y al final... home is where the heart is.
Aún me acuerdo cuando puse por primera vez el pie sobre territorio inglés. Estaba asustada, y sobre todo muy nerviosa, porque a diferencia de mucha gente que se va acompañada desde la ciudad de origen, yo no conocía a nadie.
Una maleta de 30 kilos y otra que apenas cerraba, era increíble tener que meter en ellas todo lo necesario para los próximos meses.
Como en principio solo tenía pensado quedarme un cuatrimestre, y la Universidad de Sheffield no te ofrece alojamiento en una residencia a no ser que subrogues tu alquiler para el segundo cuatrimestre, encontré, a través del foro de la Universidad, una casa con otros 6 inquilinos ingleses.
Recuerdo el día que llegué como si hubiera sido ayer. Aeropuerto de Manchester, tren hasta Sheffield y una vez allí, taxi hasta la dirección que mis nuevos compañeros de piso me habían dado.
Ninguno estaba en esas fechas, por lo que tenía que acercarme a otra casa para coger las llaves, lo que me hacía estar todavía más nerviosa. Nada más llegar, y una vez con las llaves en la mano, la puerta no abría, increíble pero cierto...estaba rota. Tras varios intentos, el matrimonio de la casa de enfrente decidió salir a ayudarme, y una vez habiéndome ofrecido pasar la noche en su casa, pudimos abrir la puerta, comenzando un poco con mal pie mi experiencia.
Tras varios días acomodándome, fui conociendo a mis compañeros de piso, una gente que, a pesar de ser completamente diferente a mi, la convivencia fue absolutamente increíble. Aunque la gente piense que lo mejor es ir a una residencia universitaria, por mi experiencia he de decir que para mí, vivir en una casa es indudablemente mejor, ya que al ser estudiantes de la misma Universidad, me ayudaron en todo lo que podían y además me recomendaron un montón de sitios que conocer y cosas para hacer en aquella ciudad.
Empezó el curso y fui conociendo a todas aquellas personas que, al final, acabé llamando familia.
He de decir que, en el segundo cuatrimestre tuve que cambiarme de casa, no porque hubiera habido algún problema, sino porque se terminaba mi contrato en la primera casa y después de las vacaciones de navidad tuve que mudarme. La segunda casa estaba pegada a mi facultad, y aunque al principio también sentía los nervios de los primeros días del erasmus por cambiarme a una casa nueva con gente nueva, fue la mejor decisión que tomé, porque una de mis compañeras de piso se convirtió en uno de mis mayores apoyos incluso a día de hoy.
Las clases eran muy distintas a lo que estamos acostumbrados en España, mucho más participativas y sobre todo los profesores tienen un objetivo fijado: que los alumnos aprendan y no memoricen. Si que es verdad que en la University of Sheffield, ser un alumno de erasmus no te garantiza ningún tipo de ayuda ni de beneficio, pero no os asustéis porque sin ninguna duda, con un poco de esfuerzo todo se consigue, ¡y con buena nota!
La verdad es que nuestra Universidad organizaba un montón de eventos y de excursiones, y sus precios dependían del lugar donde se celebraba, pero no era exageradamente caro y podías conocer el resto de Inglaterra y, al mismo tiempo, conocer a gente nueva.
Me acuerdo del primer día que conocí a mis amigas. Algunas habían llegado días después, pero nada más conocernos y tener una presentación de la Universidad, decidimos ir al famoso Bar One a pedirnos unos batidos (hay que probarlos sí o sí) para charlar y conocernos un poco más. Así empezó todo.
Los días fueron pasando, y mi grupo cada vez estaba más unido. Durante semana ibamos a clase, pero por las tardes siempre caía una buena pinta para celebrar cualquier ocasión, o simplemente para relajarnos e ir calmándo los nervios. Los días de fiesta llegaron, y aunque todo el mundo piense que la fiesta de Inglaterra no es la mejor, Sheffield es una ciudad universitaria, por lo que todos los días tienes alguna discoteca de moda abierta y siempre hay ambiente en la calle. Lunes Tank, martes tuesday club en la University of Sheffield, miércoles Hallamnation (sí, nos unimos a la fiesta de la Universidad de Hallam, aunque en la de Sheffield los miércoles está la Roar que también tiene mucho éxito), jueves Vipper's Room, viernes International party en Crystal, sábados Code y domingo... ¡los domingos hay que descansar! aunque si te quedan fuerzas o algunas libras sueltas, siempre puedes ir a alguno de los bares de West Street. Esas fiestas son las que más nos gustaban, aunque otra gente prefería sitios diferentes... sin ninguna duda, hay muchísimos sitios y fiestas a las que ir: Area, Corporation, Plug, Soyo, Bierkeller...todo depende de los gustos personales.
Por otro lado, Sheffield es una ciudad muy pequeña, pero tiene un encanto especial. Lo bueno de sus dimensiones es que puedes ir a todas partes caminando, además está rodeada de parques en los que es un lujo pasar el tiempo los días que el clima permite.
Mi favorito, sin ninguna duda, era el parque de Crookes Valley, con un largo muy grande, y un pequeño pub al fondo donde podías tomarte desde una pinta hasta un té inglés calentito los días de frío. También está el Weston Park, mi segunda opción para pasar el tiempo. Es más grande, y tienes mucho más espacio para poner una toalla en el césped y pasarte allí la tarde entera. Además tiene mucho ambiente, porque está justo en medio del campus de la Universidad de Sheffield, es un lugar también muy especial, aunque no recomendable para cruzar de noche, pero simplemente por falta de luz, ya que Sheffield es una ciudad bastante segura y durante mi estancia allí nunca tuve ni el más mínimo problema.
Lo bueno de Inglaterra es que son todo campos y countryside, y encima Sheffield está rodeado por un parque nacional muy conocido: el Peak District. Me acuerdo cuando fui allí con mis amigos por primera vez, no sabíamos exactamente cómo era, por lo que algunas no íbamos muy adecuadas para la ocasión. Todavía me rio cuando pienso en ese día, el grupo estaba un poco dividido, los más montañeros delante, y las que no teníamos ningún tipo de skill para el senderismo con tanto frío, unos kilómetros más atrás, fue una experiencia inolvidable, y prometo que, a pesar de querer terminar la ruta cuanto antes mejor, caminaría el Peak District entero por volver a estar allí con mi grupo. Es un parque enorme, tiene kilómetros y kilómetros de distancia, por lo que solo lo puedes ir recorriendo por días y rutas. Desde Sheffield hay autobuses directos que te llevan allí, la parada en la que nosotros nos bajamos las veces que fuimos era en Lucky Fox, el nombre de un pub que había allí donde preparaban un chocolate caliente con marshmellows que estaba buenísimo.
En cuanto a la Universidad, es muy muy grande y sobre todo, muy internacional. En ella te vas a encontrar estudiantes de todas las nacionalidades, y empezarás a conocer a gente de culturas que nunca habrías creído que ibas a conocer. Las clases se dividen en teóricas y prácticas, las primeras son con el resto de alumnos del "module", y en las segundas hacen separación en grupos de 10 en los que intentan que no coincidas con alguien de tu mismo país para así conseguir una mayor inmersión. No os preocupéis por no ir con vuestros amigos, de esta forma conoces también a un montón de gente nueva. Los profesores son muy cercanos, y en cualquier situación te ofrecen su ayuda, además suelen estar bastante pendientes de que todo el mundo entienda lo que están explicando. Importante: los exámenes. A todos los que nos vamos de erasmus nos preocupa la asistencia a clase y los exámenes. En este Universidad la asistencia está bastante controlada, pero solamente en las clases prácticas. El máximo de faltas es de 3 días, pero en cuanto a las clases teóricas no hay ningún tipo de control. Por otro lado, los exámenes son con el resto de la clase, incluso a veces juntan a alumnos de 2 o 3 asignaturas diferentes en un pabellón para realizarlos. El profesor nunca está en el examen, siempre lo cuidan unos cuantos profesores de otras asignaturas, por lo que por ejemplo igual hay 200 alumnos en un examen y unas 20 personas vigilando. Lo bueno de los examenes, por lo menos de Derecho, es que no se trata de memorizar teoría, sino de aplicar lo que has aprendido a casos concretos, y tampoco son muy difíciles, además siempre tienes la posibilidad de que se repitan preguntas similares a las que cayeron en exámenes de años anteriores que tienes colgados en el campus. Lo anécdota más graciosa de los exámenes es que nunca se hacen en las clases, recuerdo que mi primer examen fue en el estadio de fútbol del Sheffield Wednesday.
Por otro lado VIAJAR es un tema de gran importancia para todos aquellos que nos vamos de erasmus. Por suerte, mi grupo de amigos y yo éramos gente que nos parecíamos un montón en nuestra forma de ser, y viajar era algo imprescindible para nosotros. Sí que es cierto que Inglaterra, por lo general, es un país caro, pero teniendo en cuenta algunos consejos antes de ir, puedes ahorrar bastante dinero.
Lo más importante es que, si te quedas un año, nada más llegar al aeropuerto te saques la tarjeta jóven del tren. Son 30 libras, y tienes que llevar una foto de DNI, pero te hace unos descuentos increíbles. Además, la opción más económica, aunque también con los trayectos más largos es MEGABUS, que te ofrece viajes en autobús por 1 libra. Nosotros por ejemplo fuimos a Edimburgo por 7 libras ida y vuelta, e incluso a Londres por 10.
Hay demasiados sitios que merecen la pena visitar por todo Inglaterra: Manchester, Newcastle, Liverpool, Bristol, Leeds, Cambridge, Oxford, toda la zona de Derbyshire, Brighton, Whitby, Escocia en general y muchos otros que si me pongo a nombrar no terminaría nunca. Como ya dije antes, la Universidad ofrece viajes a distintos lugares, pero si preferís ir por vuestra cuenta ésta es la mejor opción. Además, para ir por Europa, Ryanair tiene muchos vuelos baratos a distintos destinos desde el aeropuerto de Manchester. La verdad es que nosotros viajamos bastante, aunque si que es verdad que no es lo mismo que estar por ejemplo en Bratislava, alquilar un coche y recorrer todo Europa.
En cuanto a mi experiencia personal, como dije al principio, yo había solicitado el erasmus solamente para el primer cuatrimestre, pero tras dos semanas en Sheffield, decidí ampliar mi estancia a todo el curso. Desgraciadamente hay gente que económicamente no se lo puede permitir, y la beca erasmus que te ofrecen suele quedarse bastante corta, pero si no fuera así, el erasmus debería de ser obligatorio. No solo conoces gente maravillosa, sino que ganas en experiencia personal y aprendes a convivir con gente que viene de diferentes partes del mundo. Mis amigos son mi familia, nos hemos ayudado día a día en cualquier problema que tuvieramos, hemos celebrado cualquier éxito de cada uno de nosotros, y también nos hemos hecho compañía en los días malos (aunque hubiera pocos). Sheffield para mi ha sido especial, incluso casi un año después de haber vuelto, se me llenan los ojos de lágrimas al recordar el año vivido allí. Lo único malo que tiene el erasmus son las despedidas, es verdad que nadie nos enseña a despedirnos y a poder superar días duros en los que tienes que decirle adiós a aquellas personas que han pasado a formar parte de tu vida y con los que has compartido 24 horas los 7 días de la semana durante muchos meses. Yo por suerte me encontré con un grupo que, a día de hoy, sigo manteniendo contacto diario, y que han pasado a convertirse en mis hermanos, y que el día que me faltara uno de ellos una parte de mí se sentiría vacía. El erasmus es algo maravilloso, que ni siquiera es fácil de explicar pero que a todos los que lo hemos vivido nos sobran las palabras para entender el sentimiento. Sin duda alguna, un erasmus en Sheffield merece la pena, tiene el ambientazo universitario que todos buscamos.
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