Día 3-6: "colmados" y aventuras en el malecón
Olvidándonos un poco sobre la urticaria y la alergia por la fiebre de heno (o rinitis alérgica) que he empacado en la maleta, mis días en dominicana han sido muy buenos. Aunque no he venido con la intención de pasear como mi prioridad, he conocido muchas personas y he ido a algunos lugares que no conocí la vez pasada que vine.
Food Trucks
Hemos escuchado que hay un nuevo lugar de estacionamiento donde se ponen Food Trucks. Se empiezan a poner desde las 7 de la noche cerca de Blue Mall, pero como llegamos en punto de las siete, tuvimos que ir a perder un poco el tiempo para esperar a que los instalaran por completo.
(Llegamos tan temprano que todavía no montaban la carpa ni las mesas.)
(Nuestra opción: The food truck company)
Una distracción con Mercedes Benz Classic Club República Dominicana
(Este fue uno de mis carros favoritos.)
En Blue Mall no estuvimos más de veinte minutos, realmente instalaron muy rápido las carpas. Dentro de Blue Mall, había una exposición de coches antiguos de Mercedes Benz, no soy muy fanática de los autos pero estos realmente captaron mucho mi atención porque estaban muy bien conservados y el diseño era precioso. Esta exposición comenzaba desde el Benz Patent – Motorwagen, un “automóvil” del año 1886 que más bien parecía una carroza, con sólo tres ruedas su velocidad llegaba hasta los 16 km/h, que hoy en día es casi mejor correr. Finalmente, los modelos fueron cambiando, hasta llegar a modelos de los ochentas.
(Este fue el primer carro que sacaron. ¿Qué diferencia, no creen?)
De vuelta a la comida
Cuando me dijeron que iríamos a los food trucks y que estos estaban ubicados en un estacionamiento, me imaginé como más de diez opciones de comida diferentes, pero cuando llegamos fue sorprendente haber encontrado sólo 2 food trucks. Uno de ellos se llamaba “El Chapo” y evidentemente era de comida mexicana. En ese momento quedó descartado porque uno no va a otro país a probar comida mexicana cuando es de México. Aparte, muchos restaurantes que dicen vender comida mexicana venden más bien un intento tex-mex fallido, que resulta bastante decepcionante. Por pura curiosidad chequé su carta y tenían un taco hecho de “wasabi”. O sea, ¿en qué cabeza cabe?
Después de mi ligera decepción acerca de “El Chapo”, decidí comer en la otra opción “The FoodTruck Company” que vendían hamburguesas a un precio bastante razonable. No tenían té helado pero sí muchas opciones de refresco, de nuevo quise escoger el refresco rojo, típico de dominicana (sabor frambuesa) aunque no a todos les encanta como a mí. La idea de los Food Trucks fue bastante buena, ya que comer afuera de tu casa es más caro aquí que en México, pero en la opción que quisimos nos dieron una riquísima hamburguesa con crema de champiñones, hecha con pan artesanal. Venía acompañada con papas fritas y refresco. Por persona pagamos $350 pesos dominicanos, que vendrían siendo aproximadamente como $19.1 dólares americanos.
(Mi refresco rojo.)
(Mi orden de hamburguesa.)
(La hamburguesa estaba realmente grande.)
Folklor dominicano en el malecón
Después de pasar un agradable rato en los Food Trucks decidimos ir al malecón, de acuerdo a TripAdvisor esta es una de las muchas actividades que uno puede hacer en su estancia en dominicana. Cuando llegamos era de noche, así que no se podía admirar tanto el mar, pero por lo menos la temperatura estaba mucho más agradable y se sentía una fresca brisa, así que creo que estuvo bien ir a esa hora.
Nos sentamos lo más cerca del mar que pudimos, encima de los rompeolas. Deben de tener cuidado de no caerse, ya que por esa zona el mar pega bastante duro. También estén preparados para los vendedores ambulantes que pasan por ahí a todas horas vendiéndote bebidas o flores, me contaron mis amigos que las flores las roban de los cementerios para revenderlas en la playa, así que no es nada bueno comprarles.
(Esta foto me gustó mucho porque era la primera foto con flash que tomaba con mi celular nuevo. Aparentemente, el flash fue más fuerte de lo que esperaba y se reflejó en mi cara.)
Mis amigos dicen que cuando estés en Santo Domingo no es tan recomendable tener el celular en la mano o tener los vidrios bajos en el coche porque pueden pasar corriendo y robarte cosas. Ténganlo en cuenta.
Los “colmados”
Algo que me gustó de ir al malecón, es que se puede apreciar mucho la verdadera cultura dominicana. Hay muchos “colmados” por aquí, un colmado es como una tienda de conveniencia o de abarrotes, donde encontrarás cerveza, frituras, cigarrillos, productos lácteos, jugos y demás.
(Un colmado ubicado a tan sólo una cuadra del malecón.)
Este tipo de tiendas hay en cualquier país, pero lo que no tienen los demás países es el ambiente de un colmado, ya que es común que mucha gente compre cerveza y se la quede bebiendo ahí. Por lo que no será extraño encontrar colmados abiertos a altas horas de la noche con música, que comúnmente es merengue, salsa o bachata. La gente puede conocerse o no, pero sin duda se van a adentrar al ritmo de la música y se van a conocer, por lo visto aquí la gente es bastante alegre. Otro punto a favor de los colmados es que tienen lo que aquí llaman “delivery”, que es servicio a domicilio. Es muy curioso que muchos dominicanos no saben inglés, pero han adoptado palabras en inglés al día a día, y este es un gran ejemplo. Aquí no se dice “servicio a domicilio” sino se le llama “delivery” y esa es una palabra de la que todo el mundo tiene conocimiento.
No es necesario ir a un colmado para admirar la cultura dominicana, es algo que fácilmente se puede admirar en las calles cercanas al malecón, sobre todo en la noche. La gente tiende a comprar sus bebidas alcohólicas en el colmado para bebérselas en la calle y escuchar un poco de música. En México, por ejemplo, no está permitido beber bebidas alcohólicas en la calle, pero por lo visto aquí sí y es algo que la gente hace y disfruta muchísimo.
Las ronchas han seguido
Lamentablemente, las ronchas no se han quitado mucho a pesar de usar la crema de hidrocortisona al 1%. Es muy extraño porque me la pongo en donde tengo ronchas y éstas se quitan, pero salen en otra parte de mi cuerpo.
(Algunas de las ronchas.)
Helado Valentino y volteado de piña
Algo que agradezco mucho de este país es que hay mucha variedad de helados, tanto de tiendas, marcas y sabores. Podrás encontrar desde frozen yogurt, baskin robins entre otros, pero mi favorito hasta ahora han sido los helados Valentino que se pueden encontrar en uno de los malls más nuevos de Santo Domingo, el mall 360.
(La presentación de todos los helados Valentino es original y sin duda te abre mucho el apetito. Parecería que morí y fui al cielo de los helados.)
No sólo es la múltiple variedad de sabores, sino que hay algo en la presentación del helado que lo hace verse más delicioso de lo que realmente es. Los helados no son tan caros, más o menos una bola (que es más que suficiente) te cuesta como de $100-130 pesos dominicanos, que vendrían siendo aproximadamente entre $2.1-2.8 dólares americanos al tipo de cambio de hoy.
Yo estaba indecisa entre un Rocher Valentino y un Krokolone, pero finalmente me fui por el Rocher Valentino que es chocolate con avellana, parecido a los chocolates de Ferrero Rocher. Estaba delicioso, lo recomiendo bastante para cualquiera que vaya, aunque lo único malo es que lo más rico de los helados es la cobertura que tienen encima, de la cual no te ponen casi nada o nada.
(Aunque este no fue el que escogí, sin duda volveré por el porque tengo todavía la curiosidad y el antojo de probarlo.)
(¡Mi opción definitiva! Fue muy difícil escoger.)
Ese mismo día, la abuela de mi novio hizo un volteado de piña, que es un postre dulce elaborado a base de piña dulce o en almíbar. Yo nunca había probado un postre de este estilo, pensaba que con la piña iba a tener un toque bastante ácido, pero resultó ser bastante rico, aunque tengo que aclarar que no es un guiso o postre típico del país.
(Si se pudiera resumir este verano hasta ahora, sería posible utilizar esta palabra: ¡comida!)
Noche de burritos
Como he dicho, mucha de la gente piensa que el tex mex o lugares como Taco Bell reflejan lo que es la verdadera gastronomía mexicana y eso es algo completamente falso. Así que decidí llevar en mi maleta (escribí un poco de ello el Día 0) salsa roja que picaba sólo un poco y frijoles refritos porque aquí no son comunes y yo no los sé hacer.
(Estos dos productos mexicanos que decidí llevar nos salvaron la noche y ayudaron mucho al sabor de los burritos.)
En la casa había unas tortillas de harina de la marca “María” y había sobrado un poco de pollo. Lo que se nos ocurrió a Alex y a mí fue preparar unos burritos lo más mexicano posible, aunque eso es muy fácil de hacer en cualquier país. Agarramos la tortilla de harina, le pusimos los frijoles refritos que llevé, desmenuzamos un poco de pollo y le pusimos queso amarillo. Lo calentamos un poco en el sartén hasta que se derritiera para finalmente agregarle la lechuga, el aguacate y la salsa, que sin duda le dio un toque muy especial.
(Estas tortillas se compraron en República Dominicana, pero no son de "trigo" o si lo son, más bien saben a harina, pero como sea te sacan de un apuro.)
(¡Nos quedaron buenísimos!)
A todos les gustó mucho el toque que le dio la salsa roja, porque aquí no hay muchas opciones de salsa en el supermercado. Lo lindo de viajar no sólo es que te compartan un cachito de su país, también es compartir un poco del tuyo.
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