Descubriendo Uruguay

El primero de los grandes viajes que realizé por Sudamérica fue el que hicimos a Uruguay, para ir en un principio a visitar a dos de las ciudades más conocidas e importantes por su historia, como son Colonia del Sacramento y la capital del país, Montevideo.

El viaje saurgió como algo no planificado. Mi compañero de piso había estado en clase con otra chica de intercambio que también era española, concretamente de Barcelona, y un día quedamos todos para salir y tomar algo, y posteriormente mucho más, pues fue una de mis grandes amigas. Ella estaba en una residencia de estudiantes con otros chicos y chicas y después de vernos en uno de los conocidísimos conciertos de la bomba de tiempo en konex quedamos en hacer un viaje en el puente de agosto creo que era. Unos eramos más partidarios de viajar a algún sitio algo más lejano como era Bariloche, puesto que sería un día en autobús y así aprovechabamos que había puente y no faltar a clase, dado que Uruguay está al lado de Buenos Aires y podríamos ir en cualquier momento, pero la opcíon de visitar este país terminó por imponerse respecto a esta otra de Bariloche para esquiar, etc. y algunas otras.

La compra de los billetes de barco, concretamente con la compañía Buquebús por si alguien quiere buscarlo o está interesado, se hacía por internet, y como siempre suele pasar en el momento de la tarjeta siempre existe algún problema, no se si sólo me pasará a mí. Por esa razón, los chicos de la residencia fueron sacandolos por su cuenta y nos contaron al resto que es lo que habían hecho para conseguirlos y cual era el modo de hacerlo. Unos días después todos teníamos nuestros pases, aunque la verdad es que no fueron tan baratos como algunos pensábamos, pues solo el viaje creo que se acercó a los 150 o 200 euros, la verdad es que no lo recuerdo bien, a lo que tendríamos que añadir después los alojamientos, comidas, etc. sin contar con los que estaban en trámite de hacerse el visado, que tuvieron que comenzar de nuevo todo el proceso y los trámites para obtenerlo puesto que habían salido del país, y mientras esto ocurre no puede hacerse porque deja de tener validez el certificado de antecedentes penales en la Argentina, que además tiene un coste de unos 10 euros.

El viaje comenzaría una mañana de un jueves, que como suele ocurrir en estas ocasiones, y en muchas otras también, no fui a clase. Salimos el compañero de piso y yo hacia Puerto Madero, el barrio en el que se coge - o más bien como los argentinos dirían se agarra- el barco con destino a Colonia del Sacramento.

Una vez que pasamos los controles pertinentes, muy parecidos a los que se hacen con un avión puesto que de la misma manera tienes que atravesar otro país, nos encontramos todos los estudiantes de intercambio que ibamos a este improvisado viaje. La mayoría eramos españoles, aunque también se escapaban por ahí algunos otros, como de México.

En ese barco tan confortable nos fuimos conociendo los que no nos conocíamos aún, ojeamos el periódico y nos hicimos las primeras fotos, como se ve en la que he colgado, que sale la bandera uruguaya con el rico barrio de Puerto Madero de fondo, en el que se ven altos rascacielos. Cuando llegamos a puerto bajamos del barco como es natural, pero debíamos dirigirnos en autobús hasta la capital del país, Montevideo, nuestra primera parada del recorrido. Tardamos en llegar unas horas desde que el barco nos dejó en tierra, pero la verdad es que era muy cómodo y no nos importó en absoluto.

Nada más llegar a la estación de autobuses de la capital nos comimos una típica hamburguesa porque estábamos muertos de hambre mientras esperábamos la cola para sacar o bien cambiar dinero. Algunos apostaron por no llevar dinero en pesos argentinos, ni euros ni nada de nada y allí directamente sacar con tarjeta, y sin duda fueron los más inteligentes, puesto que había bancos Santander, etc. y pudieron sacar sin estar pensando en el cambio ni en comisiones de servicios. Otros en cambio apostamos por llevar dinero en pesos argentinos, y después de las comisiones por sacer dinero en Argentina tuvimos que añadir también el del cambio, pues siempre pierdes algo de dinero. Así que ya sabéis, si en alguna ocasión os podéis encontrar en este dilema no dudéis en llevar la tarjeta para sacar allí el dinero directamente, para no perder dinero, aunque lo malo de eso es tener que estar pendiente de no perder la tarjeta de crédito.

Cuando salimos de la estación vimos que todo era muy diferente a Argentina, cada país entendí posteriormente, es un mundo diferente, pues cuando estuve en Brasil incluso los semáforos eran diferentes, pero ya os lo contare en otro de mis viajes. Al lado de la estación había un restaurante, y tal y como se dice en la Lonely Planet, que es la guía que usamos para toda esta clase de viajes (Uruguay se encuentra en las páginas finales de la Lonely Planet de Argentina) nadie ha estado en Uruguay si no se ha comido un chivito. Esto es una especie de bocadillo que siempre se sirve con patatas o al menos por lo general, con tomate, queso, cebolla… que es realmente una delicia.

Cuando terminamos todo esto y después de reposar un poco teníamos que ir al hostel que habíamos reservado. Como os dije, algunos sacamos el barco algo más tarde, asi que cuando quisimos sacar las camas del hostel no encontramos en las mismas y tuvimos que ir a otro diferente, aunque estaban muy cerca. Aunque estaba algo lejos decidimos salir caminando hacia el hostel, parándonos en todos aquellos lugares que nos parecían más curiosos. Como en todo Sudamérica encontramos un pequeño mercado de camino en el que paramos durante un largo tiempo, y vimos que en este país consumen aún mas mate si es que es posible que en Argentina, lo cual nos impresionó mucho.

Caminando, encontramos la plaza principal de la capital, en la que se encontraba una enorme estatua de un personaje ilustre y con mucha relevancia en la independencia uruguaya, el general Artigas, donde nos hicimos varias fotos de todo el grupo realmente chulas. Seguimnos hacia el hostel, y ahí nos dividimos hacia los dos aunque estaban cerca. Cada uno dejó sus cosas en el hostel y después de descansar durante un rato y sobre todo calentarnos en la sala – allí aun era invierno y hacía un frío impresionante- salimos a dar un paseo y tomar unas cervezas típicas, que aquí eran las Artigas, como el general que os he comentado.

Lo primero que nos llamó mucho la atención, sobre todo después de salir de Buenos Aires que era una ciudad inmensa que en provincia no se si no tiene más de trece millones de habitantes, fue que por la calle no veíamos gente, estaba como desierta. Y esto fue una de las cosas que menos nos gustaron, porque la verdad es que tampoco encontramos muchas cosas para ver ni para hacer, vimos el Rio de la Plata y algunas cosas más, pero todo parecía bastante raro.

Antes de salir por la noche volvimos a los hostel a cenar, y la verdad es que daba bastante miedecillo, porque por las calles no se veía a absolutamente nadie y en el hostel nos habían avisado de que era ligeramente peligroso caminar por allí de noche.

Después de cocinar cuatro cosillas estábamos pensando qué hacer por la noche y conocimos a otra chica, también bonaerense, que viajaba sola para aprovechar en fin de semana largo, y tal y como mucha gente hace, estaba en Montevideo simplemente para descansar, porque la vida era mucho más relajada que en la capital argentina.

Ella se animó a venir con nosotros de fiesta y después de bebernos una litrona por cabeza o algo así salimos rumbo a la zona de fiesta. Llegamos a una zona de bares bastante cercana, al lado de la plaza principal de la capital, que estaba verdaderamente bien, de hecho es lo que más me gustó de toda la estancia en Uruguay. El primer bar al que fuimos era una especie de taberna irlandesa, que aunque no me acuerdo del nombre es muy recomendable, y muy conocida, asi que a cualquiera que preguntes te va a decir cuál es. Cuando entramos nos quedamos realmente maravillados con todo lo que había en su interior. Tenía tres pisos y en cada uno de ellos había dos o tres personas tocando temas de los Beatles, Dire Straits, the cranberries, REM… y a mí particularmente ese tipo de música me encantan. Y lo mejor de todo, que era que las cervezas eran baratas, un auténtico chollo.

Cuando ya íbamos bastante servidos de cervezas y de buena música decidimos cambiar de bar hacia algo un poco diferente, y después de varios cambios terminamos en un bar de salsa, y ahí es cuando la chica que conocimos en el hostel nos dejó sin palabras. Ella bailaba prácticamente a diario en Buenos Aires todo tipo de danzas y estuvo genial verla bailar allí, incluso quiso hacer que la acompañaramos, pero yo en concreto soy muy patoso para todo ese tipo de cosas y no tenía ningún tipo de sentido.

Cuando amanecimos al día siguiente teníamos que preparar las cosas para partir hacia el próximo destino después de comer, que era la histórica ciudad de Colonia de Sacramento. Nos despedimos de esta chica que conocimos este día en Montevideo y después de ello buscamos un mercado muy famoso que había cerca del Rio de la Plata. El mercado era muy chulo, y era prácticamente entero dedicado a comida, restaurantes, etc. así que como teníamos que continuar con el viaje después de comer decidimos quedarnos allí aunque nos dimos cuenta rápido de que no era muy buena idea, porque todos nosotros no teníamos mucho dinero y era un sitio bastante caro.

Cuando por fin nos decidimos por un restaurante que parecía algo más barato que el resto y conseguimos una mesa, puesto que era fin de semana largo como lo llamaban allí y había hasta lista de espera para comer, tuvimos que estar separados, pero ya teníamos hambre y no nos importó del todo. Una vez allí, pedimos casi todos un pequeño plato para no gastar demasiado dinero, de una cosa que no recuerdo muy bien como se llamaba pero que me gustó mucho, que estaba hecha tan sólo de queso, hecho a la parrilla, servido en un cuenco de barro. Estaba muy rico, y aunque era algo escaso, quedamos bastante contentos, hasta que ya llegó el momento de pagar y todo se complicó.

El hombre del restaurante nos quería engañar estrepitosamente. Una vez que ya teníamos todo mirado en precios según lo justo (nos salía a cada uno por unos 7 euros al cambio) y resulta que nos quería cobrar 3 euros más a cada uno por el servicio, cosa que no tuvimos más remedio que pagar, y por otra parte también la propina, que nos exigió como algo obligatorio y sería de unos dos euros por cabeza. Pero eso ya si que no, el servicio no era nada bueno, tardaron muchísimo en sacarnos la comida, y ni mucho menos era un hombre amable, asi que aunque el servicio o los cubiertos como el llamaba tuvimos que pagarlo, pero ni mucho menos íbamos a hacerlo también con la propina. Asi que nos fuimos mientras el hombre se dedicaba a insultarnos. Un consejo es que no acudáis a comer a este sitio, porque la verdad es que no lo pasamos nada bien.

Aparte de esto, la verdad es que este mercado repleto de restaurantes es bonito para visitar, porque puedes ver unas parrillas enormes donde hacen la comida a la brasa y ves en todo momento como van cocinando todo, y eso es algo que esta bastante bien.

Después de terminar de comer íbamos caminando hacia la estación de autobuses, que estaba a un ratito de camino, parando a comer un helado en el McDonald´s, aunque a mí no me gustan estos sitios. Después de eso seguimos caminando hasta llegar, sacamos los billetes por unos 10 euros más o menos y con ello marchamos hacia nuestro destino, que como ya os había dicho era Colonia del Scramento; la otra posibilidad era ir hacia Punta del Este, pero este lugar es más bien de verano para ir a las playas y en esta época del año no era plan, así que nos tuvimos que decidir irremediablemente por esa opción, que no estuvo nada mal.

El viaje al igual que el anterior que habíamos realizado en autobús en este país era muy confortable, en contraposición con otros como el que cogí con mi amiga catalana en el momento que decidimos atravesar Bolivia y llegar hasta el sur peruano, pero esa es una historia que ocurriría posteriormente.

Con la llegada a esta ciudad fuimos primeramente al hostel español, un sitio que de verdad era detestable, evitad este hostel por todo tipo de medios. Lo único positivo era que pertenecía a los hostel de hola, una red como la de hostelworld que era propiamente latinoamericana y con la tarjeta podías obtener descuentos, etc., y la cercanía l río y al centro histórico, porque por el resto de cosas todo estaba fatal, a lo cual contribuimos casi sin quererlo, porque al encontrarte todo tirado, lo dejas todavía peor que como antes estaba. No podéis imaginaros el frío que pudimos llegar a pasar en este día, no tenía calefacción, nada más que un pequeño calefactor para la habitación que apenas servía para nada, y es que cuando viajas con una pequeña mochila tampoco es que lleves una cantidad de ropa increíble. Además, las cazuelas para cocinar estaban sucias, la persona que nos atendió era bastante borde… vamos, que era muy completito el hostel, nunca se os ocurra alojaros en el a pesar de su bonito nombre.

Respecto a la ciudad, nos agradó bastante, puesto que en este momento conocimos verdaderamente lo que tuvo que ser una ciudad o un pueblo en la época colonial, anterior a la llegada de los españoles y resto de pueblos a las Américas. Todo estaba muy bien conservado, la muralla de la antigua ciudad, los fosos, cañones… y es que como historiador que se supone que voy a ser esto me interesaba mucho, puesto que en esta ciudad se vivió una importante batalla a finales del siglo XVIII para controlar todas las exportaciones y el comercio del río de la Plata, puesto que era uno de los puntos de desembocadura que tanto los españoles como los portugueses aspiraban a dominar, aunque dejo de tener sentido rápidamente, dado que tan solo unos treinta años después se declararían los movimientos independentistas sudamenricanos y surgiría el país uruguayo como un tapón a las pretensiones territoriales tanto argentinas como brasileras. Después de esta lección de historia, contaros un poco que la ciudad se conservaba, al menos en su centro histórico tal y como era en la época colonial, y eso es algo que nos encantó. Dimos muchos paseos por su centro, vimos muchos artistas de calle vendiendo sus cuadros y diferentes obras… y comimos realmente bien en un restaurante baratito recomendado, como no podía ser de otro modo, por la lonely planet, junto al río de la plata.

Además, cercano a este restaurante se encontraba una exposición de coches antiguos que abarcaba por lo menos siete u ocho cuadras y comiendo en su terraza no dejábamos de maravillarnos viéndolos y escuchándolos pasar continuamente. Cuando terminamos de comer nos dirigimos a seguir conociendo en profundidad la ciudad, subimos al faro… todo era muy pero que muy interesante.

Ya cansados regresamos al hostel y descansamos. Después de pegarnos una buena ducha de agua fría en este “maravilloso” lugar, con las duchas en plena calle, hicimos la cena y salimos a tomar algo como estaba más que claro. Aunque eso sí en esta ocasión éramos muchos menos los que salimos poruqe después de varios días de viaje y estar por aquí y por allá todos estábamos cansados. Aun asi salimos a un bar a intentar repetir lo que habíamos visto en Montevideo, algún lugar en el que algunas personas tocaran y podernos divertir, y lo conseguimos en plena plaza de Colonia de Sacramento, donde ya no nos pusimos a tomar cervezas como locos, sino una copa tranquilos charlando, y después fuimos pronto hacia casa.

Al día siguiente, muertos de frío nos preparamos para poner rumbo de vuelta a casa. Pagamos el hostel y fuimos al puerto a por el barco; era una verdadera pena, pero este gran viaje había terminado, y al día siguiente las clases comenzaban de nuevo, y no sabñeis que pereza nos daba a todos, aunque eso sí, todavía nos quedaban muchos más por hacer, con mucha gente nueva, y que os iré contando en los días sucesivos.

Como conclusión para finalizar el blog de este gran viaje quiero deciros que este es bastante barato si estas en Buenos Aires y puede ser muy enriquecedor, aunque sí que es cierto que no fue ni mucho menos el que más me gustó de todos. Por otra parte, es más que recomendable si se expiran los tres meses de turista en Argentina y no te has tramitado el visado, puesto que al sellarlo te otorgarían otros tres meses adicionales ya que sales y entras en el país, aunque en mi caso no me sirvió porque la universidad de Belgrano nos obligaba a regularizar nuestra situación para poder presentarnos a nuestros exámenes finales.

Ahí os dejo una fotografía del barco con los rascacielos de Puerto Madero, el barrio rico, como fondo.


Galería de fotos


Comentarios (0 comentarios)


¿Quieres tener tu propio blog Erasmus?

Si estás viviendo una experiencia en el extranjero, eres un viajero empedernido o quieres dar a conocer la ciudad donde vives... ¡crea tu propio blog y cuenta tus aventuras!

¡Quiero crear mi blog Erasmus! →

¿No tienes cuenta? Regístrate.

Espera un momento, por favor

¡Girando la manivela!