Primer día: Rumbo a Santiago
¡¡Hola a todos!! En esta publicación os voy a comenzar a contar mi primer viaje sola, de Mendoza a Chile: Santiago-Valparaíso-Viña del Mar-Concón, es decir, al otro lado de la cordillera de Los Andes.
Comienzo con mi primer día:
Autobús Mendoza-Santiago
Realmente Mendoza y Santiago de Chile están cerquita pero los separa la cordillera de Los Andes por su punto más alto (donde se encuentra el Aconcagua, de los puntos más altos del planeta), lo cual dificulta la conexión entre ambas ciudades, pero esto no es un problema ya que las empresas de autobuses funcionan perfectamente.
Aut. Andesmar
Esta fue la compañía que yo elegí para viajar por la cordillera ya que es la más económica que encontré.
Los vuelos Mendoza-Santiago suelen ser muy caros (unos cien o doscientos euros) por eso mejor ir en autobús, no se hace muy pesado con el bonito paisaje:
¿Viajar de noche o de día?
Yo al principio estuve buscando autobuses nocturnos para comenzar el día en Santiago y así aprovechar mejor, pero como no encontré para el día que yo me quería ir pues lo tuve que coger que saliera por la mañana. Había uno a las seis de la madrugada, era el más barato (900 pesos, unos 18 euros), pero es una hora muy mala porque la estación de autobuses de Mendoza no se encuentra en buena zona, es peligrosa, así que cogí el de las nueve de la mañana, ¡y fue la mejor opción! Ya que el camino es por la montaña y el paisaje es precioso, me enamoró, estaban todas las montañas nevadas ya que aquí está llegando el invierno (estamos a mayo), fue un espectáculo. Me alegro mucho de haber hecho el trayecto diurno, a pesar de las siete horas de camino (9-16h). El único inconveniente es que la diferencia de temperatura de dentro y fuera del autobús hizo que se empañaran los cristales muchísimo y no nos dejaba disfrutar tranquilos del paisaje, eso sí, elegí el mejor sitio del autobús, en el piso de arriba en la parte delantera, donde había mejor panorámica del paisaje.
Soy una persona que normalmente le afecta los viajes largos en autobús y se me olvidó tomar biodramina, a pesar de ello y de viajar por carretera de montaña, no sufrí mareos en ningún momento del viaje, es un camino muy llevadero.
El paisaje fue realmente bonito, recorrimos trayectos al lado del río Mendoza, que llevaba un agua azul que no había visto antes en este río. También pasamos por antiguas vías de tren, que aunque ya no exista, aún siguen quedando restos del antiguo camino y túneles por la montaña por donde pasaba.
Peaje y Aduana
En Chile hay peajes por todas partes, por eso lo más conveniente es viajar en autobús.
Y bueno, la aduana es un mundo en Chile. Yo ya entré por Santiago cuando llegué a Sudamérica y me hicieron hacer mil cosas pues es muy importante que cuando entres en el país declares los productos que lleves de origen animal y vegetal, te hacen rellenar un papel y al principio es un poco lío, no me quiero imaginar para alguien que no entienda el idioma.
En este caso, todos nos tuvimos que bajar del autobús e ir presentando los pasaportes y después entregar el papel para declarar o no alimentos y pasar todas las maletas y mochilas por un control como si fuese un aeropuerto. No nos demoramos más de media hora, pero sé de compañeros que han llegado a estar mucho más tiempo parados en la aduana. Por lo general no hay que preocuparse, no suelen poner problemas nunca ni quitarle nada a nadie, siemplemente revisan y te dejan pasar, como para parecer un país que lleva un control súper estricto (aunque en el fondo no es así, es algo que dicen todos los chilenos).
El túnel gigante
En el camino pasamos por varios túneles, pero destacó uno, el más largo, justo antes de llegar a la frontera con Chile, son preciosas las vistas a la salida de ese túnel:
Periódico que estaba en la aduana.
Llegada a Santiago
El camino fue espectacular, muy ameno, además nos dieron aperitivos durante el trayecto, muy buen trato, lo peor fue la última hora, donde ya el paisaje era más aburrido, estaba cansada y tenía más ganas de llegar. La única parada que hicimos en siete horas fue la de la aduana. Cuando llegué no me lo creía. Puse rumbo al hostel que había reservado: Chile lindo. Había una media hora desde la estación, pero caminando por una de las calles principales de la ciudad por lo que decidí darme un paseíto y fue terrible.
Avenida Alameda
Ese era el nombre de la calle por la que seguramente tengas que transitar si llegas a Santiago en autobús.
Se trata de una calle enorme con muchísima gente (hasta el punto de que cuesta caminar, es incómodo) en la que básicamente hay negocios de mil tipos, consumismo, y sobre todo muchísima gente (extranjeros) vendiendo cosas en la calle, pero de una manera masiva, fue horrible, aunque ya sabía que de esta ciudad no podía esperar mucho, las capitales de latino América son caóticas.
La contaminación en Santiago
Santiago se encuentra en una parte hundida rodeada de montañas lo cual hace que toda la contaminación que se produce no se ventile y la ciudad queda cubierta de un manto blanco que es pura contaminación, fue de lo primero que vi en cuanto llegué hace dos meses al aeropuerto de Santiago, mucha neblina que no sabía bien lo que era, y efectivamente era contaminación.
Chile Lindo hostel
Ese fue mi alojamiento en la capital chilena, fue de lo más barato que encontré (unos ocho euros), había varios con ese precio, pero de los que había, elegí este por la ubicación, no muy lejana a los principales sitios de interés.
La habitación es muy bonita, aunque es compartida con 8 personas más. Está todo muy limpio y me pude dar una buena ducha de agua caliente al llegar después de que atardeciera.
Es muy tranquilo, las zonas comunes (cocina, living y patios) también lo son, y además incluye el desayuno que fue perfecto, muy completo y rico. Fue una muy buena opción. Además conocí a un chico Israelí que me acompañó en mi visita por la ciudad, es lo bueno de los hostels, son ideales cuando viajas sola, conoces gente muy fácilmente y se crea muy buena onda.
Parque de la quinta normal
Antes de que terminara el día decidimos dar un paseo por la zona, era un barrio tranquilo y normal cerca de uno de los principales parques de la ciudad así que fuímos a pasear por allí. Lo que más nos llamó la atención de este parque es que era muy grande pero estaba todo vallado y solo tenía una puertita pequeña donde había varios guardas de seguridad. Es una ciudad que aunque peligrosa, intenta ser lo más segura posible.
Dentro del parque había una fuente y un lago donde había barcas a pedales pero cuando llegamos (que era ya tarde) no estaban funcionando. También justo al lado del parque había tres mueseos diferentes.
Y ese fue mi primer día: viaje por la cordillera de Los Andes, llegada a Santiago y visita por el barrio en el que estaba mi alojamiento.
Galería de fotos
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