Toulouse en 2 días + guía. Parte I
¡Hola a todxs!
No hace mucho que hice una escapada a Lisboa con mis amigas y este fin de semana hemos vuelto a hacer lo mismo, esta vez a … ¡Toulouse!
Datos prácticos
Cómo llegar
Toulouse es una ciudad pequeña pero bien comunicada. Tiene aeropuerto y los vuelos suelen ser de los destinos más baratos desde España. Sin embargo, al igual que lo que pasó con nuestro viaje a Lisboa, aprovechamos una oferta de autobús con la compañía Flixbus y nos tragamos 10 horas de viaje (creedme que con la oferta merece la pena).
El autobús sale de Madrid de la estación de Méndez Álvaro. De nuevo hay varios autobuses al día. Nosotras escogimos tanto para la ida como para la vuelta un autobús que viajara de noche para aprovechar el tiempo disponible al máximo.
Salimos poco antes de las nueve de la noche y llegamos allí poco después de las seis y media de la mañana. La estación de autobuses está al lado de la de trenes, que tiene mesas y sillones. Como era muy pronto nos metimos en ella para poder desayunar algo antes de empezar el día. Llevábamos cosas para desayunar, pero también había maquinas expendedoras y una pequeña cafetería.
Además, la estación de metro está al lado, aunque también hay taxis y Uber allí. Nosotras éramos cinco, y no encontramos ningún coche grande en el que entráramos todas y además no controlábamos mucho el metro en relación con nuestro hotel, por lo que al final fuimos andando hasta nuestro apartamento para dejar las cosas antes de ponernos a ver sitios.
Alojamiento
Toulouse es una ciudad pequeña, aunque turística. Hay muchas opciones para alojarse, pero no tanta variedad como en otros sitios (sobre todo si quieres estar cerca del centro). Nosotras empezamos buscando hostales juveniles, pero no encontramos más de dos o tres opciones y ninguna nos acababa de convencer. Finalmente cogimos un apartamento, al lado de La Garona, a las orillas del río. Era un apartahotel llamado Residhotel Toulouse Center, estaba bastante bien. Cogimos una habitación de cuatro y otra de dos, y ambas tenían tanto baño como cocina. La cocina estaba bastante bien equipada, pudimos hacernos tanto la cena como el desayuno y la comida del día siguiente sin ningún problema.
En cuanto al precio, es un poco más caro que otras ciudades. Francia en general es caro y Toulouse no es la excepción. Mientras que la noche en Lisboa, por ejemplo, me salió a 14€, aquí llegó a poco más del doble, unos 30€. Además, hay que contar con que una vez que llegues al hotel, te cobrarán una tasa turística de más o menos 2,50€.
Transporte
Es una ciudad pequeña, cuesta perderse, y las distancias no son excesivamente lejanas. De punta a punta del centro histórico puede haber no más de 3 kilómetros y medio. Aún así, la ciudad cuenta tanto con tranvía, autobuses y metro. Nosotras solo cogimos el metro dos veces, para ir de punta a punta de la ciudad. El billete de 10 viajes cuesta 13,70€, un poco más caro que en Madrid, pero no hace falta ninguna tarjeta especial que se cobre aparte.
Día 1 en Toulouse
Nuestro autobús llegó a la ciudad poco después de las seis y media de la mañana. No había nada abierto y nos metimos en la estación de trenes a desayunar y despertarnos un poco. Aunque fuera muy pronto, había mucha gente en la estación porque cerca de las seis empiezan a llegar y salir trenes y siempre hay gente esperando.
Finalmente decidimos, lo primero de todo, ir a dejar las cosas en el hotel. No hace falta llevar mucho equipaje, pero es más cómodo ir lo más ligero posible. No encontrábamos cómo llegar en transporte hasta el apartamento así que fuimos andando. Fue una buena decisión, era sábado por la mañana y pudimos ver la plaza Capitoletotalmente vacía (horas después volvimos a pasar y había muchísima más gente), así que aprovechamos para ver el techo que hay en los soportarles de los restaurantes y tiendas. Al cabo de un rato te dolerá el cuello, pero algunas de las pinturas son muy bonitas.
También recomiendo que lo primero de todo se vaya al hotel porque allí será donde mejor os aconsejarán sobre qué visitar y donde encontrareis mapas de la ciudad. Aunque no pudimos hacer el check-in todavía, dejamos allí las mochilas y con un mapa que cogimos empezamos a mirar sitios y horarios y apuntarlos en el plano para hacernos una guía de qué ver cada día. Es muy importante que hagáis esto, sobre todo al viajar en fines de semana o lunes, ya que muchas atracciones turísticas pueden estar cerradas alguno de esos días.
Lo primero que vimos fue el exterior del Palacio de Justicia, pero al primer sitio al que fuimos, por cercanía, fue al Jardín de las Plantas. Es un parque muy grande al lado del Museo de Toulouse. He de aclarar aquí que, por el poco tiempo que llevábamos, no entramos casi a ningún museo.
El jardín era muy bonito, una cosa curiosa es que, igual que nosotros tenemos pavos reales en algunos jardines, aquí tenían varios gallos. El jardín estaba lleno de atracciones para los niños y de parques infantiles y, además, estaba unido por unos puentes a dos jardines más, el Jardín Real y la Gran Plaza. Todos estaban muy cuidados, con fuentes y estanques y estaban muy bien para pasear. Incluso los puentes que unian todos estaban llenos de flores.
A partir de ahí subimos una calle muy bonita hasta llegar a la Catedral de Saint Etienne. La calle estaba llena de policía y guardia civil. En frente de la catedral había un mercadillo de libros de segunda mano y unos franceses haciendo deporte en grupo.
Una cosa que me llamó muchísimo la atención y que me asustó un poco es el despliegue policial y que en cada sitio turístico que entrabas, encontrabas un cartel como este con las instrucciones en caso de sufrir un ataque terrorista.
La catedral es bonita, la fachada es curiosa, no es regular y la puerta de entrada no está centrada con el interior, por lo que al principio al entrar solo veréis otra pared más. Es toda de piedra y tiene algunas vidrieras que llaman la atención.
Al lado de la catedral está un monumento a los caídos, cuando fuimos estaba lleno de flores.
Vimos también, ya que estaban cerca, el Halle aux Grains, un teatro muy bonito y la iglesia de St. Aubin, pero la encontramos cerrada.
Desde allí, como estaba un poco lejos, cogimos el metro hasta la otra punta de la ciudad, de Francois Verdier a Compans Caffareill, para ir a otro jardín más, el Jardín Japonés. Era muy curioso, una zona pequeña decorada como si fuera Japón, dentro de un parque totalmente normal.
La zona es muy bonita y tranquila, hay unas carpas enormes en el agua y un puente que es imposible encontrar vacío, ya que es tan turístico y fotografiable que la gente hace incluso cola para conseguir una foto allí.
De allí volvimos al centro de nuevo, a otra zona que tenía muchas cosas que ver. Empezamos por la Basílica de San Sernín. Es bastante curiosa porque empezó construyéndose en piedra pero, como era muy cara, acabaron construyéndola de ladrillo, por lo que están mezclados ambos materiales. bastante modesta y pertenece al siglo XII. Cuando llegamos estaba todo el exterior en obras, por lo que tuvimos que entrar por un lateral.
Es bastante grande y cuando entramos estaba sonando el órgano y llenaba toda la iglesia. Conseguimos salir por otra puerta que daba a un patio interior en el que vimos una capilla, muy moderna, toda blanca por dentro.
Tuvimos que salir por el mismo sitio y fuimos a otra capilla que estaba al lado. Esta capilla no aparece en casi ninguna guía turística y sin embargo, fue de los sitios que más me ha gustado. Es la Capilla de las Carmelitas. Una capilla pequeña, totalmente vacía, pero con unas paredes y un techo impresionantes. Está inspirado en la Capilla Sixtina del Vaticano, en los lados, en la parte superior están las sibilas, al igual que hizo Miguel Ángel, y el techo, aunque de madera, tiene pintada una arquitectura totalmente distinta.
A mi me impresionó muchísimo, sobre todo porque no aparecía en ningún sitio y nos sabía qué esperarme, pero merece muchísimo la pena. Además, yo estudio comunicación audiovisual, y dentro de la sala había una cámara de video muy antigua en la que decían que a veces realizaban proyecciones.
También encontramos de casualidad la cinemateca y había un evento de cine latino. Entramos, porque había muchos puestos de comida y pinturas y grafitis en las paredes.
Desde allí volvimos a la plaza del Capitolio, de camino nos encontramos la Iglesia ND de Taur, muy pequeña, oscura y totalmente cuadrada. Entramos, pero no merecía mucho la pena, aunque tampoco os quitará mucho tiempo.
La plaza del Capitolio estaba mucho más llena que antes, había mucho más ambiente. Estuvimos solo de paso, ya que los sábados cierran y no podíamos entrar.
Desde allí fuimos al Convento de los Jacobinos. Está muy cerca de allí. La iglesia está totalmente diáfana y es muy conocida por la forma de palmera que hacen los nervios de la bóveda del techo. Cuando fuimos había una especie de exposición y colgaban fluorescentes de coloresde cada columna, era curioso, pero no pegaba mucho con el ambiente de una iglesia.
Entrar al claustro cuesta dinero, la visita es libre, pero tienen también una guiada a las 16:00 cada día. Sin embargo, cuando llegamos, por tener carné de estudiante nos salió totalmente gratis. Era un claustro bastante sencillo, solo se podía entrar a alguna sala y todas estaban vacías. El jardín era bonito y estaba muy cuidado. Estaba todo muy tranquilo, incluso había gente descansando y tomando el sol allí.
Para descansar un poco bajamos unas escaleras que daban al río. Estaba lleno de gente y con el sol se estaba muy muy bien. Para descansar un rato o comer es un sitio estupendo. Andando por la ciudad también descubrimos algunas zonas de césped al lado del río también para pasar el rato. Esperábamos ver la famosa noria que sale en todas las fotos, pero hacía tiempo que la habían quitado.
Después de esto queríamos terminar ya pronto el primer día. Como íbamos a un apartamento, la idea era coger la cena para hacerla allí y ver lo que pillase de camino. La ciudad está llena de Carrefour, así que es lo más sencillo a la hora de hacer la compra. Los precios son un poco más caros que en España, pero los horarios eran prácticamente los mismos, por lo que con eso no hay problema.
Quisimos entrar en la Iglesia de la Dorada (Daurade) pero la encontramos cerrada y totalmente en obras. En general, encontramos muchísimas obras por toda la ciudad, cosa que no sé si ocurre siempre o es que fuimos en un mal momento. Aún así, el exterior era espectacular, así que seguro que merece la pena entrar si tenéis oportunidad.
Fuimos bajado toda la orilla del río hasta llegar al apartamento. Después de descansar un rato y cenar pronto, volvimos a bajar. Estábamos al lado del río y por la noche iluminan los principales monumentos y algunos de los puentes, por lo que dimos un paseo mientras mirábamos todo esto. La ciudad era totalmente distinta de noche, ya no se veía tanto la cantidad de ladrillo y se veían solo las cúpulas de los edificios más importantes. Merece la pena acercarse a verla.
Con esto termino el que fue nuestro primer día en la ciudad rosa. En unos días os contaré como terminó nuestra aventura.
¡Gracias por leerme!
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