Universidad de Lyon 2: 2º Semestre - El comienzo

Universidad de Lyon 2: 2º Semestre - El comienzo

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Como ya estaba en Lyon 2 durante el primer semestre, ya me sabía los procedimientos que había que seguir para matricularse en las asignaturas y ya estaba familiarizada con todo el papeleo que había que rellenar. Esta vez al menos sabía que todo sería más fácil y menos estresante porque ya sabía a dónde tenía que ir y dónde podía informarme. Así que, empecé el semestre un poco arrogante. Sin embargo por desgracia el comienzo del semestre no fue ni tan fácil ni tan poco estresante.

El pasado mes de mayo acepté el Acuerdo de Aprendizaje para poder irme un año de Erasmus y tuve que elegir de una lista en Internet las clases que me interesaban hacer para el siguiente año universitario. Como no quise cambiar ninguna de las opciones que elegí no he tenido que hacer ningún cambio en el Acuerdo de Aprendizaje, sin embargo, ya sabía que cabía la posibilidad de hacer cambios si no me gustaba alguna clase o si era un inconveniente el tener que ir a Bron a dar clases. Unos días después, habían dos razones por las que resultaba evidente que haría algunos cambios. La primera era que quise continuar con la clase de Lenguas y Culturas del Mundo, pese a que el examen fuese terrible y que cupiera la posibilidad de no haber aprobado el primer semestre. Pero era un tema que me interesaba mucho y creí que sería más importante hacer cosas que me gustaran de verdad.

La segunda razón fue que el primer semestre me resultó muy fácil y tuve que aguantar el viaje de cuarenta minutos solo una vez a la semana para ir a clase. Pero he de decir que levantarse a las seis de la mañana cada semana no era fácil. Aunque el día fuera agotador y acabara reventada, me alegraba el hecho de no tener que ir a Bron cuatro veces a la semana al tener las clases todas el mismo día. Me faltaba que fijaran el horario aún, pero esta vez me alegraba de tener clase dos días con quizás dos clases cada día en lugar de uno solo. Si alguna clase no encajaba en mis planes no me importaría cambiarla en mi Acuerdo de Aprendizaje. Pero la verdad es que estoy bastante contenta con las elecciones que hice el pasado mes de mayo. En esas elecciones que hice están las clases de Gramática, Poesía, Arte Medieval e Historia de la lengua francesa. La clase de historia del arte me interesaba mucho porque era diferente y me gusta mucho el arte. Así que creí que sería interesante aprender cosas sobre el arte medieval y que estaría guay saber interpretar las imágenes religiosas de la época y entender el significado de las señales y de los símbolos utilizados en las pinturas.

Empecé a organizarme el horario después de haber tenido el examen de Lenguas y Culturas del Mundo. Después de ese espantoso examen, ya estaba lista para pasar a hacer otras cosas y empezar el siguiente semestre. Sin embargo, cuando empecé me di cuenta de que no sería tan fácil hacerme el horario de ensueño que quería y que me dejaría mucho tiempo libre a la vez de que no me haría levantarme a las seis de la mañana. Días más tarde, la tarea de organizarme el horario fue mucho más fácil porque ya habían colgado en Internet toda la información de las clases. Así que, después de haber comprobado todas las opciones que tenía, me hice un horario que en aquel entonces creía que me vendría muy bien. Pero aún así, conforme pasaron los días y las clases estaban a punto de dar comienzo, me fueron surgiendo dudas y problemas. No estaba del todo segura de si debería hacer los trabajos tutelados y las clases magistrales al ser una estudiante Erasmus y tampoco de si esto suponía una gran diferencia o no. Contacté con los profesores por correo y les pedí consejo con la esperanza de que contestaran antes de que empezaran las clases. Sin embargo, llegó el jueves y mi carpeta de entrada del correo estaba aún vacía, así que para ahorrar tiempo decidí no ir a clases de Gramática este semestre, tenía la impresión de que sería demasiado difícil para mi al ser una estudiante extranjera. Aunque me gustó mucho la asignatura del semestre pasado, con las demás clases me bastaría para completar los créditos que hacen falta para aprobar el año en Roehampton. Así que finalmente llegño el jueves 24 y el horario que me hice se quedó así:

Jueves

12:00-13:45 Arte Medieval (Trabajos tutelados)

14:00-15:45: Lenguas y Culturas del Mundo (Clases magistrales)

Viernes

10:00-11:45 Historia de la Lengua Francesa

12:00-13:45 Poesía (Clases magistrales)

14:00-15:45 Poesía (Trabajos tutelados)

No era muy exhaustivo, aunque al tener de nuevo tres clases el viernes me daba la sensación de que el horario no estaba bien pero no sabía por qué. Pero aun así la primera semana seguí ese horario. Aunque fuera muy útil que la universidad hubiera subido el horario a Internet había un problema en la página web principal, faltaban los datos de dónde era cada clase. Para mi no era un problema porque ya me apunté donde estaban las clases de la facultad de letras modernas cuando salí del examen de Lenguas y Culturas del Mundo. Pero la cosa cambiaba con Arte Medieval. Afortunadamente, encontré otro horario en la página web de la facultad de esa asignatura que me resultó bastante útil, pude averiguar la clase para los trabajos tutelados.

Fuente

Mi primera clase de 2013 fue Arte Medieval. Los edificios B y F ya me los conocía muy bien porque ahí di mis otras clases. Sin embargo, para asegurarme de encontrar a tiempo la clase H031 salí con tiempo de la residencia. Llegué al campus Porte Des Alpes en Bron, llovía un poco y tenía media hora para encontrar la clase bajo ese cielo tan gris. Como no estaba segura de dónde estaba el edificio H fui con tiempo a clase. Miré el mapa y encontré el edificio H, así que ahí encontraría la clase. Pero, cuando llegué al edificio H, me impacté mucho cuando me encontré una única clase prefabricada y muy deteriorada. El número de la clase era el H020 o algo así y estaba claro que no era la mía. Fui al departamento de Historia del Arte para asegurarme de que me había apuntado bien el edificio que era. Por desgracia, el departamento estaba en la otra punta del campus. Fui corriendo bajo la lluvia. El edificio que me había apuntado estaba bien, pero seguía sin saber dónde estaba la clase. Me dijeron que se trataba de otra aula prefabricada cerca del departamento. Bajé las escaleras y por fin encontré unas cuantas aulas prefabricadas, pero eran mejores que la primera que vi. Tuve cinco minutos para ir clase por clase mirando las puertas para encontrar la número H031, que resultó ser la última que miré.

Llevaba desde el pasado mes de mayo emocionada por poder estudiar Arte Medieval, que fue cuando vi que se podía estudiar algo así durante el año de Erasmus. Siempre me ha apasionado el arte pero por desgracia es algo que dejé de lado a los catorce años y ahora he perdido la mayor parte de mi talento. Entré a la clase y hablé con la profesora y me dio la sensación de que no le gustaba mucho tener estudiantes Erasmus, pero daba igual, me interesaba mucho el contenido de esa asignatura. Habló de la caída del Imperio Romano y del nacimiento del cristianismo en Europa. Pero tras pasar una hora y tres cuartos de hora en la misma clase fría, me di cuenta de que la clase de Arte Medieval no estaba hecha para mi. Aunque la clase fuera interesante, la mayoría de clases se aprendían en la ciudad. Prefiero las cosas sencillas y me resultaba difícil llegar hasta los lugares donde habían quedado en la ciudad si la profesora no me respondía a los correos. No me gustó la idea de sacrificar un tiempo muy valioso al tener que ir a clase un sábado por la mañana.

Fui a la siguiente clase que me tocaba decepcionada, la de Lenguas y Culturas del Mundo que estaba al otro lado del campus. No quería seguir con las clases de Arte Medieval, pero me sentí estúpida al haber estado hablando tanto de la impaciencia que tenía por empezar la clase desde mayo. No estaba segura del resto de las clases que tenia. Me sentí un poco más segura cuando salí de Lenguas y Culturas del Mundo, me gustó bastante y estaba segura de que en esta sí que me quedaría. Como siempre la clase estuvo interesante, pero la hora y cuarenta y cinco minutos que duraba la clase se pasaban muy lentos, pese a que el profesor y el temario fueran distintos. Este semestre estoy sola, no están mis amigas, y tras haber pasado sola esta clase me he dado cuenta de lo mucho que se nota su ausencia.

Al día siguiente, el viernes, empecé con Historia de la Lengua Francesa y no tuve ningún problema, tal y como fue el día anterior. Como estoy un poco chapada a la antigua, ya había tomado apuntes de Internet. El temario me fascinaba y la primera clase de este semestre, y a esta clase le siguió la siguiente del trimestre, Lenguas y Culturas del Mundo, donde estudiamos las lenguas indoeuropeas, entre las que se encuentran el galés y el latín. Me iba bien porque ya había leído mucha historia de la lengua francesa, así que no me resultaba difícil seguir a la profesora porque ya estaba familiarizado con la terminología. Me tocó quedarme en la misma sala magna para la clase siguiente de una hora y cuarenta y cinco minutos de clases magistrales de poesía.

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La profesora habla mucho del contexto en lugar de hablar de las distintas maneras de las que podemos analizar un poema, pero igualmente estaba interesada en lo que decía porque había mucha historia y eso me gusta mucho. Además, las clases no eran difíciles de pillar. Sin embargo, los trabajos tutelados y las clases magistrales eran muy diferentes. Era muy difícil poder entender el idioma en el que estaba escrito el poema porque era del siglo XVI, estaba algo preocupada por el examen final. Vale, analizar un poema no es difícil, pero el pensar en que tengo que recitar un poema de memoria con la articulación, el ritmo y la pronunciación correcta me daba bastante respeto. En ese momento, diez minutos después de haber empezado la clase, me hubiera gustado irme a la residencia en lugar de ir a los trabajos tutelados de poesía. Estaba ya segura de que no iba a continuar con las clases. Y encima, en la clase de Arte Medieval al ser una estudiante Erasmus no hicieron que me sintiera muy acogida. Así que cuando se acabaron las clases ese día, volví a casa sabiendo que tendría que elegir dos clases más para reemplazar la de Poesía y la de Arte Medieval. Era más fácil decirlo que hacerlo.

En lugar de ponerme a pensar en qué clases podría escogerme mientras estaba en la residencia, decidí que sería mejor desconectar un poco y ponerme a preparar la excursión que había organizada para ir a Nîmes con la universidad el sábado. Imaginaba que la semana siguiente sería un poco más diferente al pensar que la clase magistral de Arte Medieval se diferenciaría un poco de los trabajos tutelados, así que el martes por la tarde fui a Bron a probar cómo eran las clases. Estaba claro que era una pérdida de tiempo porque no se trataba de historia del arte, sino que era arqueología. No me interesaba mucho la arqueología a decir verdad, ¡pero no me cabía en la cabeza que en una clase de Arte Medieval tuviéramos que aprender más de arqueología que de arte! Me senté al final de la sala magna. Costaba ver las cosas que ponía la profesora en la pizarra y costaba también escuchar lo que decía la profesora porque las chicas que habían delante de mí no paraban de hablar al mismo tiempo que la profesora. A mi lado había un hombre sentado que se parecía a Ted Mosby de la comedia americana "Cómo conocí a vuestra madre", cuando era un estudiante. Era un poco chapado a la antigua y llevaba una americana y los pelos despeinados. Se estaba cabreando cada vez más con las chicas de delante. Yo pasé el rato sacándole partido a mi suscripción al periódico inglés The Times usando el wifi y el móvil. No tenía pensado seguir en la clase de Arte Medieval, pero hay algo que debo decir sobre la clase de Arqueología, y es que lo único de lo que he tomado apuntes es que... ¡la cantidad de gatos que había se multiplicó durante la Edad Media! Es un dato muy útil.

Al final, pude encontrar otras clases para poder reemplazarlas por Poesía y Arte Medieval, estas nuevas asignaturas coincidían con mi plan de hacerme el horario de clases de ensueño. Una de las clases nuevas era la de Gramática, esta sí que la iba a hacer. La clase de Gramática iba justo después de la de Lenguas y Culturas del Mundo. La otra se llamaba Historia de los Medios Audiovisuales, pero no tenía del todo claro si iba a ser interesante. Tenía esperanzas en que el horario se quedara más o menos así:

Jueves

14:00-15:45 Lenguas y Culturas del Mundo

16:00-17:45 Gramática estilística

Viernes

10:00-11:45: Historia de la Lengua Francesa

14:00-15:45: Historia de los Medios Audiovisuales

Aún no había nada seguro porque aún podría ocurrir que no me gustaran las clases, pero no me quedaba otra opción que elegirlas porque estábamos ya en la segunda semana y estaba desesperada, así que recé para que no hubieran más problemas. El jueves, tras la clase de Lenguas y Culturas del Mundo, fui al edificio F para las clases de Gramática. Esperé sentada en un banco como los de la clase de enfrente, era otra clase de Gramática con el mismo profesor, que no había venido. Reconocí a un amigo que iba a fútbol. Hacía tiempo que empezamos a hablar. Me aseguró que la profesora era simpática, sobre todo con los alumnos que venían de Erasmus, y que las clases no eran muy difíciles. Me sentí un poco más aliviada cuando me enteré de que la profesora se había ausentado durante la última semana y que esa era la primera clase del semestre. Estaba contenta de no haberme perdido nada, porque los primeros días de clase suelen ser en los que más información dan. Sentí que encajaba en la clase, así que cuando pasaron las dos horas, le pedí una firma a la profesora que me hacía falta para el contrato pedagógico, un papel que tenía que rellenar y llevar a la dirección de Relaciones Internacionales.

El viernes hacía mucho frío y tuve que ir a Bron para la segunda clase de Historia de la Lengua, que también era interesante. Después, tenía dos horas libres hasta la próxima y última clase de la semana, Historia de los Medios Audiovisuales. Tenía pensado ir a la biblioteca pero por desgracia estaba cerrada. ¡Qué pena! Tenía que ponerme a pensar en qué podría hacer durante dos horas en Bron. Mis amigos me aconsejaron que fuera a comer algo pero no tenía hambre. Pensé en ir en tranvía hasta IKEA, que estaba en la parada siguiente, pero corría el riesgo de gastarme demasiado dinero.

Mientras esperaba al tranvía, me di cuenta de que había estudiantes en la entrada de la Casa de los Estudiantes que se quedaban ahí estudiando. Había una mesa libre, así que en lugar de ir a Ikea decidí pasar las dos horas en una sala en la que hacía calor haciéndome los apuntes, hasta las dos, que me fui nerviosa a la clase magna para dar la última clase del día, Historia de los Medios Audiovisuales. Estaba desesperada por que me gustara la clase. Disfruté al máximo del wifi durante los dos minutos que tenía antes de que viniera la profesora porque el wifi que tenía en mi residencia era horrible y por la noche casi no podía ni usarse. Finalmente, la profesora llegó y empezamos el temario con el tema del móvil.

Cuando acabó la clase, me acerqué a la profesora y le pedí una firma para el contrato pedagógico. Ella estaba segura de que me resultaría difícil seguir la clase, pero la verdad es que era bastante fácil. Nos pusimos a hablar de que el semestre pasado di Historia de la Prensa y le resultó interesante el hecho de que yo estudiase periodismo en Inglaterra. Es una alegría cuando te hacen sentir como en casa en un país extranjero. Esta vez sentí que la asignatura sí que me iría bien y sentí un gran alivio al ver que, al fin, pude completar mi horario y el contrato pedagógico.

Jamás me hubiera esperado tener tantos problemas como los que tuve, pero por ahora todo parece que va bien. Si consigo aprobar todos los exámenes de verano, tendré los 40 créditos necesarios para la Universidad de Roehampton, pero hasta el momento he tenido muchísimo trabajo porque me he quedado estancado con la asignatura de Lenguas y Culturas del Mundo. ¡Tan solo necesito un empujón!


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