Visita a San Marino

Buenas a todos y a todas, después de unos días de ajetreo burocrático (que ya os contaré más adelante) vuelvo a escribir para contaros mi último viaje.

Hace dos semanas tuve el placer de visitar San Marino, y es curioso, porque aunque vivo muy cerca, pensé que nunca iría a verlo. Y para que veáis las vueltas que da la vida, al final me encontré con la posibilidad de ir gratis y acepté sin dudar ni un segundo.

Erróneamente pensaba que, a pesar de ser un país independiente de Italia, se encontraba en la región de Le Marche, y no, está en Emilia Romagna. El idioma que hablan en San Marino es el italiano y usan el euro como moneda, al ser un país asociado con la Unión Europea (aunque hay que remarcar que este no está dentro de la UE).

Nada más traspasar el frontera, te das cuenta de que no ocupa más que el radio de una ciudad (alrededor de unos 61 km cuadrados de superficie, según https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-37727005 ) y que allí se maneja mucho dinero. Ves cochazos por todas partes y tiendas con productos de lujo más baratos de lo normal, como; por ejemplo; el tabaco, los perfumes, algunos alimentos y armas.

Lo de las armas nos dejó a todos los españoles que íbamos, un poco tocados. Nos chocó muchísimo ver, al menos siete u ocho tiendas por todo el casco antiguo cuyos escaparates estaban repletos de escopetas, rifles, cuchillos y un sinfín de armamento que te ponía realmente los pelos de punta.

Dejando un poco esto de lado, lo que más me gustó fueron las maravillosas vistas que había desde lo alto del casco antiguo. Podías ver tanto el maravilloso mar Adriático, como las laderas del monte Titano. Nosotros subimos con el bus, pero hay un teleférico que te lleva hasta la cima, lo siento desconozco el precio…

¿Donde cómer?

Paseamos un poquito por la ciudad y cuando el hambre apretó, nos paramos a comer en un restaurante llamado “Nido del Falco” situado en la cima de la montaña y con unas vistas espectaculares. Yo pagué como unos 8 euros por una pizza margarita y una coca cola, lo cual no está mal para los precios que suele haber en San Marino.

¿Qué ver?

La verdad es que es una ciudad muy bonita y entrañable, que no me esperaba que me fuese a gustar tanto. Cuando ya nos íbamos a ir, callejeando por la ciudad, descubrimos la preciosa Basílica de San Marino, de corte griego y como tengo la manía de entrar pues allá que fui, quedándome realmente sorprendida por su sencillez y austeridad.

Espero que os haya gustado este pequeño resumen de mi visita a la república de San Marino. ! Nos vemos pronto ¡

*Os dejo una muy curiosa que hice mientras iba en el bus,es una bomba de la segunda guerra mundial que calló en San Marino tras un bombardeo.

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