De excursión a Stratford-upon-Avon

Una breve introducción

Ya os he contado que estoy en el Reino Unido y ahora os quiero contar cuando me fui de excursión a Stratford-upon-Avon. Fue una excursión que organizaron desde la escuela para nosotros, o por lo menos nos la pusieron en el horario el primer sábado que estábamos allí, en la escuela Sir George de Studio Cambridge. Pues bien, estábamos muy nerviosos porque nunca habíamos ido de excursión con tanta gente de otros países; o al menos yo no había ido nunca de excursión con extranjeros, a decir verdad.

Mi madre de acogida fue muy amable y el día anterior me dijo que no trabajaba el sábado y que me podía preparar hamburguesas o lo que me apeteciera para llevarme a la excursión. Sonaba muy tentador, pero sabía que no comería mucho ese día, así que le di las gracias y le pedí que no se molestara, porque no suelo comer mucho de excursión. Se sorprendió un poco y quizás pensó que me daba vergüenza que me preparara algo, pero tampoco se volvió loca como pasa aquí en Georgia, donde no te dejan salir de casa a menos que te lleves algo enorme para comer de camino. Bueno, tampoco es que todo el mundo sea así, pero mucha gente sí lo es. Ahora ya lo sabéis.

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Esa misma mañana

Era muy temprano cuando me levanté y empecé a arreglarme para una excursión a Londres, a la que tenía muchas ganas de ir.

Pero os pongo en situación: eran como las siete de la mañana y había decidido que no quería ir a la excursión de la escuela y que me iría a Londres ese día o al día siguiente, así que podía dormir un ratito más y luego me levantaría para arreglarme e ir a Londres. De repente, me suena el móvil. Contesté medio dormida, con esa voz que se le pone a una cuando todavía no está despierta del todo; "Hola, ¿ya estás en la escuela? " Alguien me estaba hablando demasiado fuerte para mí en ese momento. Me tomé un par de minutos para procesar lo que me estaba preguntado y luego respondí: "¿Qué? No. " Entonces me di cuenta de que le tendría que dar explicaciones y le dije que estaba durmiendo. ¡Demasiada información en una sola frase!

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Sabía que no me daba tiempo a llegar a la escuela porque el autobús salía en media hora o así. Y además ya había decidido que no quería ir a esa excursión. Pero había algo que me decía que fuese, como en la peli "Berlin Calling", y ya no me pude volver a dormir pensando en lo bien que lo podría pasar con el resto de alumnos, sin importar dónde nos llevaran de excursión. Recuerdo que no tenía ni idea de dónde íbamos y la verdad es que tampoco me importaba mucho. No me importaba a menos que fuese a Londres, pero sabía que no nos iban a llevar allí... Sin embargo, algo en mí me obligó a levantarme y a ir. Como ya he dicho, mi madre de acogida me dijo el día anterior que el sábado (el día de la excursión) no trabajaba y que me podía preparar hamburguesas o cualquier otra cosa para llevarme a la excursión. Tampoco quería molestarla, así que le dije que no quería llevarme nada; además, no tengo mucha hambre cuando voy de excursión y no quería que me preparase algo para luego no comérmelo. Me vestí y salí corriendo de casa; mientras, le enviaba mensajes a Mariam, que ya estaba en la escuela y me dijo que algunos alumnos todavía no habían llegado y les estaban esperando. Me dijo que podían esperarme a mí también si no llegaba a tiempo. Fue gracioso, porque cuando llegué, todavía faltaban dos alumnos, entre ellos el que me había llamado esa mañana. Me sorprendió mucho porque pensé que ya estaría allí y que me había llamado porque estaba esperando a que llegásemos el resto o algo así.

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Pues bien, ya os conté que llegamos tarde a inscribirnos en nuestro primer día en la escuela Sir George de Studio Cambridge; hoy, llegábamos tarde también a la excursión. ¡Premio para los georgianos! ¿Qué le vamos a hacer? Los de la organización fueron muy buenos con nosotros y tuvieron en cuenta que éramos estudiantes internacionales, que estábamos solitos en mitad del Reino Unido con solo 16 años (bueno, tampoco en mitad, estábamos en el centro de Cambridge), que seguro que estábamos confusos con tantas cosas nuevas y con el shock cultural y todo eso. Supongo que llevaban esperando a esos dos alumnos ya más de media hora. Y lo recuerdo porque cuando les dijimos que iban a tardar, nos respondieron que les esperarían unos 20 minutos más, y aun sí les esperaron más rato. Cuando por fin llegaron, no sé de dónde, parecía que venían de correr un maratón. ¡Por fin estábamos listos para irnos!

El viaje fue una locura. Debéis saber que en el autobús solo íbamos nosotros, los georgianos, y muchos, muchísmos italianos. Supongo que no había nadie de otros países. O puede que se los llevaran a otra parte o que no quisieran ir de excursión. En cualquier caso, el autobús era bastante grande, los asientos eran cómodos y todo parecía ir como la seda. No sé por qué se me ocurrió que no quería ir de excursión a un sitio genial y con tanta gente genial.

Se me ha olvidado decir que pregunté dónde era la excursión y me dijeron que era a Stratford. Supongo que asumieron que me sabía el mapa del Reino Unido de memoria, o al menos el de Inglaterra, y que sabía dónde estaba Stratford y por qué era un sitio donde la gente quería ir de excursión. "Vale", pensé. "A ver qué tal".

Conociendo Stratford-upon-Avon

No lo recuerdo bien, pero creo que el viaje no duró mucho. Tardamos entre 40 minutos y una hora o así. O quizás se me hizo corto porque lo pasé muy bien en el autobús.

Pero ¡ya habíamos llegado a Stratford-upon-Avon! El autobús nos dejó cerca del centro de la ciudad, no muy lejos de la estación de trenes, en un sitio donde paraban otros autobuses. Luego nos metimos en un edificio donde había mapas y folletos informativos de Stratford. Era el centro de actividades y visitas de Stratford y había un montón de cosas, como una piscina de 33 metros, otra de aprendizaje, una sauna, cabinas de rayos UVA, una cafetería, y más cosas así en la segunda planta. También había máquinas expendedoras y compramos algo para comer, sobre todo chocolate.

Yo creía que Stratford sería una ciudad pequeña, más o menos igual de grande que mi ciudad, pero resulta que me equivocaba. La ciudad era bastante grande y aunque era casi otoño (estábamos a mediados de septiembre), había muchas flores por las calles que me llamaron la atención. Las calles estaban limpias y eran muy acogedoras; me pareció increíble que hubiese un ambiente tan hogareño en una ciudad tan grande.

Cruzamos un par de calles y observamos el paisaje. Vi un edificio blanco con una cúpula verde y un reloj; al principio pensé que era una iglesia, supongo que por la cúpula, pero resulta que era una sucursal de un banco británico multinacional llamado Barclays. Nos dirigimos hacia allí y vimos que había algo amarillo colgando entre el banco y el edificio de enfrente. El cartel decía "Lugar de nacimiento de Shakespeare" ¡y entonces me di cuenta de a qué habíamos ido allí! Bajamos por una calle estrecha, Henley Street, llena de tiendas y puestos de souvenirs y con mucha gente. Había músicos en la calle tocando música tradicional pero modernizada; parecían disfrutar mucho tocando y la gente que les rodeaba lo pasaba muy bien con su música. Hacía un día fantástico, y como era sábado, había mucha gente por las calles disfrutando de su día.

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El lugar de nacimiento de Shakespeare

Y por fin llegamos al lugar de nacimiento de Shakespeare. La casa en la que nació, creció, vivió y murió. He escrito una entrada con más detalles sobre el lugar de nacimiento de Shakespeare que podéis leer aquí. En esta entrada solo os hablaré de lo que me pareció el sitio por fuera.

El edificio no era para nada pequeño; de hecho, era bastante grande. Tenía dos pisos y un tercero que era el ático, con tres ventanas. Daba la impresión de ser tres edificios juntos o algo así. Había una puerta y luego otra que era la entrada, con cuatro ventanas en la primera planta que daban a la calle, cuatro más en la segunda (una parecía un balcón con una escultura) y el ático. Luego había también otro edificio en la parte de atrás con un jardín lleno de flores en la parte delantera, la que daba a la calle.

Y no podía faltar una tienda de regalos al lado del edificio llena de cosas tanto necesarias como innecesarias para comprar. Había muchos libros y cosas con la cara de Shakespeare y frases de sus obras.

Había también un hombre vestido de Shakespeare y la gente se podía hacer fotos con él; también había como un cuadro enorme con agujeros en las caras y la gente se ponía detrás y ponía su cabeza en el agujero; así, se sacaban fotos con su cara en el cuerpo de Shakespeare. Descrito así suena un poco raro...

Enfrente del lugar de nacimiento de Shakespeare había una tienda llena de cosas de Navidad y otros artículos; todo allí me gustó tanto que me costó decidir qué comprar. Estábamos a mitad de septiembre pero ya vendían adornos navideños y cosas así. Sin embargo, debo admitir que tanto los adornos como los juguetes eran fantásticos. Al final me decidí por un encantador muñequito de nieve con una bufanda de colores y sombrero. Todavía lo tengo y me gusta ponerlo debajo del árbol de Navidad.

Nuestro tiempo libre

Después de llegar al lugar de nacimiento de Shakespeare, nos dieron un rato libre para que paseáramos e hiciéramos lo que nos diera la gana siempre que volviéramos ni un minuto más tarde de las 12:00 m. (si no recuerdo mal). Así que teníamos una hora para recorrernos el centro de Stratford. Nos separamos en grupos; cada uno elegía con quién quería ir. Mariam y yo éramos las únicas chicas de Georgia, por lo que fuimos juntas; nos resultaba mucho más fácil entendernos y además nos apetecía hacer lo mismo: un poco de turismo para llevarnos buenos recuerdos e historias que contar.

Lo primero que fuimos a ver fue el lugar de nacimiento de Shakespeare, cómo no. Luego nos metimos en la tienda de regalos y después en la tienda de artículos navideños; más tarde subimos por Henley Street para ir al resto de tiendas. También vimos muchas máscaras de Halloween y adornos de ese estilo en todas las tiendas. Después de recorrernos toda la zona isabelina de los tiempos de Shakespeare, nos dirigimos a la parte moderna de la ciudad y decidimos pasear un rato por el centro.

Había muchísmos sitios para visitar; no sé si es algo típico inglés, pero parecía que había un montón de cosas en el mismo edificio y los carteles son tan pequeños que es fácil no verlos. Había un cartel de McDonald's tan pequeño que a penas se veía. Y si eres de un sitio donde nunca habías oído hablar de McDonald's, creedme, se convierte en una especie de santuario donde parar siempre que estás por ahí; puedes entrar, pedir lo que quieras y en un par de minutos lo tienes, sin tener que esperar nada, algo que está muy bien cuando tienes prisa.

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Una sesión de fotos en el parque Riverside

Luego fuimos al parque Riverside y nos sacamos un montón de fotos allí. Era un parque encantador, lleno de gente paseando, haciendo skate y cosas así. También había dos músicos negros vestidos de traje y tocando música jazz.

Esperamos allí a que llegaran los otros y luego nos dirigimos al autobús para ir a nuestro próximo destino: ¡el castillo de Warwick!

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Galería de fotos



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