La vuelta a Europa, pero en tres días
Como habéis podido comprobar, me encanta contaros sobre los viajes que, en cierto modo, han marcado mi año y vida Erasmus. También espero que os sirvan de inspiración para hacer los vuestros y que aprovechéis al máximo esta gran experiencia. Echo la vista atrás y aún no soy consciente de lo rápido que ha pasado el tiempo. Sin embargo, dos años ya y siento todavía como si fuera ayer.
Hoy vengo a contaros como recorrimos 4 países en tres días, en un fin de semana. Sí, increíble, pero cierto. Viajes en coche, carretera, música y amigos. Muchos kilómetros recorridos y, aun así, me parecían pocos. Viaja, vive, conoce, disfruta, respira. ¡Comenzamos!
Todo empezó cuando un grupo de amigos curiosos y ansiosos por empezar a recorrer mundo decidieron alquilar un coche y conocer los países más próximos a Italia. La compañía que más nos pareció rentable y económica fue Europcar. La oficina de esta compañía se encuentra justo en frente de la estación de tren de Padova. Atención: si un conductor tiene menos de 25 o 26 años (no lo recuerdo exactamente), es necesario contratar un seguro especial adecuado a las características del conductor, considerado éste joven. Igualmente, no supone un gran coste e, igualmente, si viajáis en grupo, el precio de alquiler del coche no es demasiado. Éste
El alquiler de coche se cuenta por días y es importante devolverlo a la hora concretada y con el depósito lleno. Además, dato importante, si viajáis fuera de Italia, se ha de comprar una pegatina que certifique y autorice al vehículo pasar las fronteras de determinados países como Eslovenia o Croacia. Toda esta información podéis preguntarla antes de alquilar el coche en la oficina que os he mencionado.
Una vez que teníamos el coche en nuestro poder, comenzamos la aventura. Por supuesto, nos llevamos un pendrive con las mejores canciones que, también, han marcado nuestro Erasmus y las fiestas en el Factory (una de las discotecas más conocidas de Padova).
La primera parada la hicimos en el norte de Italia, más concretamente, en Trieste. Primeramente, fuimos a visitar la “Grotta Gigante”. La Grotta Gigante es la cueva más grande considerada en el mundo. En su interior muchas estalactitas y estalagmitas. La visita a esta cueva la realizamos con un guía especializado que nos acompañó durante todo el trayecto, durando éste aproximadamente una hora. Además, conocimos muchas curiosidades que alberga la cueva y, por si fuera poco, descendimos 100 metros sobre la superficie terrestre. Fue, sin duda, impresionante. Posteriormente, descubrí también que fue incluida en el Libro Guinness de los récords en 1995. No recuerdo el precio de la visita pero, siendo estudiantes, obtuvimos un descuento.
Después de quedar maravillados con la visita de la cueva, nos acercamos a Trieste. La ciudad cerca de las orillas del Mar Adriático. Yo soy del sur, acostumbrada al mar de Cádiz, estando en Padova, era difícil sentir la brisa marinera ya que las playas más cercanas distan a una o dos horas de distancia. Sin embargo, cuando llegamos allí, fue como transportarme de nuevo a casa. La ciudad es tranquila y su puerto grande. Pasamos medio día allí ya que teníamos que continuar el viaje. Sin embargo, estuvimos el tiempo suficiente para visitar algunos de sus lugares más emblemáticos. Uno de ellos, la Piazza Unità d’Italia, donde se encuentra el palacio del ayuntamiento y sus vistas se dirigen al puerto.
Por otro lado, pudimos visitar los restos del Teatro Romano existente en una de las zonas centrales de la ciudad. No es necesario pagar entrada ya que se encuentran situados en una de las mismas calles de ésta.
Y así pues, una vez conocida una parte del norte de Italia, continuamos nuestro viaje pasando por Eslovenia, aunque he de decir que nuestra intención era pasar la noche en Croacia. Sin embargo, puesto que ya estaba de camino, nos dirigimos a la costa y visitamos Piran. Esta ciudad es conocida por su gran muelle. Además, se dice que es la Venecia de la costa eslava. Teníamos muchas ganas de ver esta ciudad, sin embargo, se acercaba la noche y sólo pudimos disfrutarla a la luz de los focos de las farolas. Igualmente, tenía su encanto particular. Paseamos por el muelle y visitamos la plaza principal de esta pequeña ciudad. Por lo general, como Venecia, es uno de los más importantes centros turísticos del país y las personas que viven allí lo saben. Es por ello por lo que, antes de entrar en la ciudad, nos cobraron un ticket de 8 euros aproximadamente para asegurarse de que no pasábamos dentro de la ciudad más de una hora. La verdad fue una de las cosas que más nos sorprendieron. No obstante, valió la pena.
Poco a poco, llegábamos a nuestro primer destino. Zagreb fue donde pasamos nuestra primera noche después de recorrer tantos kilómetros. Chillout Hostel Zagreb fue el lugar donde nos hospedamos. Pagamos super poco y las instalaciones no estaban nada mal. Además, este hostal estaba a 300 metros de la plaza principal.
Y hasta aquí la aventura, por el momento… En el próximo post, os contaré cómo continuó nuestro viajen en cuanto de lo menos esperado.
¡Hasta la próxima aventura!
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