular, terminaremos viendo siempre a las mismas personas, aunque ello sea algo que se repita en mayor o menor medida en otros tantos lugares de la geografía española).
- Gran vegetación y parajes naturales; con numerosos parques en sus adentros y muchas sierras que rodean la ciudad, lo cierto es que Valladolid saca sobresaliente en este apartado, pudiendo pasar unos días fantásticos rodeados de vegetación, fauna y los mejores recursos, para tener unos días fantásticos. El hecho de tener dos ríos importantes como el Pisuerga y el Duero que lo rebasan o tocan, hace que lo verde florezca y gane esa viveza.
- La fiesta no está mal: pese a lo dicho con el número de personas, y que el local al que va la mayoría de jóvenes en Valladolid es uno en el que casi no te puedes ni mover; siempre tendremos multitud de opciones por las que poder elegir, evitar justo las que no nos gusten y tener así la noche perfecta adecuada a nuestros gusto. Da igual la música que escuches o el ambiente de personas que quieras obtener, porque excepto algún local especializado en Jazz, Soul y esta música, lo cierto es que vi de todo, con lugares de heavy, rock, salsa y otros tantos más comerciales que no pueden faltar.
- Precios y transporte buenos: porque el hospedarte no será problema de manera económica en Valladolid, tampoco sus alquileres y menos aún el ir a una zona en concreto de la ciudad, puesto que el autobús funciona perfectamente y el servicio de bicicletas público es sin duda muy avanzado y útil para cualquier tipo de situación y horario.
- Grandes festividades: si a todo lo anterior, le añadimos que tiene grandes festividades en las que se atrae a miles de personas cada año hacia sus fronteras, todo lo hará multiplicar por una cifra mayor lo ya comentado, y siempre hacernos tener en cuenta que en esas fechas será cuando mejor se ponga la ciudad. Las Navidades mismas son unas fechas en las que Valladolid se vuelca y se acaba notando tanto en diseño, arquitectura de muchos edificios e incluso en la temática de las fiestas a las que podamos asistir.
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