El tenebroso secreto de Tallin: la prisión de Patarei

¿Sientes curiosidad por los edificios viejos y abandonados? ¿Te gustaría saber lo que es sentir la atmósfera de una prisión de la Unión Soviética? Si es así, entonces la fortaleza del mar de Patarei en el distrito de Kalamaja en Tallin es, sin duda, tu próximo destino.

La mejor forma de descubrir este lugar fascinante y hasta terrorífico es mediante una visita guiada, en la que los guías, que ya conocen su historia y el lugar, consigan que te hagas una idea de lo que significaba convivir entre los presos de este lugar, que cambió según los distintos regímenes políticos por los que atravesó el país. Este lugar representa un papel importante para la historia de Estonia, ya que simboliza su resistencia bajo los regímenes nazi y soviético.

Aunque fue originalmente construida como fortaleza en 1840 por el Emperador Ruso Nicolás I, Patarei nunca sirvió como fuerte sino más bien como cuartel militar. Pero debido a la poca cantidad de cárceles y a la elevada cifra de presos políticos tras la revolución soviética, Patarei pasó a ser una prisión funcional a partir de 1920. A día de hoy, el edificio aparenta haber estado cerrado durante un largo tiempo cuando, en realidad, el último prisionero salió en 2005.

Cuando visites los pasillos, las celdas de la prisión, las instalaciones sanitarias, la sala de ejecuciones y otros rincones del fuerte, tómate tu tiempo para admirar cómo la naturaleza se ha hecho con el pavimento del patio interior. Y un consejo: no te pierdas en increíble mural de Narva Castle que pintó un prisionero ruso en una de las celdas.

Como mencioné anteriormente, la mejor manera de visitar Patarei es mediante una visita guiada. Las visitas están disponibles en estonio, ruso e inglés y cuestan 8 € (6 € para estudiantes). Te asombrarás con la dedicación de los guías, que incluso te contarán historias íntimas de casi cada una de las almas que ha pasado alguna noche en la prisión (¡en serio! ). Recomendamos reservar la visita por internet y te aconsejamos encarecidamente que no te alejes del grupo, ¡no quieres pasar la noche ahí dentro!

Como probablemente quieras trasladar tu mente a un lugar más feliz después de haber conocido la historia de este fascinante aunque conmovedor lugar, te informamos de que puedes disfrutar de unas bebidas en alguna tumbona del bar de la playa y disfrutar de un bonito atardecer (y de tu libertad).

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