La Giralda

Magnífica torre, único ejemplar completo en el mundo, y de la que el uso ha hecho el principal de los símbolos de Sevilla.

La construcción musulmana del siglo XII se puede encontrar en antiguos libros, según la descripción que dio de la torre el Rey Sabio, testigo de vista y datos del siglo dieciséis.

Decretada su fábrica en 1171 por el emperador Yussuf de Marruecos para Alminar de la Mezquita Mayor, y muy verosímilmente para observatorio astronómico además, empezó la obra en 1184, ignorándose el arquitecto.

De planta cuadrada con 13 metros y 60 centímetros de lado, sus cimientos, según se vio al hacer las excavaciones para los hilos conductores de los pararrayos en 1886, profundizan verticalmente quince metros y se asienta sobre una plataforma de tres espaciosas gradas que ahondan cinco metros más; habiéndose empleado en ellos muchos mármoles y piedras de monumentos, pedestales, estatuas y restos romanos y visigodos.

El siguiente emperador Yakub destinó a la conclusión de la torre el quinto del rico botín que recogieron los almohades en la victoria de Alarcos sobre los castellanos, el año 1195.

Conmemorando también esta batalla, el Alminar fue terminado en 1198.

Se asciende hasta el término del primer cuerpo por treinta y cinco suaves rampas, que se desenvuelven alrededor del ánima o machón de la torre; rampas que van estrechándose gradualmente, porque los muros ensanchan a medida que se elevan, con el fin de dar la mayor estabilidad a la construcción.

El brillo del sol en la cúpula de azulejos y en las cuatro esferas de bronce que remataban la torre se veía a gran distancia.

El estado en el siglo XIV, cuando era la torre y campanario de la Iglesia Mayor de los cristianos reconquistadores, se representa en una pintura de 1555 del artista flamenco, entonces residente en Sevilla, Hernando de Esturmes o Sturmio, existente en la capilla de los Evangelistas de la Catedral, y en otras pinturas y relieves del siglo dieciséis.

Por el gran terremoto del 24 de agosto de 1356 se rompió el espigón de hierro, que servía de eje a los globos de bronce y éstos cayeron y se hicieron pedazos. En su lugar, los cristianos pusieron unos pilares cubiertos y sobre ellos una cruz. Es opinión tradicional que la cruz patriarcal o doble, con arpón o veleta, de siete metros de altura, que estuvo conservada en un patio del colegio de San Miguel, y que se halla sobre el suelo de una sala baja del Palacio de San Telmo, es la misma que sirvió de remate a la Giralda.

Uno de los primeros relojes de campana que se conocieron en España se colocó en la torre en el año1400.

Adición greco-romana del siglo XVI. El Cabildo Eclesiástico acordó hacer un campanario reformado y recomendó las obras al maestro mayor de la Catedral de Córdoba, Fernando Ruiz, el cual proyectó y dirigió desde 1558 sobre la fábrica almohade la construcción que hoy vemos, no habiendo correspondencia entre ambos estilos, y resultando una combinación impropia. Continuando el primer cuerpo y alrededor del segundo musulmán, se halla dispuesto el cuerpo llamado de Campanas, primero de la obra nueva; sobre el segundo almohade el cuerpo de azucenas y del reloj, cuadrado, de orden dórico, segundo de la obra nueva; el cuerpo de carambolas, cónico, de orden corintio, cuarto de la obra nueva; sobre éste un cupulino que soporta un globo, del que sale el eje de hierro de la estatua de bronce; alcanzando todo una altura total de 93 metros, terminándose en 1568.

La magna estatua del remate, de cerca de cuatro metros de altura, representa la Fe Victoriosa, vestida a estilo romano, con lábaro en la mano derecha y palma en la izquierda, con peso total de veintiocho quintales,
es decir 1288 kg, obra del fundidor Bartolomé Morel.

Como la estatua sirve de veleta, el viento bate en el lábaro y la estatua hueca gira alrededor de su eje. el vulgo llamó Giraldillo a la estatua y derivó el nombre de Giralda para toda la torre, que así es universalmente conocida y famosa.

También fueron colocados impropias balaustradas y adornos de yeso y otros parches en los ajimeces de la torre, desnaturalizando aún más su carácter almohade.

En 1765 se sustituyó el antiguo reloj por el actual, notable obra del franciscano José Cordero.

En 1885 se hicieron obras importantes en al torre, de reparación de destrozos causados por chispas eléctricas, de restauración de elementos almohades, de supresión de parches de yeso, de consolidación de algunas partes en toda la obra greco-romana hasta la misma estatua, con la arriesgada operación de sustituir el antiguo eje de la estatua por otro nuevo más fuerte, de colocación del sistema de pararrayos, todo bajo la dirección afortunada del arquitecto don Alfonso Fernández Casanova, terminando en 1888 la última restauración , que comprendió hasta el revoque y embellecimiento de las paredes de las rampas.

Ho en día podemos subir y desde arriba observamos una maravillosa panorámica de toda la ciudad.

Galería de fotos