Mis nueve meses como estudiante Erasmus en Estrasburgo
Mis nueve meses en Estrasburgo parecían estar sacados de un cuento de hadas.
La ciudad de Estrasburgo ha sido coronada “Capitale de Noël” tres veces seguidas por algo. Tuve mucha suerte de poder pasar las fiestas envuelta en ese aire tan frío y fuerte, con todas las calles iluminadas por luces de colores, guirnaldas y adornos que cubrían cada centímetro del centro de la ciudad. No puedo esperar para volver a este paraíso invernal.
Aquí os traigo mis consejos e historias en cuanto al tiempo que pasé en Francia de Erasmus.
Encontrar alojamiento:
Era la primera vez que me iba de Erasmus y la primera vez que vivía fuera de casa de verdad. Encontrar alojamiento fue difícil y mi nivel de francés no era el adecuado para hablar sobre facturas y cuentas bancarias. Google Translate y Word Reference fueron un regalo divino. Utilicé varias páginas web como Le Bon Coin con el código postal 67.000 y Erasmusu para investigar y ver cuáles eran los lugares más baratos donde vivir. Decidí que quería compartir piso y no en una residencia de estudiantes. A través de muchas páginas de Facebook para buscar alojamiento en Estrasburgo y de diversas páginas de Student Network, logré ponerme en contacto con una chica estadounidense que también iba a estudiar en esta preciosa ciudad. Tras buscar y ver varios pisos, finalmente encontramos uno en Rue de Verdunnot lejos de nuestras universidades. Era un quinto piso sin ascensor, así que arrastrar todas las pertenencias de una vida en las maletas fue un suplicio.
Compartíamos planta con otras dos chicas, ¡una era de japón y la otra era mitad chipriota, mitad escocesa! ¡Qué casualidad! Ella también fue a la Universidad de Glasgow pero estaba estudiando empresariales y francés, por lo que iba un curso por delante de mí. Fue raro encontrar un piso con alguien de casa. No era ideal, ya que esperaba compartir con gente francesa para mejorar el idioma, pero estaba contenta de haber encontrado alojamiento después de haber pasado algunos días en un hotel. Por fin podía disfrutar y explorar la ciudad sin estar constantemente pendiente de si recibo noticias sobre el piso y posibles visitas. Fue un poco triste porque me mudé justo el día que se iba mi madre. Me gustaba que estuviese conmigo y que me apoyase y me sentí mal porque no pudimos disfrutar mucho de la ciudad ya que siempre estaba estresada por culpa del alojamiento. Fue una despedida emotiva, pero iba a volver en unos meses para ver el mercadillo de Navidad y para entonces ya conocería todos los sitios buenos donde llevarla.
La universidad:
Ya faltaba poco para empezar mi experiencia Erasmus en la Universidad de Estrasburgo. Organizar las clases me costó mucho. Tenía que cursar 60 créditos cada cuatrimestre y aprobar, por lo menos, 40 de ellos en ambos. Como estudiaba francés e italiano en Glasgow, estaba limitada a la escuela de Arte y Literatura dentro de la Universidad Francesa (Les Lettres Modernes). Esto significaba que el 50 % de mis clases, todas en francés, eran sobre léxico, mujeres en la literatura, fonética y otras clases algo cansinas. No era demasiado fan de la literatura inglesa como asignatura, ¡así que imaginaos en francés!
Mi primera clase del lunes fue básicamente una disección de cómo funcionan nuestras voces. Se parecía a una clase de biología y tenía que aprenderme todos los tecnicismos relacionados con los músculos y los movimientos de la boca humana y de la garganta si quería aprobar el examen. En Francia, es normal hacer exposiciones orales y este fue, probablemente, el mayor reto al que me enfrenté. Tuve que hacer una exposición sobre los personajes femeninos en Frankenstein y, después, ser capaz de responder a preguntas sobre el tema. Ninguno de los otros estudiantes Erasmus fueron a clase ese día y a duras penas entendí las preguntas que me formularon. Fue una pesadilla. Al final no me presenté al examen, por lo que las semanas que fui a clase y la exposición oral fueron una pérdida de tiempo total.
En el segundo cuatrimestre, decidí empezar con sueco e italiano. Quería aprender algo de mi año en el extranjero y hablar sueco es algo guay de lo que presumir. Ya había estudiado italiano en Glasgow, pero que me diesen clase en francés fue una experiencia complemente distinta así que fue un reto chulo. Al final, conseguí sacar los 80 créditos que necesitaba, pero deseé que el convenio Glasgow-Estrasburgo hubiese sido mejor ya que muchas de las asignaturas eran demasiado técnicas y no tenían nada que ver con mi carrera.
No obstante, me hice un montón de amigos nuevos en mis clases y supuso un cambio de estudiar en casa. Mis profesores en Glasgow nos advirtieron sobre la burocracia en Francia y lo difícil que era hacer cosas oficiales. Organizar mis clases y mis horarios fue una pesadilla y no se hizo nada online. Todo era en papel, menudo desperdicio. No logré ordenar mi horario hasta la semana 5. Nadie estaba muy dispuesto a ayudar a los estudiantes extranjeros y algunos profesores ni siquiera aceptaban estudiantes Erasmus en sus clases.
Un consejo: escoge tus clases antes de ir (por ejemplo, las horas y los días sin clases, etc). Tuve que hacer mi horario en papel sin suscripción online y nadie te ayuda. Muchos de los profesores no te aceptan en sus clases después de 4 semanas, así que asegúrate de llegar con tiempo y saber exactamente lo que haces. Hazme caso, no quieres pasar por tanto estrés.
Ir de fiesta:
Puesto que Estrasburgo es una ciudad universitaria grande, nunca te quedarás en casa. Hay muchos pubs para Erasmus y discotecas. Mis favoritas eran ‘Café des Anges’, que parecía que olía siempre a enfermo, como si el olor estuviese pegado a las paredes, pero siempre lo pasábamos bien. También estaba ‘La Mezzanine’, que estaba bien pero una vez el portero echó a los Erasmus y le hicimos boicot para el resto del año. También solíamos ir mucho a ‘The Living Room’. Otros sitios que recomiendo son Korrigan, Agora and Salamandre, todos en el centro, así que es fácil ir y volver (ten en cuenta que los tranvías no pasan de las 00:30 a las 5:00.
Algunos de mis bares favoritos eran Barco Atlántico y Barco Latino, que se convertía en discoteca por la noche. Estos "barcos" eran barcos reales que permanecían atracados en el río de forma permanente con vistas a los preciosos edificios de Estrasburgo en l'Ile de France. Jimmy's Bar, La Lanterne, La Taverne Francaise (genial para el tándem) y muchos de los otros bares irlandeses están bien para salir y quedar con otros estudiantes Erasmus y lugareños.
Los mejores de todos eran las discotecas de Alemania. Puesto que Estrasburgo está prácticamente en la frontera de Francia y Alemania, puedes ir caminando a la ciudad de Kehl, justo al pasar la frontera. Los viernes y sábados noche, los dueños de las discotecas en Kehl suelen preparar tres autocares que salen de Estrasburgo cada hora desde las 22:00. Puesto que eso de hacer colas no se da en Europa, el bus era gratis para todos. Tenías que abrirte paso entre la multitud y cruzar los dedos para conseguir asiento o tendrías que quedarte esperando una hora a que pasase el próximo, lista para luchar por un sitio.
Siempre íbamos al ‘Gold Club’ en Kehl. Era un lugar extraño puesto que las bebidas eran súper caras (7 € por una mezcla de spirit pero solo 3, 50 € por una cerveza), había chicas medio desnudas bailando y todo el mundo estaba vestido de punta en blanco. Sin embargo, si lograbas ir con un buen grupo de gente siempre te lo pasabas bien. También hay un MacDonald’s abierto 24 horas en Kehl, así que estaba bien para comer algo antes de coger el bus de vuelta (en Francia no hay tiendas 24 horas para comprar comida al volver de fiesta, así que esto fue un regalo de los cielos).
Una vez nos quedamos hasta demasiado tarde y perdimos todos los buses hacia Estrasburgo. En nuestro estado de embriaguez y estupidez, mi amiga y yo nos habíamos hecho amigas de un chico que conocimos en el MacDonald’s, quien se ofreció a llevarnos. Por suerte, nos llevó de verdad de vuelta a Estrasburgo y no a un bosque en medio de la nada para matarnos. Fue una decisión tremendamente estúpida y peligrosa, pero por suerte nos salió bien y vivimos para contarlo. (Superconsejo: NO hagáis autostop para volver a Estrasburgo; estad listos a tiempo para coger el bus).
Sitios para comer:
Alsacia es una región impresionante. Tiene una mezcla entre la gastronomía francesa y alemana. Puedes beber una buena cerveza alemana, comer salchichas, carne, pretzels y chucrut en muchos de los restaurantes, así como las típicas crepes francesas, pasteles y mi favorito, Tarte Flambée. ‘Flam’s’ era mi restaurante favorito para comer estos deliciosos pasteles que parecían pizza. Puedes coger varios platos y compartirlos entre todos los de la mesa. Incluso hacían la Tarte Flambée con chocolate, o con manzana y canela. Fui allí la mayoría de los fines de semana, especialmente cuando me venían a visitar.
Muchos de los restaurantes del casco antiguo son casas de madera tradicionales y muy monas, que le aportan esa sensación de acogida a tu menú del domingo. ¡En Navidad hay cientos de puestos que venden castañas, crepes y gofres!
El restaurante ‘Brasseur’ era otro de mis favoritos, ya que hacían su propia cerveza y tenían una Tarte Flambée genial por solo 3 € entre las 17:00 y las 18:30 todos los días. ‘L'academie de la Bierre’ tenía hamburgesas baratas y cerveza, lo que es incluso mejor durante la hora feliz.
Ten cuidado porque todos los restaurantes del centro que están cerca de la catedral son tradicionales y bonitos, pero son mucho más caros.
Coste de vida:
Francia es uno de los destinos Erasmus más caros. Mi alquiler por una habitación pequeña en un quinto piso fue de 365 € al mes sin incluir los gastos de la compra. La mayoría de la gente solía ir en bus o en coche a la ciudad alemana de Kehl a comprar porque era mucho más barato.
El mejor modo para desplazarse es en bicicleta. Me compré una de segunda, tercera o incluso cuarta mano por 30 €. Estrasburgo está muy bien para andar en bicicleta ya que hay muchos carriles bici y sitios para aparcarlas. Pero también cuenta con un sistema muy bueno y moderno de tranvía y bus; los billetes son un poco caros para los viajes cortos que puedes realizar a pie o en bici ($ 1, 60 por uno de ida)
Sitios culturales:
Estrasburgo es una ciudad preciosa y tiene muchos puntos de referencia culturales como el Parlamento Europeo. Organizan tours para verlo por dentro, así como otros en barco que permiten verlo por fuera. ‘La Petit France’ y la ‘Cathedral de Notre Dame’ son impresionantes.
Realmente es como una ciudad recién sacada de una película de Disney y cada poco hay un espectáculo de luces que iluminan los detalles góticos que decoran su fachada.
Puedes caminar durante horas explorando las calles empedradas o subir los 332 escalones hacia la Catedral para ver las estructuras de madera y los tejados inclinados de esta ciudad tan bonita.
Hacer una excursión en barco por ‘l'Ile de France’, fue una buena forma de conocer la ciudad y aprender sobre su historia y cultura. ‘Parc l'Orangerie’ era mi lugar favorito para leer y hacer picnics los fines de semana y era el sitio ideal para observar a la gente, sobre todo durante los meses de primavera y verano, cuando se celebraban bodas o se sacaban fotos románticas. Llegué a contar 13 novias y novios distintos un domingo de mayo.
A finales de septiembre, una organización de cine organizó un Zombie Walk por toda la región para promocionar algún tipo de película de zombies a medida que se acercaba Halloween. Era un evento gratuito donde podías ir al centro de la ciudad y maquillarte de zombie en tiempo récord. Nos pasamos una hora caminando por la ciudad y actuando como zombies, asustando a los lugareños. Algunas personas se lo curraron mucho, con cristales y uñas de mentira que salían de su piel y otros se metieron en el papel gritando y asustando a la gente. El tour acabó en un sitio donde había un DJ y puestos de comida y bebida. Fue muy divertido, ¡así como otra gran forma de explorar la ciudad y conocer gente nueva!
Asociaciones universitarias:
También me forcé a apuntarme a algunas asociaciones universitarias como el grupo de baile de hip hop, en el que hicimos una actuación a final de curso. También fui a dos clases de gimnasia rítmica, pero paré de ir porque todo el mundo era mejor que yo y ninguna de mis amigas angloparlantes querían venir conmigo. Había un gimnasio universitario cuya suscripción había pagado para ir pero también fue una pesadilla, ya que tenías que hacer un examen raro para poder usar la pequeña sala de pesas. Acabé yendo a algunas clases de yoga y aerobic en su lugar para aprovechar que me había apuntado. Además de eso, intenté ir a algunos intercambios lingüísticos para mejorar mi francés, pero me ponía muy nerviosa y casi siempre acababa hablando inglés.
Red de Estudiantes Erasmus:
La ESN me ayudó mucho a integrarme en Francia. Esta red de estudiantes organizaba muchos eventos y excursiones para los alumnos Erasmus. Por ejemplo, organizaron tours del campus y del gimnasio durante la semana de integración. Celebraban fiestas temáticas, como cenas improvisadas y fiestas de la bandera. Cada lunes, la ESN organizaba un intercambio lingüístico en ‘La Taverne Française’.
A medida que avanzaba el curso, la ESN incluso comenzó a organizar excursiones para todo el día o escapadas de fin de semana. Por ejemplo, ¡un viaje al Oktoberfest de Múnich! Siempre había querido ir al Oktoberfest y pude hacerlo gracias a la ESN. Subimos a un autocar la noche del viernes y llegamos a Múnich el sábado temprano. Ya conocía a algunos estudiantes Erasmus de mis clases, así que estuve con ellos ese día.
Exploramos el centro de Múnich e hicimos turismo antes de ir al Oktoberfest y a las carpas de cerveza. ¡Había tanto donde escoger! Nos llevó un tiempo (a pesar de que era por la mañana) encontrar hueco en la mesa. Una vez cogimos uno, ya estábamos listos para pedir nuestras ‘steins’. No era la mayor bebedora de cerveza en esa época, así que me costó un poco beber un litro entero de cerveza pero definitivamente sentí una sensación genial de logro cuando por fin la terminé. Tras algunas horas por allí, bebiendo cerveza y probando la típica gastronomía alemana, teníamos que volver al autocar para ponernos en marca hacia Estrasburgo. Fue una experiencia increíble y seguramente vuelva al Oktoberbest.
Además del tour por Alemania, también conseguí una plaza en el tour por el mercadillo navideño, lo cual nos permitía viajar a ciudades cercanas de Alsacia para descubrir los mercados de Navidad. Cada ciudad tenía su propia temática y puestos. Las ciudades medievales albergaban lugareños disfrazados y tazas de cerámica adorables de Vin Bruléwhich que te podías quedar para reusarlas en tu siguiente parada. Este día fue un sueño. El fresco viento invernal nos puso a todos con ánimo para la Navidad, además de la preciosa decoración, ornamentos, gastronomía y actividades. Visitamos tres ciudades en total. Con el transporte organizado por ESN Estrasburgo, tuvimos mucho tiempo para explorar cada una de ellas.
La Red de Estudiantes Erasmus es una organización increíble que sigue en expansión. Comenzó en la Universidad de Glasgow en 2016, lo cual fue genial para los estudiantes Erasmus que estudiaban allí, así como para los que estudiasen idiomas.
Mercados de Navidad:
Como ya he mencionado, Estrasburgo ha sido coronada en varias ocasiones como la "Capitale de Noel" ¡y no es ninguna sorpresa! La ciudad se ilumina con preciosas decoraciones festivas, puestos de comida deliciosa, ceremonias y el impresionante Grand Sapin en la Plaza Mayor.
¡Es una pasada! Personas de todas partes del mundo vienen a Estrasburgo y pagan precios desorbitados por el alojamiento. Me sentí muy afortunada por vivir en esta impresionante ciudad durante una época del año tan mágica. Pasé la mayoría de los fines de semana de diciembre en mercadillos navideños, ya que siempre te encontrabas con algún conocido. Conseguí todos los vasos de colores reutilizables para el Vin Brulé ¡y aún los tengo!
No recuerdo la cantidad de gofres, crepes y manzanas de caramelo que me comí en los puestos. Fue una experiencia que me dejó con ganas de más. Si alguna vez tienes la oportunidad de ir a Estrasburgo en Navidad, ¡ve! No te arrepentirás, puesto que es un lugar mágico e inolvidable y fue la guinda del pastel para un fantástico año en el extranjero.
Doy las gracias al ESN y al tiempo que pasé en Estrasburgo porque gracias a esto he conocido a gente nueva, he vivido nuevas experiencias y tengo recuerdos impresionantes.
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