2. Toscana: San Gimignano, Pisa y Lucca

Era imposible que llegasemos a tiempo a Pisa para entrar en la habitación que teníamos contratada. Hablamos entonces con el encargado de este hostal por teléfono para ver si nos permitía llegar un poco más tarde a lo que nos respondió que era imposible. Nos vimos entonces cancelando aquella habitación y buscando a la desesperada otra en este lugar. 

Encontramos por casualidad una oferta de última hora en Booking. Un camping que se encontraba a las afueras del pueblo donde nos situábamos y que seguramente no habíamos tenido en cuenta, porque nuestra idea de viaje inicial iba a ser sin el coche, por tanto no íbamos a tener tanta tranquilidad para movernos de un lugar a otro sin horarios estipulados. 

Nos dirigimos hacia allí pensando que quizás ibamos a tener que dormir en el coche. Sin embargo, nos encontramos allí con una mujer encantadora que era la recepcionista del lugar. Nos dió la llave de la que sería nuestra pequeña cabaña y nos enseñó el mapa del camping señalándonos el lugar donde se encontraba el restaurante por si queríamos cenar (nos vió cara de hambre).

Dejamos las cosas en la cabaña y fuimos hasta el lugar que nos había indicado la chica. El restaurante tenía bastantes mesas ocupadas y la verdad es que el sitio parecía bastante nuevo y moderno, por lo que al final decidimos sentarnos y pedir un par de pizzas con ingredientes típicos de la tierra como tartufo, funghi y prosciutto.

Las pizzas la verdad es que estaban bastante buenas y nos dejaron con la barriga llena y listas para una larga noche de sueño.

Al día siguiente mientras esperábamos la hora a la que pasaba un autobús que iba al pueblo (por no coger el coche y buscar aparcamiento) estuvimos explorando un poco el camping y descubrimos que el lugar estaba muy bien acondicionado, no solo las habitaciones, sino las parcelas para las tiendas de campaña eran amplias y los baños y duchas compartidos estaban bastante limpios, sobre todo en comparación con otros campings donde no se cuida tanto de este aspecto.

Yo lo recomiendo bastante si hacéis una ruta parecida por estos lugares, ya que me dejó muy buenas sensaciones y volvería sin duda. Se llama Camping il Boschetto di Piemma.

Una vez llegamos a San Gimignano nos sorprendió bastante, ya que lo poco que habíamos visto por la noche no se parecía en nada a lo que nos encontramos en ese momento. Callejuelas estrechas, turistas, grupos de estudiantes y muchos comercios a lo largo de las cuestas que subían en dirección a la catedral, en el punto más alto.

Descubrimos allí que su casco histórico está declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, ya que es famoso por la arquitectura del lugar. En él se pueden ver hoy día al menos 15 torres a diferentes alturas de las aproximadamente 70 que existían en la época medieval. 

La verdad es que es muy pequeñito y se ve en poco tiempo, pero a mí, como ya expliqué, me gusta pararme y observar bien los lugares antes de ir hacia otro lugar, por lo que nos tomamos nuestro tiempo. Comimos (sí, otra vez pizza), paseamos, charlamos y cuando empezó a hacerse tarde regresamos hacia la parada del bus para volver así al Camping. 

He de decir que el bus de vuelta jamás nos recogió, por lo que cansadas de esperar, quizás por ser el sitio equivocado o porque se estaba retrasando demasiado, comenzamos a andar. El camping no estaba a más de 20/25 minutos andando, pero nosotras echamos como una hora en volver porque realmente no podíamos evitar parar en cualquier lugar a observar durante unos minutos la belleza del entorno que rodea a un lugar como este.

Una vez conseguimos llegar al lugar donde estaba el coche, sin más altercados salimos rumbo a Pisa, donde otra vez tuvimos que modificar el plan inicial. 

En este caso también fué, cómo no, porque llegábamos tarde al lugar donde teníamos el alojamiento reservado. Por lo que al final decidimos no alojarnos en ningún sitio y volver esa misma noche a Ferrara. 

No sin antes tomarnos las típicas fotos en la torre de Pisa y visitar Lucca, donde paseamos durante un rato, cenamos y vimos una especie de ceremonia religiosa relacionada con la Semana Santa de allí.

La verdad es que nos hubiese gustado tener más tiempo para visitar estos dos últimos lugares, sin embargo, al día siguiente teníamos que entregar el coche antes de las 12:00 h y no nos era posible quedarnos más días. 

Pero aún no ha acabado la experiencia puesto que lo mejor nos sucedió cuando tuvimos que entregar el coche y las llaves. Esa misma mañana ya en Ferrara y sin prisa, sacamos las cosas de las maletas y cuando se hizo la hora de llevar el coche al lugar donde lo habíamos recogido nos encontramos con que estaba cerrado. Sí, cerrado. Y lo peor era que ni siquiera habíamos llegado tarde a entregarlo.

El problema era que esa misma tarde no abrían y ya era sábado, por lo que el domingo tampoco iba a abrir. No sabíamos que hacer y tras llamar a todos los números que aparecían en internet relacionados con ese lugar o con la empresa en general sin dar resultado alguno y  preguntar a dos camareros del bar vecino que nos dijeron que era algo bastante frecuente, decidimos llamar a la policía. ¡A la policía! Al final, tras varias llamadas y un ratito de espera, consiguieron ellos contactar con la chica que trabajaba allí y nos dijo que simplemente dejaramos la llave en un buzón. Pero... una locura ¡ya pensábamos que íbamos a tener que vender algún órgano en el mercado negro para pagar el alquiler hasta que pudiésemos entregar el coche!

Sin embargo, al final todo salió bien y el viaje acabó perfecto.

Espero que os hayan gustado estas dos entradas sobre la ruta que hicimos por la Toscana en coche. He visitado también otros pueblos de la Toscana como Volterra, pero en momentos diferentes por lo que si escribo sobre ello lo haré en entradas diferentes. Con respecto a éstos, si tenéis alguna duda o necesitáis algún consejo dejadlo escrito e intentaré contestarlo. ¡Un saludo!

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