Tunja, una aventura de tres días / Parte 1

Como cada fin de semana, estábamos mi madre y yo visitando a mi tía, la novedad de esa semana eran las vacaciones que tomaría mi mamá, por una semana, en medio de la conversación se le ocurrió que yo debería viajar, ya que nunca puedo salir por mucho tiempo pues debo cuidar a nuestro perro un poco anciano.

La primera opción fue ir a Umbita, Boyaca, pues de allí es prácticamente toda mi familia, pero no me apetecía mucho, ya que es un lugar que ya conocía y el viaje resultaría en solo visitas, luego mi madre recordó a Laura una amiga de la universidad, quien es de Tunja y con quien tengo mucha confianza, y me sugirió pedirle posada, así que le pregunte si podía ir a su casa y de inmediato me dijo que si, ¡por fin conocería Tunja!.

El plan era partir el jueves en la mañana y regresar el domingo en la tarde. Ese día todo iba en marcha, salí con mi madre al transporte publico de Bogota para dirigirme al terminal donde tomaría el bus que me llevaría hasta Tunja, justo cuando iba a pagar el pasaje revise si traía el dinero, pero... ¡no lo encontré!, así que tuve volver a casa para buscarlo y... ¡no encontré nada!, ¡por ningún lado!, no tenía más dinero accesible, así que no pude viajar ese jueves. Mas tarde descubrimos que mi madre por error se lo había llevado... ¡viajaré el viernes entonces!.

Por fortuna el viernes no perdí el dinero y a las 9 de la mañana ya estaba camino a Tunja, fue un trayecto muy tranquilo, creo que dormí un poco, aproximadamente a las 11 de la mañana llegue al terminal de Tunja donde mi amiga me esperaba, tomamos un bus hasta su casa, almorzamos e inmediatamente salimos a conocer el centro, nos fuimos caminando y tal como Laura me había advertido, Tunja es un lugar muy frio, de verdad ¡lleva todos los sacos que tengas cuando vayas!

Primero fuimos a la casa del fundador Gonzalo Suárez Rendón, donde un guía nos explico toda su historia, no les haré spoiler de esto para que queden con ganas de ir a visitarla, el guía fue muy simpático con nosotras, terminamos hablando de su esposa, quien al igual que yo no ama la historia, además nos recomendó otros lugares de Tunja para visitar. En la casa del fundador hice un par de fotos, del techo que me pareció interesante,

desde el balcón donde se podía apreciar la plaza de Bolivar,

y desde el jardín trasero hice una de las fotos que más me gusto, allí se ve la cúpula de la iglesia

Luego fuimos al que seria mi lugar favorito de toda la ciudad, la Biblioteca Patiño Rosselli, desde el exterior no te imaginas lo bella que será dentro, si quieres saber por que me enamoré de ella, puedes visitar la entrada de la Biblioteca Patino Rosselli.

Ese día por poco olvidamos ir a la pila del mono, pero era algo que no podía omitir, lo esperaba con ansias pues desde que era pequeña mi madre siempre ha repetido el dicho ¡vaya a quejarse a la pila del mono! Cuando llegue vi una fuente asi que me pregunté por la procedencia del dicho, sonaba un poco raro pues solo veía una fuente, Laura como una muy buena guía y conocedora de su ciudad me contó la historia...

Tunja vivía en escasez de agua y esa era una de las pocas fuentes, allí las personas iban a recolectar agua y además las mujeres solían lavar las ropas en aquel lugar, al estar todas reunidas solían contar sus penas, es por ello por lo que cuando alguien quería quejarse lo mandaban a la pila del mono, en cuanto estuve ahí tuve que llamar inmediatamente a mi madre porque no me resistía a contarle la historia y a decirle que encontré la pila del mono, pues hasta ese entonces no sabíamos dónde era, pero ahora ya tenemos donde quejarnos...

Marcela Torres, Colombian globetrotters.

Referencias imágenes:

Cúpula capilla: imágen propia de nuestras redes sociales.

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