Sobre la gastronomía segoviana...
Voy a daros a conocer algo de la gastronomía de Segovia. Los asados son comunes en toda Castilla y León, pero en Segovia van algo más allá de lo normal. Es muy difícil elegir entre comer cochinillo o lechazo, ya que ambas de estas especialidades de horno de leña son las cosas más típicas y deliciosas que los excelentes restaurantes locales brindan. Esto acompañado con una ensalada y un buen vino... te quedas divino.
No solo de asados vive en segoviano
No podemos irnos de Segovia sin probar unos judiones de La Granja, que seguro que llevan algo de oreja o chorizo, o morcilla... en definitiva algo de cerdo.
Los días de las fiestas del pueblo de La Granja de San Ildefonso, se preparan grandes barreños de esta legumbre y es tradición que todo el que quiera se acerque a probarlos. Parece que los judiones de la Granja en un principio se segaban verdes y eran consumidos como forraje por caballos y faisanes. Con el paso del tiempo fueron cambiando de color y de verdes pasaron a morados, luego con manchas, hasta llegar al color blanco actual. Como veis es una gastronomía para combatir el frío, ya que tiene bastante grasa, pero no podemos olvidar que Segovia tiene un sistema montañoso que hace que la ciudad sea fría en invierno (por otro lado, ese aire serrano es el que seca los chorizos tan ricos que hay). Antiguamente se hacía la matanza del cerdo, con lo cual hay una cultura importante en torno a eso, sobre todo en los pueblos y no nos podemos olvidar de la importancia que tiene en nuestra gastronomía.
El postre segoviano por excelencia y otros productos
También tenemos en Segovia una gran variedad de dulces, pero como postre rey, tenemos el ponche segoviano. Este dulce es como un bizcocho de forma rectangular muy esponjoso, relleno de crema y por encima lleva azúcar glas que se quema con un hierro bien caliente formando rombos.
No puedo olvidarme de los níscalos, una seta fresca que nace en los pinares de Segovia (y de otros lugares por supuesto) si se dan las condiciones adecuadas. Entre finales de octubre y el mes de noviembre (siempre que no hiele) es la recolecta; para todo aquel que no lo haya hecho nunca, puede ser una tarea un tanto difícil, sólo por el hecho de que siempre se dan en las mismas zonas del pinar, y si no sabes dónde están "los corros", te puedes pasar toda una tarde dando vueltas a la redonda por el pinar y no coger ninguno. Un buen año de níscalos es el que ha tenido precipitaciones durante agosto y septiembre (este año no ha sido muy bueno). Los níscalos se pueden comer de diferentes maneras: a la plancha, al horno, con patatas, en tortilla, guisados con jamón serrano... Eso sí, como están a veces tapados de tierra, el día que vamos por níscalos y toca limpiarles, no pienses en hacer otra cosa, ya que lleva bastante tiempo quitarle toda la tierra para podre guisarlos y llevártelos a la boca. Hay que conocerlos bien ya que en el pinar hay muchas variedad de setas que no son comestibles y pueden ser venenosas. Un consejo: no hay que ir nunca a buscar níscalos sin alguien que conozca el terreno y las setas.
Sopa castellana
Otro plato caliente para los fríos días del invierno segoviano son las sopas de ajo o sopa castellana, cuyos ingredientes son básicos: pan duro, ajo, jamón serrano, aceite de oliva, huevos y pimentón. Se hacen muy rápido, cuando no sabemos qué comer hoy... pues buscamos unos restos de pan y hacemos unas sopa de ajo.
No solo podemos degustar estos platos en Segovia, hay una gran variedad de restaurantes para todos los gustos. Lo que sí está claro que quien va a Segovia no puede decir que se come mal, más bien todo lo contrario, es uno de los puntos fuertes de esta tierra.
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